Octava de Pascua Celestino I; Bta.
Pierina Morosini;
Bto. Ceferino
Agostini
Oficio propio
He 2,14.22-33 /Sal
15 / Mt 28,8-15
PALABRA:
Mateo 28,8-15
En aquel tiempo, las mujeres se marcharon a toda prisa del sepulcro; impresionadas y llenas de alegría, corrieron a anunciarlo a los discípulos. De pronto, Jesús les salió al encuentro y les dijo: «Alegraos». Ellas se acercaron, se postraron ante él y le abrazaron los pies. Jesús les dijo: «No tengáis miedo: id a comunicar a mis hermanos que vayan a Galilea; allí me verán». Mientras las mujeres iban de camino, algunos de la guardia fueron a la ciudad y comunicaron a los sumos sacerdotes todo lo ocurrido. Ellos, reunidos con los ancianos, llegaron a un acuerdo y dieron a los soldados una fuerte suma, encargándoles: «Decid que sus discípulos fueron de noche y robaron el cuerpo mientras vosotros dormíais. Y si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos lo ganaremos y os sacaremos de apuros». Ellos tomaron el dinero y obraron conforme a las instrucciones. Y esta historia se ha ido difundiendo entre los judíos hasta hoy.
«Alegraos»
«Alegraos», dice el Señor a las mujeres cuando se marchan del sepulcro. La alegría es una de las claves. ¡Cómo van transformándose aquellos apóstoles cuando van constatando la presencia del Señor en medio de ellos! Nuestra fe se basa en el testimonio de aquellos discípulos. ¡Cristo ha resucitado! ¡Cristo vive! Todas las apariciones se van convirtiendo en manantiales de alegría, de gozo. Los cristianos somos testigos de la resurrección. Y, por tanto, testigos alegres, renovados, con una vida que resplandece y contagia optimismo, esperanza, alegría. La presencia del Señor es garantía de una vida feliz. Y, muchas veces, nos empeñamos en presentar solo la cruz, sin ofrecer al mismo tiempo el triunfo sobre todas las cruces de la tierra.
Señor, danos esa alegría que se transparenta en nuestros semblantes cargados de sonrisas; en nuestras manos dispuestas para el abrazo; en nuestros pasos seguros porque caminamos de tu mano; en nuestro corazón lleno de Ti, siempre.