domingo, 9 de agosto de 2015

PALABRA Y VIDA: DOMINGO 09/08/2015




Teresa Benedicta
de la Cruz; Fermo
y Rústico; Cándida
María de Jesús;
Mariana Cope
de Molokai; Bto.
Florentino Asensio


3° del salterio
1Re 19,4-8 / Sa133
/ Ef 4,30-5,2/ Jn
6,41-51


                                   1Reyes 19,4-8

En aquellos días, Elías continuó por el desierto una 
jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: «¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!». Se echó bajo la retama y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!». Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo: «Levántate, come, 
que el camino es superior a tus fuerzas». Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.
domingo


                                          Salmo 33
Gustad y ved qué bueno es el Señor.

Efesios 4,30-5,2



Hermanos: No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.

Juan 6,41-51
En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado del cielo?». Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios". Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ese ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

¡Qué mensajes tan hermosos!
¡Cuántos y qué bellos los mensajes de este pasaje evangélico! Primero, Cristo es nuestro pan de vida; segundo, al recibirle «el hombre se convierte en Dios»; tercero, el camino para acercarse a Dios es el camino que Dios hizo para acercarse al hombre: humanizarse; cuarto, la comunión del Cuerpo de Cristo es alimento de vida, de resurrección, porque el que coma de este pan vivirá para siempre. Jesús anuncia la Eucaristía, su presencia real en medio de nosotros, ofreciéndose como el verdadero alimento que nos «diviniza», que nos da la verdadera vida. Lástima que algunos de aquellos que escucharon al Señor se alejaran de Él sin entenderle. Como puede ocurrir a muchos cristianos de hoy que se alejan de los sagrarios, sin encontrar un minuto para estar con Jesús, para alimentarse con su Cuerpo y con su Sangre.


Señor, danos tu pan de vida; aliméntanos con tu Cuerpo y con tu Sangre. Te prometemos visitarte en los sagrarios, estar contigo en diálogo entrañable y confiado, recibirte en la sagrada comunión, anticipar un buen puñado de resurrecciones urgentes en nuestras vidas.



BUENO ESPERO QUE DISFRUTEIS DE LA PALABRA DE HOY Y QUE PASEIS UN BUEN DOMINGO Y OS PROMETO QUE TENDREIS PRONTO LA RUTINA HABITUAL EN CUESTIÓN DE PUBLICACIONES SE REFIERE PERO ES QUE ANDAMOS DE REFORMAS JAJA......!!! CUIDAROS !!!



sábado, 8 de agosto de 2015

PALABRA Y VIDA: SABADO 08/08/2015






Sabado

Sto. Domingo de
Guzmán, m.o.
Altman; Ciriaco;
Juana de Aza



XVIII del T.O.
2° del salterio
Dt 6,4-13 /Sal 17/
Mt 17,14-20



                                  Mateo 17, 14-20

En aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre, que le dijo de rodillas: «Señor, ten compasión de mi hijo que lene epilepsia y le dan ataques: muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos, y no han sido capaces de curarlo». Jesús contestó: «¡Generación perversa e infiel! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo». Jesús increpó al demonio, y salió; en aquel momento se curó el niño. Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte: «¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?». Les contestó: «Por vuestra poca fe. Os aseguro que, si fuera vuestra fe como un grano de mostaza, le diríais a aquella montaña que viniera aquí, y vendría. Nada os sería imposible».



La grandeza de la fe

De nuevo, en esta escena, los sentimientos humanos. Aquel padre que pide con fuerza «compasión para su hijo enfermo». Jesús, escuchándole, cura al niño. Y a sus discípulos les ofrece una nueva lección para que comprendan la grandeza de la fe. ¡Cuántas y qué hermosas las definiciones que se nos ofrecen sobre la fe! «Tener fe no es solo creer en Dios, sino creer que Dios me ama», decía el Abbé Pierre. Y aquellas hermosas palabras de Benedicto XVI: «No son las ideologías las que salvan el mundo sino solo dirigir la mirada al Dios viviente, que es nuestro creador, el garante de nuestra libertad. ¿Qué puede salvarnos sino el amor?». Cuando la fe en Jesús es verdadera y fuerte derriba «las montañas» de las creencias raras y de las seguridades supersticiosas. «Nada os sería imposible», nos dice el Señor.



Señor, aumenta nuestra fe. Aumenta nuestro amor hacia Ti, nuestra escucha de tu Palabra, nuestra esperanza en tu gracia, en tus dones, en tu poder salvador de nuestras pequeñas o grandes derrotas, o muertes, o fracasos de todo tipo. No nos dejes caídos sobre el asfalto.






 
                                           

cultivarseescrecer Chanel