Mitos explicatorios del mundo natural:
Este Corpus constituye, por lo menos en parte, lo que pudiera llamarse la "ciencia" lucumí, o lo que la sustituye en su ausencia. Estas leyendas pretenden ofrecer "explicaciones" de algunos de los fenómenos naturales que más impresionaban a los descendientes de los yorubas en Cuba. Examinemos unos pocos.
1- Causa de la sucesión de los días y de las noches: Agallú (El Sol) y Nana Burukú (La Luna) siempre andaban peleando. Olodumare les preguntó: "¿Por qué disputáis siempre, si sois hermanos?" Ellos aportaron sus razones. El Sol dijo: "La Luna me enfría." La Luna dijo: "El Sol me quema." Olodumare decidió dividir las horas del día en dos grupos. Doce horas le otorgó al Sol y otras doce a la Luna, para que anduviesen separados y no peleasen más.
2- ¿Por qué envejecen los hombres?: Olorún no quería que sus criaturas muriesen y a propósito mandó al mundo recién creado un mensajero con un paquete de pieles flamantes para reemplazar las pieles gastadas. Cansado el mensajero de cargar con el bulto, se tendió en el campo y se quedó dormido. El majá se le acercó, abrió el paquete, curioseó el contenido y se robó las pieles que distribuyó entre los suyos. Por eso, mientras los hombres se arrugan y por fin se mueren, el majá desecha su piel cuando ésta envejece y se reviste de otra nueva, repleta de juventud y de vida.
3- Origen de la menstruación: Había un cazador dedicado a capturar palomas para que Olofín se tomara su sangre. Después de hacerlo. Dios le entregaba la masa de las aves al cazador para llevarla a su casa. El hecho de que las palomas llegaran siempre sin una gota de sangre provocó la curiosidad de la esposa del cazador, al extremo que un día decidió seguir a su marido para averiguar lo que pasaba. Olofín se presentó entonces y le dijo: "¡Así que abandonas tu casa para meterte en lo que no te importa! Pues como te interesa tanto la sangre verás manar la tuya todos los meses."
4- ¿Por qué son tan limpias las aguas del mar?: Mientras muchas otras aguas permanecen sucias, las del mar son limpias porque éste, en el momento debido, hizo el ebó que le ordenaron los orichas.
5- ¿Por qué el cangrejo no tiene.cabeza? Hubo una época en que tanto los seres humanos como los animales carecían de cabeza. El Cangrejo fue a ver a Olofín y le pidió cabeza para todo el mundo. Olofin contestó: "Lo veremos. Te dejaré saber." Cuando vino el aviso, el Cangrejo expresó que iría a avisarle a todo el mundo. Olofin le dijo que no lo hiciera: "Todo el mundo está enterado", insistió. Pero el Cangrejo, que por algo camina para atrás, se empeñó en comunicar a los demás animales la buena nueva, se alejó muchísimo del lugar del reparto y cuando llegó por fin a él, se encontró con que todas las cabezas estaban repartidas y, por desobediente, se había quedado sin la suya.
6- ¿Por qué las gallinas guineas están todas "pintadas"?: La razón es muy sencilla: las guineas se refugiaron én casa de Obatalá porque el gato las estaba persiguiendo; Obatalá en ese momento estaba lavándose la cara y con el jabón las salpicó, dándole ese aspecto jaspeado que las caracteriza.
7- ¿Por qué pica la gallina echada?: La gallina ponía sus huevos todos los días, convencida de que a los tres viernes sacaría sus pollos. Pero los demás animales gustaban mucho de los huevos y se los robaban con demasiada frecuencia. La gallina no podía defenderlos porque tenía la vista muy mala. Un día fue a ver a Orula y le explicó su problema. Orula le ordenó: "Haz ebó." La gallina obedeció, recobró la vista y, desde entonces, al que se atreve a acercarse a sus huevos, le clava el pico sin remedio.
8- ¿Por qué es el gallo el rey de las "mujeres"?: Hay muchas variantes de este patakí. Según una muy citada en las libretas, el gallo (Akukó) deseaba tener varias mujeres y por eso se dirigió a la tierra, donde éstas abundaban. En ese momento asolaba al planeta una tremenda sequía. Por el camino Akukó se encontró con Echú, quien le preguntó a dónde iba. El gallo que sabía como se las gastaba Echú, le informó al revés: "Voy a una tierra donde llueve mucho, para parar tanta agua como allá está cayendo." Y se fue. "¿Parar el agua? Aquí quien maneja el agua soy yo. Ahora va a diluviar en la tierra a donde va el gallo?" Abrió la llave del agua y sobre la tierra reseca comenzó a caer una lluvia vivificante. Por haberle ganado a Echú, el gallo obtuvo lo que pedía: se convirtió en el rey de las "mujeres", es decir, de un número infinito de gallinas.
Mitos antropogónicos:
Un patakí, muy poco sincretizado (y que constituye probablemente la versión del mito más aceptada por los adeptos a la Regla de Ocha) explica cómo Olodumare le confió a Obatalá la confección de la especie humana y éste fabricó a los hombres igual que un escultor talla o modela sus figuras. Una vez terminados, estos cuerpos se movían, andaban maquinalmente, casi inconscientes o insensibles, sin entendimiento. Olodumare les insufló alma y puso en sus cabezas una parcela de su divinidad. Una segunda versión asegura que Olorún fué asistido en esa obra por Oduduwa (el principio femenino, madre de la nación Yoruba) y por un hermano de ésta llamado Ibaibo. Este último modeló la cabeza, que en el primer momento poseía un solo ojo y luego los dos. Cuando Olodumare le sopló su aliento y echó a andar el corazón del ser humano, le dijo a Oduduwa: "Ahí queda mi criatura." Una tercera variante añade que otro hermano de Obatalá llamado Obalufún, dueño de la Palabra, fue quien le puso al hombre en la lengua el don del habla.
Algunas de las variedades del mito creacionista muestran en Cuba un evidente carácter sincrético. Bajo la vigorosa influencia del dogma católico convierten a Olodumare, Olorún y Olofi en algo muy parecido a las tres personas de la Santísima Trinidad: una suerte de "Trinidad" lucumí capaz de dialogar consigo misma, después de terminada la creación del mundo y de todos sus pobladores, menos el hombre. -¿Me quedó bien?, pregunta entonces Olodumare, el Supremo Hacedor (que aparentemente funciona como la Primera Persona). -Sí, hiciste algo bien hecho, contestan las otras dos. -¿Falta algo más por hacer? -Hay grandes y hermosos animales y muchas plantas, pero no se ve el amo de todo lo creado... Inmediatamente se celebra un consejo "trinitario". Y puestas de acuerdo las tres personas divinas, toman un poco de barro y forman a su imagen y semejanza una criatura llamada Omó Obá Alié, a la cual Olodumare dota de inteligencia, Olorún de destreza y fortaleza físicas y Olofi de belleza. Entonces el que es "tres y uno a la vez" -así literalmente reza el patakí- le dice al primer hombre: "Ocupa la tierra. Desde hoy serás dueño y señor de todo lo que en ella existe. Como la nuestra, tu vida será eterna: nunca morirás. Y todos los demás seres de la creación tendrán que rendirte pleitesía." Y así sucedió... Este ciclo de leyendas es muy rico en variedades y en él se mezclan los empeños cosmogónicos y antropogónicos con las interpretaciones de carácter sexual. Por ejemplo, en un patakí se considera al universo como una güira integrada por dos jicaras: en la de arriba reside Obatalá, macho; en la de abajo Oduduwa, hembra; entre ambos vagan los egungún, los muertos. Sin embargo, como ya vimos, en Cuba muchas veces se considera a Oduduwa como un oricha macho. La importancia del principio femenino en la creación del mundo se evidencia en el hecho de que la tradición suele mencionar al respecto a Oduduwa, a la par de Obatalá. Un patakí sostiene que Obatalá, ya en camino para realizar la tarea creadora que Olodumare le había encomendado, sintió una gran sed y como sólo había vino de palma, tomó en demasía hasta emborracharse y caer en un hondo sopor. Oduduwa fue a buscario por orden de Olodumare y, al verlo ebrio, procedió a realizar la tarea que le correspondía, creando la tierra sólida, el hombre y el lugar sagrado de los Yorubas y de la santería cubana: Ilé-Ifé.
Mitos de enseñanza ética: Otros mitos axiogónicos más específicos condenan los vicios, errores y pecados del hombre ofreciendo modelos ejemplares de conducta humana. El sistema ético que de esta mitología se desprende es tan vigoroso, elevado y comprensivo como el de las religiones occidentales. Específicamente se reprueban los que pudieran considerarse como "pecados capitales" de la religión lucumí, es decir: la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la mentira, la pereza,la indiscreción, etc. Tómese el caso de la envidia, por ejemplo.
El camaleón odiaba al perro porque mientras éste tenía muchos colores distintos él estaba condenado. a lucir uno solo. Un día fue a hacerse registro con Orula a quien le dijo: "¿Por qué no he de ser yo multicolor como es el perro? Odio a ese animal. Dame una cosa para que tan sólo con mirarla pueda yo ejercer dominio absoluto sobre él." El oricha comprendió que el camaleón se consumía de envidia y por eso lo condenó a no tener color propio y distinto sino a tomar el del árbol en que se trepara. En un bello patakí titulado "El Algodón y los Pájaros-, sobre el mismo pecado capital; se relata lo siguiente: Los pájaros se reunieron para acabar con Oú, el Algodón. -¿Por qué ha de ser blanco como la masa de coco? ¿Por qué ha de ser de Oú la capa de Obatalá, el oricha que.creó a los hombres por orden de Olódùmare? Volaron los pájaros hasta la Luna, en medio de la noche. Y la Luna les dijo:' -Yo mandaré mucha agua y mucho frío y acabaré con él. Y fueron a donde estaba el Sol, en medio del día. Y el Sol les dijo: -Yo mandaré mucha candela y con mis rayos lo quemaré. Después encontraron al Viento, que sopla desde los cuatro puntos de la tierra. Y el Viento les dijo: • -Yo soplaré con fuerza y le tumbaré las hojas y los retoños que son sus hijitos. Por fin buscaron a la Lombriz, que vive en los túneles del suelo. Y la Lombriz les dijo: -Yo entraré en la tierra y le barrenaré sus raíces. Y morirá. -- Los pájaros regresaron muy contentos, aleteando y chillando: -Y nosotros nos comeremos las hojas y los hijos. ¡Ese será el final del Algodón! ' . Y empezaron unos tiempos muy malos pára el pobre Oú. Primero, el Diluvio: agua y más agua helada que todo lo pudría. Luego la Sequía:.fuego y más fuego, que todo lo quemaba. Y luego el Ventarrón: ráfagas tras ráfagas que todo 1o arrancaba. Y luego, la Lombriz: mordida tras mordida que todo lo gastaba. Moribundo casi, el Algodón imploró el favor de Obatálá. Y Obatalá le dijo: .-Ve con. Orula y haz lo que él te diga. - .
Oú fue con Orula y le contó sus penas: -La Luna me mata de frío. El Sol me sofoca. El Viento me destruye los hijos. La Lombriz se come mis raíces. Estoy a punto de morir. ¿Con qué se hará luego la capa de Obatalá, blanca como leche de coco? Y Orula respondió: -Haz ebó. Haz sacrificio con dos palomas rojas como el fuego y dos palomas blancas como la nieve. Yo te bendigo: "¡Lototi achú to!" Y entonces Obatalá intervino: -Desde hoy el pájaro que venga a comerse los hijos de Oú, quedará ciego. Y así sucedió: vinieron los pájaros, metieron su pico en el Algodón y perdieron ahí mismo la vista. Alzaron sus voces al cielo: -¡Ay, ay que todo está negro! ¡El día se ha vuelto noche! Y Orula les contestó: -¡Castigo divino! Eso les pasa por roñosos, por tenerle tirria a lo Perfecto... Los pájaros volaron hacia el bosque. El algodón sigue brillando en la capa de Obatalá. En un mito, de tono casi bíblico, pues recuerda el caso de José en el Génesis judaico, Adima -el más pequeño de tres hermanos- era odiado por los otros dos, Achamá y Arumá, con gangrenosa pasión fratricida porque era más inteligente que ellos y todo lo que hacía le salía bien. Un día iban los tres por un camino. Los dos mayores para deshacerse del más chico lo echaron en un pozo que habían encontrado. Achamá dijo: "Ahora no lo veremos más." Pero poco después vino Yemayá, la Virgen de Regla, a sacar agua del pozo, tiró un cubo y sacó a Adima que se había agarrado de la soga. "¿Cómo fuiste a parar ahí?, preguntó Yemayá. "Fueron mis dos hermanos, pero yo los perdono", contestó el muchacho. Y salió corriendo hasta dar con Achamá y Arumá. Estos le preguntaron: "¿Quién te sacó?" Y Adima les dijo: "Una señora muy prieta." Entonces el mayor le dijo al segundo: "Ahora lo matamos, lo picamos, lo enterramos en un hoyo y luego lo tapamos. A ver quien lo va a salvar ahora." Así lo hicieron. Pero vino Ochún, la Virgen de la Caridad, y se puso a buscar al pequeño, encontró donde lo habían enterrado, escarbó, sacó sus restos y los pegó pedazo por pedazo. El resucitado Adima, contestando la pregunta de Ochún, dijo: "Fueron mis hermanos, pero yo los perdono." En ese momento llegó Obatalá, quien enterado del asunto dijo: "Eso es demasiado." Y ordenó el castigo de los envidiosos fratricidas expulsándolos al bosque para que se los comieran las fieras.
Los reyes, acostumbrados a mandar, constituyen excelentes ejemplos para combatir la soberbia. Según un patakí: "Había un rey tan orgulloso que no hablaba con nadie del pueblo ni siquiera permitía que el pueblo se mezclara con sus sirvientes. Tenía una hija que siempre estaba enferma, siendo inútiles los
esfuerzos de los curanderos de la corte para aliviarla. El Rey mandó a buscar a Orula, pero el oricha le mandó a decir que fuera a verlo él. El Rey, encolerizado, se negó. 'Yo soy el Rey. ¿Qué se habrá creído ese Orula?' Pero la niña empeoraba y, por fin, el Rey decidió ir. Al entrar en la casa de Orula tropezó en la puerta, la corona se le cayó y fue rodando por una cuesta. El pueblo la cogió y la escondió. El Rey para recuperar el símbolo de su autoridad tuvo que ir preguntando humildemente de puerta en puerta. Cuando encontró la corona echó de ver que el orgullo de nada le había servido. Y la princesa entonces se curó." En otro relato se habla de los tres hijos de Ifá que estaban en competencia con Orula. Un buen día comenzaron a gritar en la plaza: "Nosotros podemos hacer lo mismo que hace Orula. Somos tan sabios como él." Echú, que estaba ahí, le contó lo sucedido a Orula, quien hizo ebó con una cabeza de chivo, tres clavos y un martillo, que puso al pie de un árbol. Los tres hijos de Ifá, caminando por el bosque, llegaron frente al árbol. Y comenzaron a jactarse de sus poderes. "Yo soy capaz de cortarme la cabeza y volvérmela luego a poner sobre los hombros", dijo uno. "Y yo también", dijo otro. "Y yo lo mismo", agregó el tercero. El primero, yendo del dicho al hecho, se arrancó su cabeza y la tiró para arriba. Lo mismo hicieron los otros dos. Lo que ellos no sabian era que Echú, antes de ellos llegar, se había subido al árbol. Y cuando los hijos de Ifá lanzaban al aire sus cabezas, Echú las cogía y las colocaba en lo más alto del palo. Y así los tres jactanciosos las perdieron para siempre. Un mito, muy conocido como cuento también en Europa y en América, condena la avaricia: "Cierto perro salió un día al matadero y se robó una gandinga. Cuando se la llevaba, al cruzar un río vio su reflejo en las aguas. Como le pareció la presa mucho más grande que la que llevaba en la boca, soltó la buena para coger la falsa, quedándose sin nada por avaricioso." Según otro patakí, Icá era un hombre que padecía del vicio de la codicia. Un día, en tiempos de una gran hambruna, estaba sentado en una enorme pila de maíz que le pertenecía cuando se le acercó un ratón para pedirle unos granitos. Icá se los negó. Y lo mismo hizo con otros animales que solicitaron su ayuda. Hasta que llegó Echú, quien como castigo, echó a Icá de su pila, regó los granos por el suelo y llamó a los otros animales para que se repartieran el maíz. La ira es considerada como oü-o pecado capital por esta mitología. Así, por ejemplo, indignado Olofi por el violento trato que muchas gentes daban a sus hijos, se apoderó de todos los niños, se los llevó para el cielo y cerró las llaves de agua en la tierra para que los iracundos no tuvieran qué beber. De acuerdo con otro patakí Orula tenía un puesto de viandas en la plaza. La gente le compraba pero no le pagaba. Un día, molesto, el oricha fue a cobrarte a todo el mundo armado de un machete. Su exagerada reacción provocó un escándalo enorme en
el pueblo. Y, contra lo que esperaba, tampoco pudo cobrar. Más tarde, consultando con su Ángel de la Guardia, hizo ebó y marchó tranquilo a la plaza. Viendo que había mucha escasez de algunas mercancías, se las consiguió y, como sólo él las tenía, sus deudores comenzaron a pagarle lo que le debían para luego surtirse de lo que necesitaban. Todo en santa paz y armonía, porque más vale maña que fuerza. También se combate por los mismos medios la mentira, el hurto, el adulterio. Vamos a ofrecer una muestra de cada caso. Por ser muy mentiroso se castiga en un patakí al hijo del rey, condenándolo a la pobreza y al desprecio. En otro se ataca conjuntamente el robo y la calumnia: el hurón se roba una gallina y ladinamente coloca las plumas en el patio del gato, tratando de comprometerlo a pesar de hacerse pasar por su íntimo amigo, pero al fin la verdad sale a relucir y el hurón, puesto al descubierto, tiene que huir al bosque. El tercero dice así: "Esto sucedió en el tiempo en que no se enterraban los cadáveres. Los muertos se amortajaban y eran depositados al pie de la ceiba. Sucedió que Mofa tenía su señora y ésta decía que lo quería mucho, que él era todo para ella en la vida. Pero no era cierto: ella tenía otro hombre y por él hasta a su hijo descuidaba. Cuando esa mujer se encontraba con su amante siempre le decía: Qué aburrida estoy de Mofa, daría cualquier cosa por salir de él!" A lo que el hombre contestó: -¿Quieres deshacerte de tu marido? Pues nada más fácil. Tú sabes lo que se hace aquí con los cadáveres. Bueno, pues tú te haces la muerta esta noche. Entonces te amarrarán y te pondrán junto a la ceiba. Yo iré por la madrugada y te llevaré para mi casa. Así lo hizo la mujer. Se fingió muerta. La amarraron y la pusieron en la ceiba, de donde el hombre se la llevó para su casa. Pasó el tiempo. Mofa lloraba la pérdida de su esposa. El amante de ésta tenía un puesto en la plaza, pero como le hacía falta plata se buscó otro trabajo y puso en su lugar a la mujer. Un día Mofa mandó a su hijo a comprar quimbombó en el mercado. Y ¡cuál no sería su asombro al ver que era su madre viva quien le despachaba! El muchacho la llamó: -¡Mamá! ¡Mamá! Pero ella, impasible, le contestó a su hijo: -Yo no soy tu madre. Déjame en paz. Vete por ahí. Al regresar a la casa el joven le contó lo sucedido a su padre, pero éste no lo creyó. Varias veces después el muchacho volvió a la plaza y al regresar a la casa insistía con su padre: -Ella está viva. Es mi mamá... Por fin Mofa fue al mercado, reconoció a su esposa, la agarró para llevársela y cuando ella hizo resistencia, gritando y pateando, la gente acudió a ver lo que pasaba. Mofa les explicó: -Es mi mujer que me ha dejado por otro hombre... Y la gente, muy indignada, sentenció: -La adúltera merece un gran castigo. Mofa lo pensó por unos instantes y al fin dijo: -Sí, hay que castigarla. Pero ella es muy traicionera. Vamos a abrir un hoyo bien hondo y en él la enterraremos viva. De ese modo pagará su crimen. El pueblo aceptó la sugerencia. Y la llevaron a cabo. Porque en ese pueblo no se acostumbraba a que una mujer traicionase a su marido.
Estos han sido varios ejemplos conocidos casi por la mayoria de abures e iniciados y es por lo que concluyo de que toda respuesta siempre te la refleja sino un patakie, un propio odú y que antes de empeñarse tanto en aprender las cuatro reglas básicas como para dar inicio a tus tareas religiosas,hay que masticar bien y comprender lo que se tiene entre manos para poder beneficiar a las personas que acudan a usted, buscando el como resolver sus situaciones.
Esto ha sido todo en cuanto a la parte moral de un religioso se refiere, esperando que lo hayan entendido y si algo no les quedó claro o desean comentar u opinar, pueden usar el apartado a los comentarios o bien escribirme a través de la cuenta de google.
Que pasen un excelente día y hasta la próxima publicación pues aún quedan varios temas más, relacionados con el tema de la parte moral y buen comportamiento nuestro para que nos ayude al cuidado interno de nuestro orí y nuestro eledá para que nos sea siempre de utilidad hacía los demás y a la vez evitar situaciones de ofos,iñas,arayes etc etc ..
Mitos sobre el valor de lo religioso:
Los patakíes más numerosos son aquellos que, de una forma u otra, se refieren a la importancia decisiva de lo religioso en la vida de los individuos y de la comunidad. Estado y religión están íntimamente vinculados. Y en los momentos críticos, por ejemplo en caso de conflicto bélico, la segunda es el fundamento para la preservación del primero. Según un mito, los lucumícs fueron a la guerra con los congos. Idebe fue llamado para dirigirla. Lo primero que hizo fue trasladarse a la casa de Orula y pedirle consejo y éste le mandó que antes de pelear hiciera ebó con tres tambores y tres botellas de otí (aguardiente) y luego se pusiera a la cabeza del ejército lucumí tocando los tambores. Así lo hizo. Los congos, a quienes gustaba mucho el baile, al oir la música en seguida comenzaron a danzar. Idebe los invitó a tomar aguardiente, los emborrachó, los cansó y los congos fueron vencidos. (Entre paréntesis, esa lucha entre lucumíes y congos es un reflejo en el corpus mitológico de la competencia que siempre ha existido y existe en Cuba y en el exilio entre la Regla de Ocha y la de Palo Monte o Mayombe.) Abundan extraordinariamente los patakíes que se refieren al castigo que reciben los impíos, las personas que ignoran la voz de los orichas y se niegan a hacer ebó cuando se les manda. Pudiéramos citar literalmente centenares de ellos. Bastará con un par: Olofi quiso celebrar una fiesta. Para hacerlo necesitaba muchos pescados. Orula había advertido a los peces que hicieran ebó para protegerse. Los peces chicos no obedecieron. Sólo el pez más grande lo hizo con un tablero que se le pegó en la cabeza. Cando Olofi puso el jamo para atrapar los peces, todos los chicos cayeron dentro, mientras que el mayor no pudo entrar porque el tablero que llevaba adherido era demasiado grande. Y de ese modo se salvó. En otro mito, lal vez el más dramático de la serie, un babalao alzó la bandera roja de Changó casi a la misma altura de la bandera del Rey. Cuando éste, encolerizado, le preguntó por qué lo había hecho, el babalao contestó: "Dios me manda a adivinar." "Pues adivina", dijo el Rey. Y el babalao sentenció: "En lo material el reino marcha bien, pero hay un gran vacío espiritual. Hay una gran sombra que oprime el alma de todo el reino... O se le da paso a la espiritualidad o el castigo vendrá, implacable." La cólera enrojeció el rostro de Su Majestad, pues nunca nadie se había atrevido a hablarle de ese modo: "¿Castigarme a Mí? Yo soy quien porta la corona aquí. Llévense a este hombre y ejecútenlo mañana." El Rey tenía una hija muy consentida, al extremo que andaba sola a todas horas del día y de la noche. Pasó por la prisión, vio al babalao preso envuelto en su gran capa roja, y le dijo: "¡ Que capa tan bonita! ¿Me la das?" "Aquí la tienes -dijo el babalao-. Tómala. A mi me ejecutan por la mañana." La muchacha se llevó la magnífica prenda. Y con ella puesta salió de la prisión. Los guardias, confundidos, creyendo que era el babalao que se escapaba, la mataron. Al levantarse el Rey empezó a buscar a su hija queridísima, que no aparecía por todo el palacio. "¿Donde está mi niña linda?" Al enterarse de lo sucedido se desplomó, abrumado por el dolor. El pueblo, entonces demandó justicia. El Rey, con el alma destrozada, sacó al babalao de la cárcel. Admitiendo su error, reconoció "la realidad de la adivinación". Y autorizó a que se alzase la bandera de Changó a la misma altura que la bandera del reino.
Mitos axiogónicos: Los valores fundamentales de la ética religiosa, el Bien y el Mal, desempeñan sin lugar a dudas un papel clave en la mitología lucumí. También en este caso contamos con versiones sumamente sincretizadas, donde la influencia judeocristiana es muy fuerte y con otras, más "ortodoxas", más apegadas a los orígenes africanos. Pertenece al primer tipo aquella que se refiere a la rebelión del primer hombre (Omó Obá Alié) contra Dios. Orgulloso de su poderío. Omó comenzó a pensar: "Olodumare gobierna el Cielo, pero aquí en la Tierra el Dios soy yo." Cuando el Ser Supremo escuchó estas palabras preguntó: -¿Quien habla así en el mundo? A lo que Omó respondió: -Averigúalo tú. -¿Quien es ese insolente?, volvió a indagar Dios. -Bueno, soy yo. Y... ¿qué pasa? Entonces Dios llamó a la centella (Oyá Kariempcmbe) y ésta descargó toda su furia sobre- la tierra, con desastrosas consecuencias. Se encendieron los bosques. Hierbas, árboles, animales: todo se quemó.El hombre,al queOlodumare había otorgado, como vimos, la inmortalidad, sufrió graves quemaduras pero no pereció. Enfurecido y siempre rebelde se escondió en la profundidad de la tierra. Y allí vive todavía con el nombre de Olosi, que aun hoy a.veces sale a pelear contra el Ser Supremo, buscando hombres que le sigan en su maléfica actividad. Según este patakí Olodumare se compadeció con el tiempo de la desolada situación de la tierra y, tras otro consejo "trinitario", la revivificó y repobló. Al llegar a la re-creación del hombre, el "Uno-Trino" decidió hacer otro igual en todo al primero, excepto que ahora sería mortal. "Que tenga cuerpo como el anterior -proclamó Olodumare- pero ahora tú, Olofi, habitarás en su alma: el cuerpo un día perecerá pero tu espíritu vivirá eternamente. Se llamará Sekume y tendrá una mujer nombrada Mbonwe." Sekume y Mbonwe tuvieron tres hijos, de los cuales desciende todo el género humano. ' La otra variedad de la leyenda constituye una de las piezas más hermosas de la mitología universal. Mercedes Crós Sandoval la ha recogido en su obra La Religión Afrocubana? Según ella, al principio el hombre vivía en un paraíso terrenal. Es cierto que existía la muerte. Pero ésta llegaba sin dolor. Las enfermedades y las desgracias eran desconocidas. El hombre envejecía dulcemente. Después de una larga vida, la ancianidad no producía impedimentos físicos sino un profundo deseo de inmovilidad y silencio. Al fin se cerraban los ojos y una dulcísima negrura se apoderaba de todo. En ese edén todo era de todos y. por tanto, no hacía falta ni existía el gobierno. El cielo y la tierra estaban unidos. El mar dormía en calma, sin huracanes que lo enfureciesen. No había brujas, ni plantas venenosas, ni animales ponzoñosos, ni miseria, ni dolor. El ratón era amigo del gato y los escorpiones producían gotas de miel. Era idéntica a la de la paloma el alma de la hiena. Y la fealdad no llegó sino más tarde cuando advino el tiempo de los sufrimientos. Un mal día la tierra se rebeló contra el cielo (o lo que es lo mismo: el hombre se rebeló contra Dios). "Yo soy la base de todo. Sin mi soporte el cielo se desplomaría. Todo sale de mí y a mí vuelve. El cielo debería hacerme moforibale." Así gritaba la tierra en su arrogancia. Hasta que Olorún decidió castigar esa soberbia haciendo que el cielo se alejara, severo, amenazante, en el espacio. Lo que sobrevino fue una tremenda catástrofe. Una densa tiniebla lo invadió todo. El luto de la noche trajo la tristeza, el miedo, la angustia. Y al día siguiente la palabra se había tomado absurda, ininteligible, incapaz de expresar los nuevos sentimientos del hombre. Como si todo esto fuera poco, Olodumare derramó sobre la tierra un fuego blanco y una ardiente ventolera, que todo lo achicharraban. El agua, fundamento de la vida, se ausentó de la tierra. Los árboles, ios animales y los seres humanos morían en masa. La felicidad se había ocultado en los oscuros pliegues de la memoria. El sol implacable secaba cuanto veía. Todo se tornaba polvo inerte. Los hombres que sobrevivieron a esas plagas eran ya puros esqueletos. Sólo un árbol quedaba en pie, fuerte y lozano: Iroko, la ceiba siempre reverente de la divinidad, cuyas raíces se hundían en las entrañas de la tierra y cuyas ramas se extendían hasta lo más profundo de las intimidades del cielo. Iroko sufría al contemplar la. crisis de la gran armonía universal y trató en la medida de sus fuerzas de prestar ayuda." Hacia ella huyeron los muertos a encontrar refugio y los vivos a protegerse -sedientos, resecos- de los rayos del sol. Iroko les confiaba el secreto que residía en sus raíces y así los hombres conocieron la enormidad de su ofensa, se humillaron ante Olorún y se purificaron a los pies de su protectora. Entonces se consuma el primer sacrificio y se buscan mensajeros para hacerlo llegar al dios implacable. El tomeguín, el pitirre y el cernícalo fracasan, uno tras otro, en ese intento. Entonces Ara-Kolé, el Aura Tiñosa, devoradora de cadáveres, se presta para realizar la empresa y volando incansable y serenamenie durante días y noches sin cuento llegó por fin al otro lado del infinito. Una vez cruzada esa orilla voló todavía más lejos, depositando las ofrendas y suplicando clemencia ante los poderes supremos: "Cielo -dijo-: los hijos de la tierra le piden perdón. Saben que son tus esclavos. Desde lo más hondo de sus corazones imploran misericordia. Sálvalos, Señor."
Según la libreta de santero de donde la doctora Cros Sandoval obtuvo este maravilloso mito, el cielo -después de oir esto- volvió sus ojos hacia la tierra, contemplándola en la desnudez de su muerte. Y al ver que lo reverenciaban fervorosamente, aceptó las ofrendas y otorgó su perdón. Entonces las aguas se precipitaron desde el abismo en enormes cascadas sobre los polvos sedientos: un verdadero diluvio que estuvo a punto de ahogar a Ara-Kole en su viaje de regreso. Cuando parecía que un nuevo desastre castigaba a la tierra, las aguas se recogieron en un gran lago. De ese modo Iroko salvó a las criaturas terrestres. La tierra bebió, calmó su sed, comenzó a engendrar de nuevo, a cubrir su amarilla desnudez con un verdor novísimo. Todo se renovó. Pero el ser humano ya nunca volvió a conocer la felicidad de su era paradisíaca. El cielo (léase Olodumare), se cansó de las ingratitudes del mundo que había creado y no le prestó, desde ese momento, mucha atención, afecto ni cuidado, sumiéndose en hondísima indiferencia ante las cosas del hombre. Y bien se sabe -termina por decir la libreta cómo ha sido la vida desde aquel entonces... Este mito es riquísimo en sugerencias. Lo fundamental en él es, desde luego, la explicación del origen del mal en el mundo y sus consecuencias para la condición humana. Pero a ese costado se agregan otros que aparecen en diversos sistemas mitológicos y religiosos. Ya hemos apuntado la referencia a la Santísima Trinidad. Además, encontramos alusiones a la rebelión del mundo contra Dios, al disfrute y luego la pérdida del paraíso terrenal, ai diluvio universal, a la compasión última del Creador por su criatura, a la descendencia de toda la especie humana a partir de los tres hijos de un ser originario (el Noé del Antiguo Testamento, por ejemplo), a la confusión de las lenguas en una suerte de Torre de Babel, etc. Algunos de estos elementos pueden haberse tomado en forma más o menos pura del cristianismo, pero hay otros que poseen una raíz obviamente africana. Una muestra muy clara de esta última es la repetidísima historia de la Gran Sequía, del fuego devorador que convierte al mundo en un desierto (realidad geofísica frecuentísima en el África de ayer y de hoy). Además la presencia del tomeguín, el pitirre, el cernícalo, etc. indica la influencia criolla. La mitología lucumí se renueva sin cesar, como puede comprobarse comparando algunas de las versiones que circulan en la santería del exilio norteamericano con las de Cuba y con sus fuentes originarias del continente africano.
PRECEPTOS DEL OMO ODÚ iKÁ-FU
ÌKÁ OFÚN - ÌKÁ FUNFUN
II II
I I
II II
I II
Ení da ile á bá ilé lo
Aquel que viole la confianza mutua sufrirá graves consecuencias
A d'ifá fun ágbáágbá mérindínlógun
Fue lo profetizado por Ifá para los 16 ilustres ancestros
Wón nrelé Ife wón nlo réé toró ógbó
Los 16 ilustres ancestros andaban por la ciudad de Ilé Ifé preguntando
Awón lé gbó awon lé tó bí Olódumaré ti rán Won ni wón dá Ifá sí
¿Viviremos tanto tiempo como lo expreso Olódumaré? Era la interrogante que ellos le hacían a Ifá
Wón ní wón á gbó, Wón á tó sùgbón kí wón pa ikiló mó
Ellos habían llegado a la madurez. ellos eran educados pero luchaban por ser los primeros en saber
Ifá ní;
Ifá dijo:
1 wón ni kí wón ma fi esùrú pe esùrú
El (Ifá) avisó no llamar esùrú por esùrú (esùrú puede ser el nombre de una persona, o un tubérculo-especie de ñame).
2. wón ni kí wón ma fi esùrú pe esùrú
El (Ifá) aviso no llamar esùrú por esùrú (esùrú es el nombre de una cuenta sagrada).
3. wón ní kí wón ma fi odíde pe òòdé
El (Ifá) aviso no llamar al loro—odíde por inurciélago—óódé.
4. wón ni kí wón ma fi ewé irókó pe ewé Oriro
El (Ifá) aviso no decir que las hojas de irókó son hojas de Oriro.
5. wón ní ki wón ma fi áimówè bá wón dé odó
El (Ifá) aviso no quieran nadar sino conocen el río.
6. wón ni kí wón ma fi áilòkó bá wón ké háin-háin
El (Ifá) aviso no sean orgullosos y no sean egocéntricos.
7. wón ní kí wón ma gba oná ébúrú wo lé Akálá
El (Ifá) aviso no entren jamás a la casa de Akàlá con malas intenciones o falsedades.
8. wón ní kí wón ma fi ikóóde nu idí
El (Ifá) aviso no usen las plumas sagradas como papel higiénico para limpiar su ano.
9. wón ní kí wón ma su sí epo
El (Ifá) aviso no defequen sobre el aceite de palma.
10. wón ní kí wón ma tò sí àfó
El (Ifá) aviso no orinen donde se fabrica àfó el aceite de palma
11. wón ní ki Wón ma gba ópá l'ówó afójú
El (Ifá) aviso no tiren el bastón de un ciego.
12. wón ní kí wón ma gba ópá 1'ówó ógbó
El (Ifá) aviso no tiren el bastón de un anciano.
13. wón ní kí wón ma gba obinrin ógbóni
El (Ifá) aviso no se involucren sentimentalmente con las esposas de un noble-poderoso.
14. Wón ní kí wón ma gba obinrin óré
El (Ifá) aviso no se involucren sentimentalmente con la esposa de un amigo.
15. Wón ni kí wón ma s 'óró imulé 1'éhin
El (Ifá) aviso no hablen de más.
16. wón ní kí wón ma sán-án ibánté awó
El (Ifá) aviso no se involucren sentimentalmente con la esposa de un Babaláwo.
Wón dé lè ayé tán ohun tí wón ni kí wón má sé wón nsè
Cuando llegaron los 16 ilustres ancestros a sus respectivas tierras, hicieron todas las cosas que se les aconsejaron no hacer Wón wá béré síí kú
Entonces empezaron a morir uno por uno
Wón fi igbe ta, wón ní Órunmilla npa wón
Comenzaron a llorar y a decir que Orùnmillá era un asesino
Orúnnmillá ni óun kó l'óún npa wón
Orùnmillá dijo que no era él quien estaba matando a los ancianos Orúnmillá ní áipa ikiló mó o wón lò npa wón
Orùnmillá dijo que ellos estaban muriendo porque habían quebrantado las leyes de Ifá
Agbá re d'owo re.
La habilidad de comportarte propiamente, ser una persona recta. y obedecer las leyes. es tú responsabilidad
Agbá mi d'owó mi.
La habilidad de comportarme propiamente. ser una persona recta. y obedecer las leyes. es mi responsabilidad
Agbá kií wí fún ni télè kí ó tó kan ni
El liderazgo no es predecible, es decir. el papel de liderazgo viene algún día inesperadamente
Conclusión:
Un gran número de personas andan por la vida sin un rumbo positivo, y por esto recurren a buscar los consejos de Ifá. Este era el caso de los 16 ilustres ancestros, que buscaron cobrar por medio de Ifá. la promesa hecha por 0lódumaré que les otorgaba una larga vida.
De esta forma Ifá advirtió:
1. No digan lo que no saben — no encubrir la verdad.
2. No realizar ceremonias sagradas cuya liturgia se desconozca (revela que no se deben confundir las cuentas sagradas).
3. No engañar a las personas y no crear confusión entre ellas (cambiando la pluma del loro por la del murciélago).
4. No conduzcan a las personas hacia una vida falsa, no ser engañosos (mostrando la hoja de irókó y diciendo que es la hoja de oriró).
5. No quieras ser lo que en realidad no eres, es decir, no aparentar sabiduría cuando se carece de ella (no quieras nadar si no conoces el río).
6. No ser orgullosos y egocéntricos, ser humildes y modestos
7. No busquen el consejo de Ifá con malas intenciones y falsedades. no ser falsos (Ákàlá es un título usado para referirse a Orúnmillá).
8. No romper. cambiar o revelar las ceremonias sagradas haciendo mal uso de ellas, es decir, no romper los pactos y juramentos.
9. No usar los objetos sagrados con las impurezas de los hombres, es decir, mantener limpios y puros los objetos sagrados. Estar purificados de cuerpo y alma para realizar ceremonias sagradas.
10. Busquen las ceremonias sagradas únicamente para objetivos positivos, los templos deben ser lugares puros, donde la suciedad del carácter humano debe ser lavada.
11. No ser irrespetuosos o inferiorizar a los que tienen mayor dificultad de asimilar conocimientos, ayúdelos. No abusar de los más débiles.
12. No ser irrespetuosos con los ancianos, la sabiduría esta con ellos. por lo tanto debemos aprender de su experiencia por la vida. Respetar siempre a los mayores.
13. No faltar a las líneas de conducta morales. No cometer adulterio.
14. Nunca traicionar la confianza de su semejante. No traicionar.
15. Nunca revelar secretos que le han sido confiados, hablar poco y solamente lo necesario demuestra sabiduría
16. Respetar a los que poseen cargos de responsabilidad mayor. Un Babaláwo es un sacerdote, por lo tanto, se les debe un gran respeto. Ser honorables y respetables.