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domingo, 28 de febrero de 2016

MUNDO MÍSTICO YORUBA: LOS HIJOS DE OSHA



Los Hijos de Osha.

Todos los asentados en Regla de Osha, es decir, los que han pasado por las pruebas de iniciación, que les eleva a la categoría de omo-orisha, hijos, elegidos de Ocha e iyawos (esposas) sus sacerdotes y sacerdotisas, tienen dos nombres: el español que recibieron en la fuente bautismal del catolicismo, y el africano que les da el orisha o la nganga, diyinga,"fundamentos que ha reclamado su cabeza y que bajo ningún concepto conviene divulgar.
En Regla, luego de muchos años de desarrollo espiritual con el orisha sobre la cabeza, asentado, el iyawo comienza a bajar sobre su cuerpo su deidad, entra en trance, en estado de posesión.
Este fenómeno tan viejo cómo la humanidad, conocido en todos los tiempos y por todos los pueblos, ocurre incesantemente en nuestros sacerdotes; consiste en que un espíritu de Eggún o deidad, tome posesión del cuerpo de un sujeto y actúe y se comporte como si fuese su dueño verdadero.
De ahí que la persona que es objeto de la intromisión habitual de un orisha, se le llame "caballo" ó cabeza de orisha. Yimbí, kombofalo, nganga, gombe, gándo, perro, vasallo, criado o cabeza de ngangá, le llaman en Regla Conga a los que pasan por el mismo trance.




El orisha, o el fumbi de los mayomberos, desaloja -valga la expresión-, reemplaza al yo del caballo. Empleando las mismas palabras que los negros: "el orisha baja para montar su caballo...", se mete dentro de éste, y ese hombre o esa mujer poseídos por su orisha, ya no es quién era, sino el mismo orisha en su cuerpo. Tiene montado al orisha.
El ego y la hipocresía de un individuo a quién lo montó el orisha, es sacado, arrojado por éste fuera de su cuerpo, queda anulado y sustituido por la fuerza, vitalidad, humildad, sabiduría de la deidad.
La persona ya no es ni Pedro, ni Juana, ni María..., es Yemayá o Xangó, es Mpungu Choya Wéngue, Inkita o Dibúdde. Prueba del fenómeno es, y la más convincente que, el caballo, pierde por entero su conciencia de su personalidad habitual.



Se dice: "le robaron la cabeza..." El orisha, cuando no se provoca su descenso, baja o corona espontáneamente, sorprende al caballo (se advierte una lucha, cierta resistencia que cesa de pronto), entra en él, lo monta, y al marcharse, el caballo queda ignorante de cuanto ha sucedido en su interior y en su entorno.
Pasado el trance no sabe lo que ha dicho, ni lo que ha hecho, a menos que se le diga, cosa poco aconsejable...
A quién le baja el orisha, nunca sabe en que momento le entró, ni en que momento se irá. !! No se recuerda absolutamente nada!!! Les queda un poco vacía la cabeza por un lapso de corto tiempo, y vuelven en sí con mucha sed y mucha hambre.
Al principio, cuando comienza a montarlos su orisha, se les oculta para no asustarlos, ya que esto reprime el sano desarrollo ritual de un iyawó en una sesión de Regla.
Muchos temen también a que el novato enloquezca, pero: ¿cómo un orisha o Eggún va a trastornarle su ori al omo...? ¡Bah...! Visiones de los santeros modernos...
Los viejos Babalawos no nos lo decían, y no por asustarnos, ni porque si el omo que sabía que la deidad lo montaba se volvía loco. i Nada de eso

iPuro cuento...! No nos lo decían para que no fingiéramos, para que no hiciéramos "fiasco". Nada mejor que un omó que lo ignore todo y se deje llevar por la energía de su orisha.
En el estado de trance total es cuando mejor ser llevan a cabo las sanaciones del alma, las armonizaciones del cuerpo y de la mente de los afectados por un yari-yarí, por un hechizo o una brujería.
iEl orisha es quién cura la enfermedad y no uno...! Cuando el iyawo tiene montada su deidad, hace cosas verdaderamente increíbles, fenomenales, que en estado normal de su materia, de su mente, de su estado de conciencia, jamás podría llegar a realizar.


Algunas historias entre nuestros negros nos lo confirman... Cierta vez, cuando descendió un Oggún Areré, lamió el tumor a una anciana que no podía
caminar.
Una joven iyawó no lo-sóportó y vomitó inmediatamente. Al poco tiempo la anciana no podía explicar el "cómo" de la cicatrización de la llaga
supurosa y maloliente, putrefacta, y su pronta recuperación. El Oggún, literalmente "le chupó todo..." en otra ocasión descendió Eshú Ayerú sobre un hijo de Eleggua, se limitó en un rincón, y sin molestar a nadie, a romper vasos y comerse los vidrios. Otros, en demostración de fe, se clavaban agujas gruesas en distintas zonas del cuerpo. iNinguna herida sangraba...! un diminuto Babalocha, hijo de Ochossi, el cazador, levantaba por los aires el doble de su peso, mientras giraba con las personas al ritmo de los batá (tambores). Cuestiones que sólo un omó en estado de trance auténtico puede llegar a hacer a través de las manifestaciones de su deidad.



Pero hay medios de prevenirse contra la posesión: el más corriente, apretarse fuertemente la cintura; fajarse con un género del color del orisha a que se pertenezca; refrescar el collar eleké con omiero (maceración de hierbas de monte) que, como distintivo de cada orisha, y como protección, suelen llevar encima siempre los fieles y aleyos; también uno puede atarse con grama o con una tira de paja de maíz el dedo medio del pié, cómo se hace en Palo Mayombe; apartarse a tiempo de cuanto pueda atraer particularmente al orisha de su devoción, como algunos cantos y toques de tambor .
Buen cuidado tienen algunos de salirse de la habitación en que el tambor repica y rompe el coro cantando en honor a su eleddá (ángel de la guarda) tutelar de su orisha.



Es asombrosa la/facilidad con que nuestros negros "caen en trance" con su orisha. Nada más lógico que el espiritismo, multiplicando sus centros por todas partes, con miles y miles de adeptos y de médium.
Esto no supone debilitamiento por la fe del orisha, ni abandono de los cultos de raíz africana: "el espiritismo en muchas partes del mundo marcha a la par de Ocha...", estrechamente unidos, a pesar de sus pretensiones de espiritualidad.
Por ejemplo podemos citar muchas Umbandas Egguandas y Mayombes, que bien se mezclan con espíritus de distintas densidades, así cómo también, con santos católicos y entidades de origen amerindio.



El sincretismo y el eggún juegan un papel preponderante en todas ellas. Muchos iyawos ahora tienen "espíritu-espiritual", y se consideran médium africanistas.
Así lo dice una Iyalochá que trabaja por lo espiritual y por quién se manifiesta, alternando con Cachita (Mamá Caché, la virgen de la Caridad de Cobre, el espíritu de un esclavo ngangá), Ochá o Palo Monte. ¿Qué, no viene a ser lo mismo...? i Espíritu na más! ¿No se cae igual con Orisha que con muerto, con Eggún...? En religión todo es cosa de vivos y muertos. Los ikús se volvieron santos. Santos y espíritus son visitas diarias en las casas de nuestros negros.






En África, lo mismo hablan los muertos. Eso no es nuevo. Se habla con Ochún u Obatala, lo mismo que con nuestros descendientes muertos o padrinos; y gracias a la increíble abundancia de médium, las almas de los difuntos pueden abandonar con exagerada frecuencia el espacio, para venir a conversar con los parientes y los amigos, fumar tabaco, la vitola que en la vida les gustaba, dar su opinión sobre los acontecimientos de la actualidad e intervenir, oficiosos, en todos los asuntos; entregar conocimientos rituales y litúrgicos; dar charlas cortas sobre filosofía de vida; ser partícipes directos desde el más allá en todo lo que suceda en Regla. Por tal motivo, jamás se perderá la tradición, ni la lengua, ni el ifá y sus oddunes, mientras que desde el más allá nos vengan a visitar nuestros antepasados santeros, apadrinando así el legado...





















Esta extrema facilidad de caer en trance al menor estímulo, puede achacarse a la predisposición sugestiva, congénita en la mayoría, a su sicología pueril, a su temperamento impresionable, o tal vez, a su imperiosa necesidad ritual innata de demostrar algo a alguien...; también a su vieja tradición religiosa, a su creencia verdaderamente inquebrantable en la experiencia de los espíritus, que les impulsa a aceptar sin vacilar la realidad de sus manifestaciones, tan naturales, del mundo sobrenatural; de un más allá para ellos tangible y evidente hasta la saciedad.
Cualquier estado normal psíquico supone para el negro, la injerencia de algún espíritu extraño o de un orisha que penetra en la persona y toma el lugar del yo, o se entremete, en ocasiones, sin desplazarlo eternamente.



Entonces la deidad en esta ocasión, no hace perder el total del conocimiento o de la conciencia del médium, pues se lo encosta: "dice lo que tiene que decir sin que el caballo se de cuenta de ello, aunque mas o menos sepa lo que está sucediendo..." Es lo que también se llama "tener o estar el orisha en guardia".
A un omó le ha bajado su orisha, y al retirarse, declara que se queda en guardia durante unos días... El sujeto se halla perfectamente consciente y en su estado normal; pero de pronto dice cosas muy grandes, sin saber lo que dice, ni porqué las dice. Es el orisha que le quedó de guardia, quién se pone a hablar o tercia en la conversación.















Para retirar o sacar al orisha, se sienta el caballo en una silla, cubriéndole la espalda con un paño blanco; se le sopla en los oídos, y se le dicen al orisha unas pocas palabras en su lengua, y luego se llama al médium fuertemente por su nombre de pila, para que vuelva a entrar su espíritu. Esto claro, cuando el médium es novato. También se le acuesta en una estera boca abajo, y en esa posición se le despide o retira, de acuerdo al orisha que lo montó.
Según el orisha, en especial los ochabi (hijos de Obatala), se le coloca un paño blanco en su cabeza, y con ambas manos entrelazadas a las suyas, y tras un tirón suave pero firme, se procede a despegar la deidad; esto es muy usado cuando asistentes a una sesión de Regla,novatos, queda asolapada, o encostada, o radiada con el orisha.
Antaño los orishas no se retiraban en las fiestas de Regla o en el lugar en que se manifestaban. Volvían a sus templos a darle cuenta de sus actos a la madrina o padrino del caballo. Este se marchaba descalzo, como estaba, a casa de su madrina, y allí recobraba el conocimiento después que el orisha saludaba su fundamento y a ésta.
Si era un babalochá o una iyá, se iba igualmente montado a su propio ilé.


Aún hoy no es raro encontrar a algún santero (de los hechos por los viejos Babalawo) que observe el mismo comportamiento, y éste advierte cuando van a despedirlo que, sigue con su hijo y se retira él solo.
Convulsiones de las que suelen provocar los parásitos, tan frecuentes, alteraciones del sistema nervioso, cualquier forma de locura o de histerismo, el menos desarreglo, se atribuye a la,intromisión de una deidad o posesión; a un fumbi o katikemba, al ánima de un muerto o eggún, que a veces, mandado por un brujo o sin que nadie lo mande, se apodera o se instala junto a un sujeto, se les pega por mero capricho, por enojo o simpatía. 


Es muy común entre los no creyentes, el apegamiento o encostamiento de los quiumbas, y llevárselo así colgado a todos lados, inclusive a su casa o área de trabajo, ocasionándole miles de traspié en su vida mundana.


"El muerto trastorna mucho...." ; el espíritu retrasado u oscurecido perturba y hasta puede enloquecer al que agarra.
Así, el hijo del orisha, el caballo, es un medio directo de comunicación entre las divinidades y los hombres. En las casa de Regla, cuyas puertas los días de fiesta deben abrirse de par en par a todo el que quiera participar de ellas, en cierto modo, los caballos
realizan aún la misma función social que en una colectividad primitiva.


Valiéndose de su omó o médium, los muertos de los antepasados yoruba hablan a través de éste con toda su autoridad divina: es interrogado, responde a las cuestiones que le someten, da el consejo que se le pide, o bien, aconseja espontáneamente, amenaza con un pikuti (pellizco, castigo) a los que andan mamboleando o se conducen mal. Los orishas toman carta en todos los asuntos de sus hijos, aconsejándoles el mejor y más ordenado camino a seguir en la sociedad en que viven.
Se solicita su protección divina y paternal. Los fieles se dirigen a ellos Ilamándolos Papá y Mama, Pai y Mai, o Babami e Iyami, y éste despoja, purifica con su contacto, resbalando las manos por los brazos y a lo largo del cuerpo de los fieles; o les unge la cara con su sagrado y benéfico sudor; oprime su frente contra la del omó, pues el orisha, especialmente Xangó y Oggún lo distingue asestándole unos cabezazos; cargan y bailan sosteniendo los brazos del "hijo preferido", o llevándole sobre la espalda. A los niños los lanzan alborozadamente al aire. Y nada mejor que su demostración de generosidad y humildad, cuando pide dinero y luego lo reparte entre los fíeles que más lo necesitan, sin reservarse nada. Envía mensajes a los ausentes, órdenes o advertencias; evalúa una enfermedad, también la predicen y hasta aconsejan sobre que rama de la medicina deberá asistir a hacerse los controles al respecto; luego se alegran en compañía de sus hijos y protegidos, bailando con ellos sus danzas, a veces tan bellas cómo las de Ochun y Yemayá.
Así, no debe llamar la atención que sean invariablemente los viejos que bailan mejor, con un estilo más puro.













El omó con el orisha subido refleja las mismas características personales que la mitología atribuye al que lo posea o monta. El espíritu que se asienta y se tiene en la cabeza se le llama orí, también olorí, que es guardián y protector de su vida. Una mujer de voz delgada, por ejemplo, hablará recio, adoptará la imagen de guerrera, arrogante, peleadora, retadora, como lo es el caso de las Oyá, Yemayá, Yewá u Olosá, o aquellas cabezas de orisha hermafrodita o andrógino como lo es Obatala o Eleggua. Se da el caso de que Shangó posea hijas, y por tanto a ellas se las vestirá cómo su imagen, rojo, adornado con chagguoro (cascabeles), los bajos de unos pantalones bombachos o blúmeros, pues suele el orisha desgarrar o levantar las faldas de las iyawo, demostrando que él no es mujer y que las faldas le molestan.
Aquellas a quienes Shango monta, casi siempre se suben las enaguas a la cabeza y hacen gestos subversivos que sugieren la virilidad de la deidad yoruba, que tiene mucho empeño en dejar muy en claro, que él las tiene, y muy grandes: Ekuá etié mi Okko, algo que le falta a su caballo...


Antaño, en las casas de Regla, cada omó-orisha tenía para el momento del trance y de las danzas, el vestuario y la careta que le corresponde a la divinidad.
Pero trajes y careta eran costosos, y esta costumbre cayó en desuso forzadamente.
Así también han desaparecido las caretas con caracoles, y en los toques de fiesta conga (de tambor yuca, que en tiempos de los abuelos se llamaba (makutá) el bailarín con delantal de piel de venado o de gato de monte, cinto de cascabeles y campanillas, y collar de cencerros (gangarria).
Si un omó es serio, respetable, poco dado a las bromas, y de pronto toma a su Eleggua, éste lo monta, inmediatamente le transformará el carácter, hasta ser como él, bromista, desbocado, contando cuentos para que los presentes se rían. De lo que se abstendrá a tiempo el inadvertido es con la camorra porque Eleggua pensará que deliberadamente se burlan de él. Pero cómo es muy pícaro y juguetón, enseguida hará las pases con quién le hubiera enfrentado. Simplemente tomará sus genitales con ambas manos y hará un gesto de virilidad, haciendo entender al adversario que: "esto es pa ti..." A este orisha, el primero en cuyo honor se toca el tambor, es prudente despedirlo repicando apenas se manifiesta, o no dejarle pasar la puerta adentro. Hay muchos que suelen ponerse a hacer indecencias, aunque ya hoy en día se sabe de ellos y no se les da cabida, simplemente por su decoro...



También no conviene llamar la atención de Xangó cuando come, para no vernos en el compromiso de aceptar la comida que nos brindará de su mano, o el plátano que se le ofrenda, pues se corre el riesgo de que el orisha exija más tarde, con creces, el pago de aquél obsequio. !! No fuera que a cambio de un plátano pida mucho más!!  
 Xangó tiene la costumbre de derramar el quimbombó y la harina de maíz que tanto aficiona, para comerlo en el suelo y poner a los fieles en el grave aprieto de aceptar los puñados que entonces le ofrece.
Rechazar esta comida, revuelta y contaminada de basuras, sería un sacrilegio y les expondría a los efectos del resentimiento del orisha, que prueba de este modo la devoción de sus hijos y adoradores.


El abstinente poseído por Oggún se bebería de un golpe la botella de aguardiente, aunque teóricamente, en la fiesta de Ochá no se bebe alcohol; en la línea lucumí no se toma como entre los congos; Oggún sólo se llena la boca de aguardiente para rociar a la concurrencia como acto de purificación. Antes, jamás,
cuando el orisha bajaba, se le ofrecía ninguna bebida alcohólica de ninguna especie, pero los tiempos cambian y los orishas se adaptan a esos cambios.
Entonces en Regla es muy común usar el cheketé, un compuesto de naranja agria y de maíz, fermentado con azúcar de caña, tanto rubia cómo morena, disuelta en agua natural en una buena proporción, luego se le agregan frutas de estación en trozos. Su graduación no supera el 10% de alcohol, y en verano, es cuando más se prepara, resulta ser una bebida refrescante y gratificante. A este preparado ritual en sur América se le da el nombre de guarapo.
Si por "causalidad" un perro negro se adentra en la fiesta, y Oggún lo ve, inmediatamente se abrazará al animal para jugar o hacerle molestias. 



Con Yemayá sucederá que es capaz de comerse las cucarachas que anduvieran por la cocina del Ilé, y dirá: "...son mis chicharrones". En realidad lo son de todos los orishas, y en especial, sus mensajeras.
Babaluayé Ayamú, el orisha más venerado de la Regla, inmediatamente hace tomar a su omó el aspecto de un inválido minado por un mal deformante; retuerce sus piernas, engarrota sus manos, dobla su espalda.
Este orisha, dueño de las epidemias y las enfermedades, suele encontrárselo con sus atributos alimenticios en mano: un pan de una mazorca de maíz tostada.


En posesión de su omó realiza a veces actos repugnantes: limpia las llagas o heridas supurantes con su lengua, despoja el cuerpo lacrado con un pedazo de carne cruda que, posteriormente se la come.


Un Obatalá varón se estremecerá de pies a cabeza: será un viejecito inclinado, de andar vacilante, siempre trémulo Obbamoró o Aguiriñá.
Pero este viejo, tambien es, no obstante, un bravo guerrero que se yergue y baila fiero imitando los gestos del paladín que se bate briosamente. Allágguna baila con un machete.
Es autor de las disputas entre los pueblos, "el que enciende la candela...", es un tanto hampón, pues por un camino, en un período de su vida, fue olé (ladrón: olé fiti-fiti)
Entre las orishas de alto rango o "cabeza grande", Yemayá se distinguirá por sus aires majestuosos de reina. Yemayá ataramagwa sarabí Olokún. Señora de inmensas riquezas, es muy adusta y altanera; Yemayá Achabbá es la que mira fuerte y sólo escucha volviéndose de espaldas o inclinándose ligeramente de perfil. Varonil, arrebatada, es Yemayá Oggutté.
Según los caracteres que el orisha presenta al tomar posesión de sus elegidos o Eleggúns, según su comportamiento durante el trance, de acuerdo a lo que experimentaron los negros, estaremos en presencia directa de una deidad.
Cuando el carácter anormal o la naturaleza epiléptica de los trances se hace evidente, el negro cree firmemente que el orisha, el palo o el fumbi ha bajado. Es una divinidad, un espíritu, y no puede pensarse en otra cosa, la que actúa en el caballo.
Tampoco permite el orishá que nadie se burle de él. Las historias hablan que en tiempos de España, dos panchakáras o alabbwá, "cebollas" (mujeres de la vida), detuvieron su coche ante una casa de Regla de Ocha, y curioseando a través de la ventana de rejas se rieron de un negro que bailaba vestido de mamarracho, con un mameluco colorado. Al decir una de ellas: "ese moreno está loco...", las dos se arrebataron y entraron en el ilé como dos exhalaciones.
Se les había subido el orisha. Shangó las tomó, y no salieron de allí hasta que no las asentaron.
A un famoso babalocha le bajaba continuamente su Oggún Areré. Un vecino suyo, por burla, tuvo la mala ocurrencia de machacar vidrio y echarlo sin ser visto, en la cerveza que se le ofrece. Pero Oggún al apurar la jícara de aguardiente, le dijo antes al imprudente: "hijo yo bebe eso, ese otro yo (el médium) me lo va yeún (comer), y a migué no pasa nada..."
A la mañana siguiente el babalocha amaneció en perfecto estado de salud, pero aquél hombre se despertó vomitando sangre, y castigado por Oggún, murió desangrado en tres días...
También el orisha se conduce duramente con el creyente que se atreva a provocar su descenso.





No se fuerza a una deidad a bajar a la cabeza, a no ser que él lo reclame. Este hecho produce que jamás descienda el orishá en su omó, o bien que deban pasar muchos años y muchas pruebas antes de que se concilien nuevamente.
Todo un concepto de respeto mutuo, de responsabilidad y obligación.
El negro de la colonia, y desde luego el negro en contacto con los blancos de las clases altas, recataba las prácticas de su religión, aún cuando influía indirectamente en la del blanco, y convengamos que, a veces no distaba mucho el catolicismo de éste del fetichismo de su siervo.
Cuando celebraba sus ritos, "jugaba" juegos de su tierra, se divertía a la manera africana. Era en lo que respecta a sus creencias y a su culto, sumamente reservado. Así, de aquellas negras criollas secretamente aleccionadas por africanos u oriundas de África, asiduas también a las ceremonias y fiestas de la Iglesia, "calambucas" de rosario y libros de misa, si sabían leer, no perdonaban la misa del domingo, y obligaban a muchos otros negros a rezar el Padre Nuestro aunque se estuvieran desplomando de sueño, a besar el pan, el pan bendito de cada día que Dios le daba, y a persignarse siempre que se pasara frente a un templo católico.




De aquellas morenas tan devotas y buenas católicas, no hubieran podido sospechar ni remotamente muchos
señores, que eran las mismas que después de rezarle a la Virgen María, a Santa Bárbara o a la Candelaria, iban a derramar con redoblado fervor, las aguas maceradas de un omiero sobre las piedras sagradas y vivientes (otá) que, para ellas, representaban a estos
mismos santos de la Iglesia, pero con las exigencias, los nombres, la personalidad puramente africana de
Yemú, Shangó u Oyá. Así también muchos blancos estaban iniciados en la fe de sus esclavos y se encomendaban a los dioses africanos, como ocurría con harta frecuencia, siendo éstos aún más herméticos que el mismo negro. De esta manera nace el sincretismo simbólico entre culturas religiosas.










domingo, 26 de julio de 2015

MUNDO YORÚBA: CEREMONIA DEL ITUTO



COMO SE HACE EL ITUTO

AL SANTERO QUE MUERE
Ituto quiere decir desprendimiento, refrescar y elevar, y es lo último que se le hace al Santero en esta Tierra.
Se hace el Ituto para que el espíritu del Santero muerto o del iguaro que muere se vaya de esta Tierra sin ningún arrastre, se pueda elevar y llegue donde se halla Olodumare. De lo contrario, si no se hace el Ituto, ese espíritu no descansará nunca y estará expuesto a que cualquier mayurbero lo coja para meterlo dentro de una cazuela de brujo con lo que seguiría materializado en cosas de la Tierra. Al hacer el Ituto, se le desprende de lo único que le hicieron en la Tierra y que no se puede llevar con él, a saber, el Santo; porque todo esto es material. Cuando el Santero muere, el cuerpo muere pero el espíritu no, ni el Santo que le hicieron en la Tierra, por eso se hace el Ituto. Cuando se le está haciendo el oro al Santo durante la ceremonia del Ituto, se le dice que su hijo está Ocuo (muerto) para qué el Santo vea que su misión en la Tierra ya acabó y que todo lo demás es de los espíritus y de Dios.




CEREMONIA DEL ITUTO
1) Se colocan todos los Santos en el suelo. El Ozún se acuesta también en el suelo (es la única vez que se le acuesta).
2) A todas las personas de la casa se les ralla cascarilla.
3) Se tiende sobre el suelo un paño blanco ancho (como de yarda y media por yarda y media).
4) Encima del paño blanco se tiende uno negro (como de 3/4 de yarda).
5) Se recogen, debajo de la mata, 9 hojas de álamo; las hojas que se recolectan son las que estén boca abajo, éstas se ponen, boca abajo, dentro de la jícara grande.
6) Se agrega un pedazo de jabón prieto y uno de jabón blanco.
7) Dentro de la jícara también se pone pintura de la cabeza (los 4 colores que se usan y el orden en que se introducen es: blanco, rojo, azul y amarillo).
8) Carbón machacado y un poco de cenizas.
9) Un Iguaro va a la funeraria y con carbón machacado y algodón va donde está el difunto; embarra el algodón con carbón y borra en la cabeza del muerto el lugar en que le pintaron el Ozún el Día del Santo, restregándole bien esa parte. Hecha esta operación, se lleva ese algodón a la casa y se echa en una jícara. Es muy importante que se le borre eso al difunto; de lo contrario el resto de la ceremonia no sirve para nada. Si no se borra al difunto, éste se estará llevando al otro mundo algo que no trajo.
Todos estos ingredientes se van poniendo en el orden descrito dentro de la jícara; así como el peine, las tijeras, la navaja y el pelo que le raparon el día que hizo el Santo. Se coloca el mono del difunto y un poquito de la pintura del Ángel de la Guarda de la persona fallecida.
Después de que introduce, esto se agrega a la jícara los ingredientes para sazonarla y que van en el orden siguiente: el número de pimientas de guinea correspondientes al Ángel de la Guarda, pescado y jutía ahumados, corojo, miel, agua bendita, unos pedacitos de coro, melao, aguardiente, cascarilla y un pollo negro.




MÉTODO PARA HACER EL ITUTO
Se preparan 4 platos en el suelo y delante del paño, después de que se haya acabado de sazonar la jícara: uno con maíz tostado, pescado y jutía ahumados; otro con un estropajo de soga; otro con guano bendito, y el otro, con quimbombo seco. En este orden se ponen los platos y la jícara se coloca sobre los paños. El Oriate, con coco y agua, le da coco a los Santos (igual que el día que nacieron); esto se hace en el suelo y no en una estera, pues cuando ellos nacieron lo hicieron en el suelo, y por orden (empezando con Elegwuá y acabando con el Ángel de la Guarda de la persona muerta).
Manera de dar el coco: con el caracol puesto en el suelo, el Oriate empieza a mayurbar igual que el Día del Santo, pero en este caso le dirá al Santo que su hijo el difunto esta Ocuo (muerto).
Terminado de dar coco, el Oriate se embadurna bien las manos con cascarilla, coge el caracol en sus manos, vuelve a mayurbar, tira el caracol en el suelo y ve la letra que trae el caracol: si viene con 5, este Santo se queda con un familiar de sangre; si viene con 6, este Santo se queda con un familiar de sopera; si viene con cualquier otra letra, el Santo se va. Con la única letra que el Santo se queda es con 5 Oche 6 Obara; entonces, con el coco se le preguntará al Santo en el suelo con quién se queda. Al Santo que se va se le pone en su bolsita el caracol, y se le echa maíz tostado y pescado y jutía ahumados.
Se tienen preparadas dos bolsas grandes y según se va dando el coco, se saca de la sopera. Las piedras y herramientas se van poniendo en una de las bolsas y las soperas se van poniendo en orden en el suelo. Cuando ya se acaba de tirar todo, se prosigue al rompimiento de las soperas; esto se hace con la piedra de Oke, la piedra grande que vive dentro de Obatalá, empezando por la cazuela de Elegwuá.
El Oriate coge el Oke en la mano derecha y la sopera en la mano izquierda. Sobre los paños, donde esta la jícara preparada, se empieza a romper las soperas y se dejan caer unos pedacitos de éstas en la jícara. Mientras rompe todas las soperas se dirá este canto:
Oriate: OMO ALALOYA LEFI ADENU ACUFAO ACUFAO BOGBO ARA OUNU LALEFI ADENU ACUFA ADUFAO.
Coro: Repite
Este canto se entona hasta que se termina de romper todo. Incluyendo los collares del difunto y los 9 platos.
Mientras se está haciendo esto, tiene que haber al lado de los paños en el suelo una copa con agua, una vela encendida y un búcaro con flores blancas (preferiblemente, azucenas).
Cuando se termina de romper todos los Santos y los collares, se prosigue a romper con el muerto y esto se hace con los platos que están delante de la jícara.
Todas las personas que estén presentes y que no tengan nada que ver con el difunto, empezarán a limpiarse con los platos que están delante de la jícara (es decir, con el maíz tostado y el estropajo), y cuando se llega al guano bendito y al quimbombo se cogen, se vira de espaldas a la jícara y en la nuca se rompen en pedacitos primero el guano y después el quimbombo. Esto se hace a las personas que no son parientes del difunto. Los que son familiares de Santo y de sangre no rompen con él. Mientras las personas van rompiendo con el muerto, el Oriate seguirá entonando el mismo canto y con un pollo negro irá limpiando a todos los que estén en la casa. Cuando terminan de romper, el Oriate cogerá el pollo negro y dándole un caotazo sobre el suelo le echará también en la jícara.
Después, se selecciona a 9 Santeros que no tengan nada que ver con el difunto y a cada uno se le dará un plato blanco. Estas personas formarán un círculo alrededor de los paños y mientras el Oriate entone el canto del rompimiento ellas dejarán caer el plato con fuerza. Entre los que rompan los platos, los montadores se tienen que montar con el Santo. El Santo no viene a hablar, sino a llorar al difunto. Enseguida se le retira, llevándolo hacia pared de la casa, donde él pueda darle golpes a la pared, y luego se va.
Terminada esta operación, el Oriate tomará las puntas de los paños y hará un bulto en el suelo. Con la vela prendida, las flores y la copa con agua empezará el Oro al Muerto. Con el palo del muerto, que siempre ha estado al lado de las flores, se darán golpes en el suelo. El Oro siempre empieza con este canto:



AUMBA WA ORI AUMBA WA ORI AWA OFUN AWA OMA LERI
OMA LE JAWO BOGBO EGGUN EAEWE
El canto se repite 3 veces. Cuando se termina con el Oro al muerto se empieza con el de los Santos (igual al del día que la persona hizo Santo, comenzando por Elegwuá y terminado con el Ángel de la Guarda).
Una vez finalizado el Ángel de la Guarda, se le canta al muerto el repertorio del Oriate. Tiene que ser un repertorio bueno y conocer muchos cantos del muerto. Se cierra con el Aumba ova ori. Despues, el Oriate agarra 4 pedazos de coco y le da coco al bulto que está en el suelo; si dice que sí con una letra afirmativa, ahí se acaba la primera parte del Ituto. El bulto se manda a funeraria y allí, junto con las velas, las flores, la copa con agua y el palo del muerto, se pone debajo del ataúd y dirigido a la parte de la cabeza (con la tinaja del río que llevó al río cuando hizo su Santo y llena de agua).
En la funeraria se viste al difunto con el traje del Medio y su corona; si no tiene el traje, se vestirá de blanco.
Los Santos que se fueron se le ponen al difunto en el pecho, entre ambas manos. Los Santos que se quedaron pasan a ser responsabilidad de la persona con que se quedaron, quien debe quitarles las lágrimas; para esto se debe buscar un Oriate que sepa lo que está haciendo, gran conocedor del asunto.
Encima del ataúd del difunto se pondrá el rabo de Oyá, a fin de que toda persona que se acerque pueda limpiar la caja y después limpiarse con él.
Cuando en la noche venga el Oriate a hacer el Orún al cadáver, puede hacerlo con tambores Bata Ono. El método por seguir es éste: el Oriate tomará el palo del Eggún muerto, dará golpes en el suelo y empezará de nuevo el Oro. Los Santeros que se hallan delante de la caja van formando un círculo con el rabo de Oyá; cada uno irá bailando delante del ataúd y cuando se acerquen a éste lo limpiarán. Esto se hace rotativamente hasta que el Oriate termine con el Oro de los muertos y el de los Santos. Después, el Oriate entonará este canto:
CHON CHON BA MI EGGUN LA CHONCHON BA MI
En este momento, todos los presentes irán al ataúd y le darán golpes suaves.
Cuando todo el mundo haya ido a golpear la caja, el Oriate cantará: AUMBA WA ORI AUMBA WA ORI AWA OFUN AWA OMA LERI OMA LE JAWO BOGBO EGGUN CAEWE
Y con esto termina la unción del Ituto. Todos los restos de la sopera, así como las piedras y herramientas se mandan al río ese mismo día. El bulto con las flores y la vela se envía al cementerio y se coloca en la fosa donde el muerto será enterrado, en el lugar donde se pondrá la cabeza del difunto.
El día del entierro, cuándo estén sacando el ataúd de la funeraria o de la casa del Padrino, se agarrará la tinaja con el agua fresca que estaba debajo del ataúd y se romperá detrás del cadáver. Esto se hace para que con el agua fresca se marche el cuerpo limpio al otro mundo.




CEREMONIA POSTERIOR AL ITUTO
A los 9 días del Ituto se manda a dar una misa cantada en la iglesia para el difunto; deben asistir todos los ahijados y parientes de Santo.
En la casa se prepara un dasayuno opulento y una mesa bien bonita: con ramos de flores, y los platos y las copas del difunto.
Cuando los Iguaros terminan de comer, los platos se rompen encima de la mesa, con el mantel se hace un bulto y se manda al cementerio. Ahí termina la
ceremonia del difunto.
Si el difunto tuvo más de 6 ahijados de Santo en la Tierra, es deber de ellos hacerle las Honras, que es una ceremonia que se hace cuando han pasado tres meses de la muerte de la persona (véase el capítulo siguiente).




CARNERA AL MUERTO
Y HONRAS AL DIFUNTO PADRINO
La carnera al muerto es para mí una de las obras o eboses que más beneficios le puede dar o traer a la persona que lo está haciendo.
Esta ceremonia se realiza para quitarse alguna mala influencia, la muerte o un envío oscuro de muerto. También se efectúa para hacer una elevación al guía de uno, al cuadro espiritual de uno o al Padrino de uno. Llevar a cabo las honras, cualquiera que sea el motivo, siempre será de gran provecho para quien las da y para el difunto al que se le da.
Esto lo manda a hacer el Elegwuá con su caracol, cuando en un registro vengan en Elegwuá con Icu o fitiguo estos signos: (10-9) (10-6) (10-10). En estos signos el que habla es el muerto por boca de Elegwuá y la carnera se da enseguida, lo más rápido posible. Asimismo se da cuando se vayan a hacer las honras a algún Padrino de Santo.
Yo aconsejo que si el Santo manda a hacer las honras a algún Padrino, que las hagan entre todos los ahijados. El que hayan estado peleados con el Padrino en vida, no justifica que no participen en esta ceremonia que es de beneficio para todos en general, porque el muerto no comprende si se peleó o no en vida. Estamos hablando de la muerte y es un signo de atraso no participar, pues en esto de las horas los rencores se dejan a un lado. Con la muerte uno perdona y olvida todo. Si en vida no se cumple con las cosas de Ocha, hay que hacerlo en la muerte porque recuerden que algún día nos tocará, que nadie es eterno en esta Tierra y que todos tendremos que vernos un día con la Icu (muerte).




COMO DAR LA CARNERA AL MUERTO
Y LAS HONRAS DE EGGUN
Lista de las comidas que lleva la carnera para el muerto y las honras: Un ajiaco de viandas sin sal (ese ajiaco lleva una cabeza de puerco y todo tipo de viandas). 9 Olelel (es una especia de tamal que se hace con frijol de carita y la manera de hacerlo es la siguiente: se coge un paquete de frijol de carita y se pone a remojar un día; al día siguiente se pasa por la batidora y se hace una pasta espesa, se le echa la menor cantidad posible de agua; hecha la pasta, se le agrega un poco de harina de Castilla y 2 huevos; cuando está listo el sofrito, se le pone un poco de color con azafrán y no se le echa sal; con papel de aluminio se envuelve en forma de tamal y en agua hervida se cocina; recuerden que ninguna comida del muerto lleva sal). 9 Ecu aro (frijol de carita que se prepara igual que el Olele pero no se hace el sofrito y no lleva azafrán). 9 Eco (se prepara así: en una cazuela se pone un paquete de harina de maíz, un poco de manteca de cacao y un poquito de cascarilla; todo esto se pone al fuego y cuando está seco se envuelve en papel de aluminio en forma de tamal; debe hervir 10 minutos; el Olele y el Ecú aro deben hervir 15 minutos). 9 Oguidi (dos días antes de la carnera o de las honras se pone a remojar un paquete de harina de maíz finita en agua y un poco de vinagre y se deja ahí hasta que fermente; el día de la ceremonia se le vacía el líquido y se le echa un poco de agua fresca, azúcar prieta, pasas, canela y el jugo de un limón; esto se pone al fuego y cuando se seque se envuelve en papel de aluminio y se pone a hervir 10 minutos; cuando lo estén preparando no le pongan mucha agua para que cuando lo vayan a envolver no quede flojo sino más bien duro y crudo; éste es el dulce que más le gusta a Eggún).
Un arroz con pescado amarillo, sofrito y sin sal. Un arroz con camarones amarillos sofrito y sin sal. Un arroz con maíz tierno amarillo, sofrito y sin sal. Un arroz congri, sofrito y sin sal. Un arroz con ajonjolí blanco y sin sal. Unos dulces finos. Una jarra con flores de varios colores o con aquéllas que más le gustaban al difunto. Hay quien le pone 9 caldos, pero esto no es necesario. Tabaco, aguardiente, cascarilla y miel de abeja. Si son honras la que se van a hacer, en el cáñamo del vaono se le da una lechona, se recoge un poco de sangre en una jícara y también se pone en el hueco.
A todos estos ingredientes se les quita el papel de aluminio y se ponen en platos individuales; el ajiaco se pone en una palangana y las flores en un búcaro.
En el patio se hace una fosa, como si se fuera a enterrar a una persona, y a un lado de ésta se colocan todas las comidas y los dulces: el ajiaco y las flores se sitúan hacia la cabecera.
Si nada más se va a celebrar una carnera al muerto, con estos ingredientes la
realiza un grupo de personas allegadas al que le está dando; si se trata de honras, cambia un poco la ceremonia.
Siempre que se da una carnera es conveniente que se levanten las personas que sean espiritistas que se monten con el muerto, pues en la carnera es cuando el muerto se monta de verdad; en las honras, por lo regular, se monta el que es montador de Santo pero, como dije anteriormente, en esta ceremonia el Santo no habla sino que viene a llorar el muerto y se marcha enseguida.
El palo del muerto se pone en la cabecera de la fosa, dentro del hueco; esto se hace en el patio de una casa. De noche y con todo preparado, se coloca un pedacito de coco con 9 pimientas de guinea. Se coge la carnera, se le amarra la boca con soga (dentro se le pone un pedacito de coco seco) y se lleva hacia donde le están esperando. El que la va a dar y todos los presentes tocarán la cabeza de la carnera con la mano izquierda y luego se tocarán la frente. En este momento el Oriate entonará un canto; mientras, el que la va a dar sopla su contenido de coco y pimienta y se le presenta la carnera.
El canto es el siguiente:
EWEYE NANGARE ECHO DADORA EWEYE NANGARE ECHO DADORA ICU MILORO ICU MILORO ECHO DADORA
Antes de esto, el Oriate pintará con una cascarilla en el suelo, sobre una tablita que le pusieron delante del hueco, 9 rayitas larguitas; lo mismo hará con el palo de Eggún. Dará coco y empezará a mayurbar a todos los familiares muertos y antepasados de la persona que esté dando la carnera. Luego, lo dará al muerto al que se le esté dando la carnera. Si es ceremonia de carnera, se prosigue a dar la carnera: pero si es honra, se tiene que levantar una hija de Oyá y bailar la carnera, y todo el mundo se pondrá encima un gajo de paraíso. Lo mismo se hace el día del tambor, que se celebra al otro día de la carnera. En la honra, el tambor lo tiene que bailar la misma hija de Oyá que levantaron.
En la carnera y en las honras se puede montar lo mismo el muerto que el Santo pero, como dije anteriormente, no se queda a conversar nadie: la única que se queda hasta el final es Oyá, a quien le corresponde hacerlo hasta el final.
Cuando ya está dada la carnera, se da un gallo negro encima de ésta y dos palomas, si es honra lo que se está haciendo. El Oriate empieza con el Oro al muerto mientras está dando los animales. Después, el que está dando la carnera arroja dentro del hueco los contenidos de los platos, según el Oriate le vaya indicando. De acuerdo con el canto del Oriate, se van arrojando las cosas al hueco. Lo único que no se echa es el ajiaco, pues éste luego se pondrá encima. La fosa se tapa con las flores y las velas encendidas. El Oriate canta hasta que termine su repertorio. Antes de cerrar la fosa, se limpia a los presentes con cascarilla. Esto también lleva su canto y yo personalmente uso éste:
BOGBO AGUANILLE BOGBO AGUANILLE EMI EFUN ELODDUMARE BOGBO AGUANILLE Este canto se entona hasta que todos los presentes se hayan limpiado con cas-carilla dentro del hueco. Terminado todo esto, el Oriate vuelve a dar coco para ver si el difunto está Eboda: si el muerto está contento con el Oro que le hicieron y lo dice a través del coco, y se empieza a cerrar la fosa; si no, hay que seguir cantando hasta que éste diga que sí. Las velas quedan prendidas y las flores se colocan al lado del ajiaco (encima de la tumba). Esa noche se acaba la ceremonia de la carnera; en caso de que se honra al otro día se dará el tambor del muerto. Al tercer día de la carnera, se da el tambor al Santo que la persona tenía hecho en la Tierra. Como no hay Santos que poner, porque éstos se fueron en el Ituto, se hace el trono del color del Ángel de la Guarda del difunto y se coloca ahí uná foto de éste. Comienza el tambor y en éste sí se montan los Santos y hablan; pero, el Santo no viene a chismear sino a bailar y regocijarse con el tambor. La hija de Oyá tiene que montarse, pues fue llamada para las honras. Estas terminan con el tambor del Ángel de la Guarda del difunto. Así quedan concluidas las honras del difunto y que su espíritu descanse en paz. 











CANTOS DE EGGUN 
1) Alaunba wa ori alaunba waori awa ozún awa oma len orna leyabo Echubi cawe (2 veces)
2) Orno ala loya lefi adenu acufao acufao boggbo ara onu la lefi adenu acufao acufao (2 veces)
3) Mabo ni boche mabo ni boche ni boche ni lenu mabo ni boche Bangoche ni boche ni lenu mabo ni boche mabo ni boche acalle ni boche nilenu mabo ni boche
4) Tele mobatele tele mobatele weye que weyeque soso umbo ala umbo weye que wayeke (2 veces)
5) Iquibele elele mio iqui bele lele olomode e biosa iqui bale elele mío iqui bale lele (2 veces)
6) Laue laba laye laba la fisi (2 veces) la yeyey laye laba la fisi 
7) Iya micuyeo albure micuyeo aoloboro banla ye (2 veces) 
8) Ile loya lairo ile loya lairo owa ota awa oyá ile loya lairo (2 veces) 
9) Confe soro confe soro lagua lagua confe soro (2 veces) 
10) Omo chebi aro taro amo chebi aro taro (2 veces) 
CARNERA AL MUERTO Y HONRAS AL DIFUNTO PADRINO 491 
11) Iyalodordo faraguao uyalorfo faragua lode (2 veces) 
12) Temi socu eea iya cambele Temi socu eea iya cambele alagua lagua iya cambele 
13) Agua poti icu icu oloulo eyeo Agua poti icu icu oloulo eyeo eque la egue eque laegueo echo labike cuyo, didio (2 veces) 
14) Veyey icu yeye icuyeo icu loyare (2 veces) 
15) Eweo aquí abelaguo la ocha abelaguo yongoro abelaguo (2 veces) 
16) Ewe ye nangare echo dadora ewe ye nangare echo dadora Icu miloro icu miloro icu miloro echo dadora ewe ye nangara echo dadora (2 veces) 
17) Cocoro iguro bobichiche alagua lagua (2 veces) 
18) Ogunille ogunille elle ogunille (2 veces) 
19) Oba ache iguama che iguama locheche (2 veces)
20) Ma aguo aguagualaguo (2 veces)
21) Se eggun morele eggun (2 veces) 
22) Obalai otolai obalai otalai (2 veces) 
23) Chekete mosi isaguo chekete mosüsagoi (2 veces) 
24) Ewaguama la icu osio ewaguana la icu icu icu la osio ewaguana la icu 
25) Oba icu icu la osuo aee alababaguas eee (2 veces) 
26) Ococan la miguo aye ococan la miguo aro Iya lorun iza loguo aya ococan la miguo aro (2 veces)
27) Icu mero mero iya icu mero mero iya mi abure se fue iya icu mero iya Baba eggún se fue iya icu mero mero iya (2 veces) 
28) Eniquiteo eniquiteo adofo adofa eniquiteo (2 veces) 
29) Bogbo guanille bogbo guanille ache osi Olodimere bogbo guanille bogbo guanille akiko osi Olodimere bogbo guanille bogbo guanille emi ofun osi Olodimere bogbo guanille 





























MUNDO YORÚBA: EL ITUTU ¿QUE ES?






ITUTU

Es el nombre que se le da en la religion ifá a un sin numero de ceremonias y rituales que se le realizan a sus difuntos, a fin de que tengan una acogida adecuada al grado de orun correspondiente obtenido de acuerdo al comportamiento que mantuvieron en la vida que acaban de dejar. Los yorubas dicen:
AIYE OJA, ORUN ,ILE WA, lo que significa que la tierra es un mercado y el cielo es nuestra casa y a su vez da la idea central de que la tierra solo es un lugar a donde venimos solo por un tiempo, aqui nos mejoramos y mas tarde regresaremos al cielo que es a donde de verdad pertenecemos.Los yorubas creen en la reencarnacion. El mayor anhelo de un religioso yoruba es obtener el llamado IWA PELE(buen caracter), a fin de lograr ser aceptado en el noveno orun donde ya no seria mas un egun que regresaria nuevamente al mundo visible, sino un orisha. No es nada facil obtener la categoria de orisha, para ello deberian eliminar de su pensamiento y de su naturaleza espiritual las deformaciones(envidia, celos, odio, vanidad, egoismo, maldad, cinismo, la mentira, etc) que tanto laceran y entorpecen el desarrollo del poder espiritual del hombre y es la razón por la cual tendremos muchas vidas en la tierra para mediante el sufrimiento o el conocimiento lograr mejorarnos.A medida que el hombre va ascendiendo en su comportamiento espiritual, los niveles de orun iran siendo superados y a veces el cumplimiento ha sido tan rapido, que la muerte ocurre en un termino de tiempo supuestamente prematuro. Recuerden una frase que todos solemos decir de que los buenos mueren primero que los malos(esto nace en el odun Owonrin Bosa).





La adoracion del espiritu es parte de la religion de los yorubas y por esta razon se le concede una gran importancia al proceso de transicion desde el espiritu encarnado hasta el espiritu desmaterializado. Con este fin se realizan todos los esfuerzos necesarios para que el espiritu desmaterializado disfrute de bendiciones que tambien dependen del cumplimiento a cabalidad de las honras funebres o itutu. Un saludo muy comun en la tierra yoruba es O KU, que significa : que usted sea un ku, o sea que a la persona a quien este saludo se ofrece sea un espiritu luminoso despues que muera. El deseo que se expresa en este saludo esta muy de acuerdo a las esperanzas y creencias tambien de los antiguos egipcios quienes tambien oraban..............
 por convertirse en un KHU o espiritu luminoso en vez de un BA o espiritu simplemente desmaterializado y errante.Estas dos ideas aún subsisten entre los yorubas en adicion al buen deseo que se expresa al decir O ku, los yorubas a veces dicen VIO BA O que significa : usted sera un Ba, lo cual es todo lo contrario a o ku. Un ejemplo de las oraciones que se decian en el antiguo egipto para lograr el privilegio de convertirse en un KHU esta contenido en el siguiente pasaje tomado del libro de los Muertos: DEJENME PERMANECER EN LA TIERRA Y NO MORIR EN UN AMENTET Y DEJAME SER UN KHU POR SIEMPRE Y PARA SIEMPRE.






 Los yorubas creen que el comportamiento o conducta de un hombre en este mundo es lo que decide su suerte en el otro mundo y ademas decide tambien si sera un KHU o un BA. Asimismo creen que de no realizar los rituales funararios adecuados, el espiritu en vez de unirse al grupo ancestral de la familia, sera condenado a estar errante y sin descanso. Tan pronto como el estado de salud de una persona se agrava, se comienzan los preparativos para enterrarlo de acuerdo al ritual de costumbre, basado el mismo en la preparacion ceremonial del cadaver, lo cual incluye el lavado de su cuerpo mortal con yerbas especificas, sacrificios de animales, oraciones de peticion a las deidades, se
realiza el ebo itutu y durante este se pregunta la distribucion de las pertenencias tanto personales como la de las diferentes deidades que tenia el difunto.Las deidades que no se iran con nadie, se les dara el camino correspondiente despues de realizarle lo sacrificios y ceremonias de rigor.



A los tres meses se le dedica al difunto el llamado rompimiento del plato donde se hacen sacrificios al difunto y se hace una comida colectiva. Al año de muerto tambien se le realiza una ceremonia similar. Ya con los ceremoniales realizados, el espiritu del difunto tendra el poder suficiente para acudir al llamado de sus descendientes cuando estos lo necesiten. En el caso de que la persona que muera sea de edad avanzada y deje a uno o varios hijos, las ceremonias se caracterizaran mas por su alegría que por su tristeza.
La muerte entonces no se ve como algo sombrio o triste. Como dijo el Doji de Akure: La muerte y el sueño son muy parecidos. La muerte es macho y el sueño es hembra. Entre los yorubas, la muerte no despierta los mismo sentimientos que se manifiestan en las personas de la civilizacion moderna, ya que para los yorubas ,la muerte es un proceso de transicion o cambio. Solamente cuando el difunto es una persona joven se manifiestan sentimientos de dolor y duelo, pues se considera que la persona no ha tenido el tiempo suficiente para mejorar la espiritualidad de su ori y tambien en ocasiones los mismos son considerados ABIKU(espiritus que encarnan y mueren consecutivamente a edad prematura) Durante el itutu se determinara cual ha sido la causa de la muerte del fallecido ; por designio de olodumare, por hechiceria, por desobediencia, etc.. La causa que justifica el hecho de que las honras funebres tengan un caracter mas o menos alegre, es que se considera que el espiritu del difunto se ha ido para unirse con la gran familia de sus espíritus ancestrales. Pero no en todos los casos se manifiesta una total ausencia de dolor o pena. Cuando ocurre la muerte de un personaje popular o un jefe , sus familiares y amigos se reunen a la cabecera de su lecho y gritan su pena y se lamentan de su fallecimiento. Algunos de ellos se dan a la tarea de colocarlo boca abajo y despues cubrirlo con una sabana y se lanzan a las calles para hacer publica la noticia mediante gritos y cantos funebres. En el territorio de Ondo si el difunto tenia hijos, el cadaver es cargado por estos y sus amigos quienes se unen a estas manifestaciones con ramas de arboles en las manos. En muchos lugares estos ritos son expectaculares. 







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