miércoles, 30 de septiembre de 2015

PALABRA Y VIDA: MIERCOLES 30/09/2015



Miercoles 30
S. Jerónimo, m.o.
Honorio: Gregorio el
Iluminador






XXVI del T.O.
2° del salterio
Neh 2,1-8 / Sal 136
/Lc 9,57-62



                                 Lucas 9,57-62

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, le dijo uno: «Te seguiré adonde vayas». Jesús le respondió: «Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza». A otro le dijo: «Sígueme». Él respondió: «Déjame primero ir a enterrar a mi padre». Le contestó: «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios». Otro le dijo: «Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia». Jesús le contestó: «El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios».


Condiciones para ser verdaderos discípulos
El discípulo de Jesús ha de tomarse en serio su seguimiento. Porque Jesús nos pone condiciones a la hora de seguirle: primera, estar dispuestos a perder seguridades, instalaciones y dignidades; segunda, acaso renunciar también a convicciones religiosas tradicionales, que eso es lo que significa renunciar a enterrar al propio padre, ya que para los piadosos judíos de entonces el último servicio a los muertos era considerado como la cima de todas las buenas obras de la ley; tercera, renunciar a las ataduras que nos impiden el servicio incondicional al reino de Jesús. Ser discípulos de Jesús supone libertad, renuncia, seguimiento fiel.


Señor, haznos libres para seguir tus caminos, para realizar tu misión, para seguirte siempre, superando mil dificultades y obstáculos. Lo mejor será que nos ofrezcas tu mano, para que así, llevados de tu mano, podamos caminar mejor.














martes, 29 de septiembre de 2015

PALABRA Y VIDA: MARTES 29/09/2015


Martes 29 
Stos. Arcángeles
Miguel, Gabriel y
Rafael f.
Adolfo; David;
Eutiquio; Plauto





Oficio de la f.
Dan 7,9-10.13-14
(o bien: Ap 12,7-
12a) /Sal 137 / Jn
1,47-51

                                 Juan 1,47-51

En aquel tiempo, vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: «Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño». Natanael le contesta: «¿De qué me conoces?». Jesús le responde: «Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi». Natanael respondió: «Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel». Jesús le contestó: «¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores». Y le añadió: «Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

Los mensajeros de Dios
Los arcángeles son los mensajeros de Dios. Y a través de ellos Dios envía sus recados a los hombres, se comunica con nosotros. Miguel encabeza el enfrentamiento contra Luzbel. Gabriel protagoniza la Anunciación a la Virgen María. Y Rafael acompaña a Tobías durante su viaje. Los ángeles de Dios descienden y sirven a Jesús. Acaso una sugerencia práctica para nosotros, quizás pueda ser «hacer de ángeles a lo largo de nuestra vida», humildes «recaderos de Dios» para nuestros hermanos, acompañantes fieles de cuantos necesitan custodia. En muchas situaciones y para algunas personas todos tenemos un «recadito» que ofrecer de parte del Señor. Podrá ser un consejo, una palabra de aliento, el regalo de una sonrisa abierta a la esperanza.



Señor, envíanos a tus ángeles para que nos acompañen, nos protejan y guíen nuestros pasos por los senderos de la historia. Y haz que cada uno de nosotros podamos hacer también el papel de ángel con los demás, ayudándoles y protegiéndoles, en aquello que más nos necesiten.
  







                                                                                                     







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