Jueves 17
José Manyanet;
Juan de Sacramenia;
Lázaro; YolandaIII de Adviento
Oficio del día
Gén 49,1-2.8-10 /
Sa171 / Mt 1,1-17
Mateo 1,1-17
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán: Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob
a Judá y a sus hermanos. Judá engendró de Tamar a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a
Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David,
de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboán, Roboán a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquin, Aquin a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las generaciones de Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación, catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.
Jesús se encarna en la condición humana
El evangelista Mateo se preocupa de presentarnos a Jesús como hombre que pertenece al pueblo de Israel. Dios, en Jesús, se hizo hombre. Y por eso, a partir del 17 de diciembre, la liturgia nos va ofreciendo los evangelios que preparan a los fieles para comprender mejor el nacimiento de Jesús. El primero es el de la genealogía, de Mateo. Se subraya así, con fuerza, que Cristo es uno de los nuestros, que puso su tienda de campaña en las entrañas de la humanidad. Comprendemos perfectamente aquellas hermosas palabras: «Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo...». Y enmarcó su llegada en un pueblo, en una familia. Este es el principal objetivo de esta página del evangelio.
Señor, haz que nosotros nos sintamos siempre enmarcados en el corazón de la humanidad, y así, todo lo humano no nos será indiferente, sino que lo sentiremos en lo más vivo de nuestro corazón.