sábado, 19 de diciembre de 2015

PALABRA Y VIDA: LECTURA DEL VIERNES 18/12/2015



viernes 18
Na Sra de la
Esperanza; Na Sra. 
de la O; Graciano; 
Flavio





III de Adviento
Oficio del día
ler 23,5-8 /Sal 71 / 
Mt 1,18-24








                               Mateo 1,18-24
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo, y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"».


El maravilloso ejemplo de san José
Suele decirse que Mateo es el evangelista de san José y que Lucas es el evangelista de María. Hoy, la liturgia de la palabra nos invita a contemplar el maravilloso ejemplo de José, con su prometida María. Ambos eran personas excelentes, pero hemos de reconocer que el Altísimo quiso que su amor esponsalicio pasara por circunstancias muy exigentes. El santo papa Juan Pablo II nos dejó escrita esta hermosa frase: «El cristianismo es la sorpresa de un Dios que se ha puesto de parte de su criatura». De hecho, ha sido Él quien ha tomado «la iniciativa»: para venir a este mundo no esperó a que hiciéramos méritos. Dios nos propone siempre sus iniciativas, no nos las impone: casi diríamos que «nos pide permiso». A la Virgen se le propuso —in° se le impuso!— la vocación de Madre de Dios. Escuchemos a san Anselmo: «Él, que había tenido el poder de crearlo todo a partir de la nada, se negó a rehacer lo que había sido profanado si no concurría María». San José aparece en la escena, sacrificado y delicado con su prometida María. El hombre justo que se abre a los caminos del Señor.



Señor, Tú nos invitas siempre con aire de susurro. Tú sales a nuestro encuentro para que te abramos los brazos y el corazón. Solo es cuestión de que respondamos a tus llamadas.








jueves, 17 de diciembre de 2015

PALABRA Y VIDA: LECTURA DEL JUEVES 17/12/2015



Jueves 17
José Manyanet;
Juan de Sacramenia;
Lázaro; Yolanda






III de Adviento
Oficio del día
Gén 49,1-2.8-10 /
Sa171 / Mt 1,1-17







Mateo 1,1-17
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán: Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob
a Judá y a sus hermanos. Judá engendró de Tamar a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a
Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David,
de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboán, Roboán a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joram, Joram a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías, Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquin, Aquin a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Así, las generaciones de Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación, catorce, y desde la deportación a Babilonia hasta el Mesías, catorce.


Jesús se encarna en la condición humana
El evangelista Mateo se preocupa de presentarnos a Jesús como hombre que pertenece al pueblo de Israel. Dios, en Jesús, se hizo hombre. Y por eso, a partir del 17 de diciembre, la liturgia nos va ofreciendo los evangelios que preparan a los fieles para comprender mejor el nacimiento de Jesús. El primero es el de la genealogía, de Mateo. Se subraya así, con fuerza, que Cristo es uno de los nuestros, que puso su tienda de campaña en las entrañas de la humanidad. Comprendemos perfectamente aquellas hermosas palabras: «Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo...». Y enmarcó su llegada en un pueblo, en una familia. Este es el principal objetivo de esta página del evangelio.


Señor, haz que nosotros nos sintamos siempre enmarcados en el corazón de la humanidad, y así, todo lo humano no nos será indiferente, sino que lo sentiremos en lo más vivo de nuestro corazón.







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