miércoles, 11 de mayo de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES 11/05/2016





Tiempo Pascual/7° Salterio 3° Semana. Tomo II
Miércoles 11 Mayo










Santos Francisco de Jerónimo pb, Mamerto ob.
Beato Ceferino Namuncurá la.

Papa Francisco: «El mundo los ha odiado». Los mártires y la comunidad cristiana tuvieron que elegir entre seguir a Jesús o al mundo. Habían escuchado la advertencia del Señor de que el mundo los odiaría por su causa (cf. in 17,14); sabían el precio de ser discípulos. Para muchos, esto significó persecución y, más tarde, la fuga a las montañas, donde formaron aldeas católicas. Estaban dispuestos a grandes sacrificios y a despojarse de todo lo que pudiera apartarles de Cristo —pertenencias y tierras, prestigio y honor—, porque 
sabían que sólo Cristo era su verdadero tesoro.





PALABRA:
Jesús, levantando los ojos al cielo, oró, diciendo: «Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, pára que sean  uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que ellos mismos tengan mi alegría cumplida.Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Y por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad».


ORACIÓN:
Hechos 20,28-38; Salmo 67,29-30.33-36 • JUAN 17,11b-19
JESUCRISTO, me llena de gozo saber que continúas pidiéndole al Padre que me guarde del mal, que me consagre en la verdad, que tu palabra cale en mi corazón, y mi alegría, unido a ti, sea completa. Así podré seguir en el mundo, que me odia como a ti, por no ser del mundo. Y anunciar, con la palabra y la vida, que en ti está la salvación de tus elegidos y de todo el mundo: tú eres el Amor y la Misericordia. (Sigue tu oración personal).

No son del mundo,

como tampoco yo soy del mundo.






MUNDO MÍSTICO YORUBA: CAPÍTULO 1º DE OBI ( INTERPRETAR SU TIRADA, LECTURA Y REZO)

Hola amigos y estimados lectores de mi blog, como bien ya os conté, esta semana vamos a dar continuidad a lo ya comenzado en nuestra comunidad religiosa del facebook y voy a compartir con vosotros una serie de capítulos donde vamos a profundizar sobre el oráculo de biagge (adivinación a través de obí = coco).

Este nuevo apartado, ya comenzado de forma muy breve por el facebook, constará de mínimo tres capítulos que calculo sea alguno más pero bueno ya iremos viendo como vamos.
He decidido repartirlo en una serie de capítulos pues entiendo que el tema que vamos a tratar es de suma importancia para los ya iniciados y mi deseo es poder colaborar con esta pequeña aportación que les brindo, para aquellos a los que les pueda ser de utilidad y que lo aprendan poco a poco
Por tanto voy a minimizar en esta pequeña presentación como vamos a enfocar el tema para que sea fácil de comprender por cualquier iniciado.
En este primer capítulo vamos hablar de lo básico por ejemplo que el poseedor del oráculo de  biagge es Òbatalá, las tiradas esenciales en algunas casas santorales  y sus respectivos rezos.
En el segundo capítulo nos adentraremos  en los òddu de los cocos y quien habla a traves de ellos y sus tiradas.
En el tercer y último capítulo os hablare de apere-ti- obbi que es otra interpretación o lectura de obbi segun sea la posición como caigan los cocos y como se le representa al oricha.
Así que sin más que añadir, creo que lo mejor sería dar comienzo a este nuevo apartado que espero le sea de utilidad a cualquier iniciado que es la causa mayor o razón por la que comparto casi todo el contenido de mis publicaciones.




COCO
Lucumi. Obí.
Regla Conga. Sándu, Kumulenga, Kanomputo, Ndúngi.

Dueño: Obatalá.


Del fruto del coco "no puede prescindirse en Regla de Ocha-.
Es tributo que en todas circunstancias se rinde a los Orishas; ofrenda y alimento ritual de los dioses y de los antepasados. Con una ofrenda de coco comienzan todos los ritos y ceremonias.
--Cuando Obatalá, el dueño de óbi, reunió a los santos para darles mando y jerarquía a cada uno, esta asamblea del reparto de los poderes se hizo bajo un cocotero. Obatalá puso a los pies de cada uno un coco partido. Por eso todos los santos tienen derecho al coco, aunque no enteramente pelado, tanto por fuera como por dentro, que es como se le ofrece a Obatalá.




Alrededor del árbol se sentaron los orishas a escuchar respetuosamente las instrucciones de Obatalá. El único que se mostró renuente a obedecer su palabra y demostró su inconformidad fué Babalú Ayé, pero Obatalá lo dominó y al fin tuvo que acatar la voluntad del jefe supremo.-
Desde entonces no es posible que se practique un solo rito, sin la ofrenda consabida de un coco, a los ikús y a los orishas.


Un Awó llamado Biagué tenía un hijo llamado Adiátóto. El padre le dió su único secreto: el arte, que él había creado, de adivinar tirando los cocos.
En su casa tenía Biagué otros hijos, muchachos que le obedecían como a un padre y se consideraban como hijos suyos; pero el único hijo de Biagué era Adiátoto.
Cuando murió el Awó, aquellos hijos adoptivos le robaron cuanto tenía, y el hijo verdadero quedó en este mundo pasando penas
Andando el tiempo, Obá, el rey, quiso averiguar a quien pertenecía un gran terreno que poseía Biagué en ilé ilú, en la ciudad, y ordenó que se presentase su dueño actual. Los que declararon que el terreno les pertenecía no tenían pruebas que lo acreditase y el vocero pregonó el nombre de Adiótóto. Aquel fué a ver a Oba y le dijo que la única prueba que podía ofrecerle eran sus cocos, con los que Biagué le había enseñado a adivinar. 



A todas las preguntas que hizo el rey, Obí respondió con la verdad, y Adiátóto recibió las propiedades que eran suyas por derecho propio y que los falsos hijos de Biagué habían usurpado.
(Ese fué el primer awó que adivinó con coco.)"




Con el coco partido en cuatro pedazos se les pregunta continuamente a los muertos y a los Orishas, adonde desean que se les lleve los ebbós, si están satisfechos del sacrificio que han recibido, —que es lo importante y el objeto de toda ceremonia; si en el curso de algún trabajo se ha omitido algún detalle o se ha cometido algún error, si realizado el trabajo será eficaz, etc.
El coco se emplea en el sistema más elemental de que dispone el Olocha para obtener rápidamente la respuesta de un orisha, que contesta afirmativamente o con una negativa a todas sus interrogaciones.


"El Coco", dice Sandoval", es el A. B. C. de la adivinación lucumí."
Por lo general se le trata al santo de un solo asunto; preguntas y respuestas son breves y lacónicas.
"El coco habla con cinco palabras nada más". Es decir, según la posición qué presentan al caer al suelo los cuatro pedazos que lanza el santero, o la persona que interroga a los orishas sin intervención de aquél, puesto de rodillas, en cuyo caso los arrojará desde la altura del plexo solar, o de pie desde lo alto de las rodillas. Esta actitud es la más usual.



Muchos pretenden que para interrogar a los santos por este medio, no es menester dirigirse a una iyalocha.
Antes de manipular el coco, se le hacen tres libaciones de agua a Elegguá y se dice: atanú ché oddá li fu aro mo bé aché, aché mi mó aro mo bé omoí tutu, ana tútu tútu laroyé.


Se cierran los dedos de la mano izquierda y con la derecha se toca tres veces el suelo y se dice: ilé mó kuo kuele mu untori ku, untori aro, untori eyé, untori ofó, untori mó dé li fu lóni.
Se toman entonces los cuatro pedazos y se dice: Obí kú aro obi eyó obi ofú,  Y ahí. Se mienta el nombre del santo que se interroga y los que están presentes contestan: akañá.
Al comienzo de la consulta, al derramar el agua, muchos recitan esta otra plegaria: Omí tuto lá ero pele rí la bé keke koko laro pelen ke bó mó gán Ion gán boyé iga. ibori bechiché, —>aquí toca el suelo con las puntas de los dedos y después se los besa-



ilé mó pico mó poleni untori ikú, mó poleni untorí ofó mó dá ri mó poleni obí eyó arún obí ilúe. Obí oyó Obí Elegguara.
—Akkuañá. 



El viejo Sandoval decía así: Omí tútu layó ero pési pési baleke cocolodó peleriki bóma iga bori iga boyé iga bóchiche ilé mó kué.
Y repetía cuatro veces: mó pelomí untori ikú, mó pelomí un-tori aran, mó pelomí untori ofó mó dá bi fúnle ni obí ikú obí ofó, obí dé bareo.
Akkuafiá. 


"Dar coco" y preguntar con los cuatro pedazos lanzados al suelo, es lo primero que aprende el iyawó, (y aun todos los aberikolá, devotos no iniciados). 
Preguntarle al dileggún, a los caúreis o caracoles, como ya veremos en la continuación de estas notas, en volumen aparte. es asunto muchísimo más complicado. 
Para comprender el lenguaje de los cocos, las santeras, a veces, - pues ya no les gusta enseñar a los ahijados, para aprovecharlos mejor"-- facilitan a sus discípulos este esquema explicativo de las diferentes situaciones en que caen los cuatro pedazos, sus nombres y significados:








En la primera situación o "letra", los cuatro pedazos que han caído sobre la corteza y muestran enteramente la pulpa blanca representan a Alafia, y hablan Changó y Orula.








Cuando cae un sólo pedazo invertido, en otawo, (la palabra otawe significa estar de frente) responden Oggún, Yemayá, Changó, Ochosí.







Ellifé, dos pedazos invertidos, ratifica una respuesta afirmativa de alafia. Tres pedazos invertidos significan ocana sódde. y hablan los ikús, o los orishas Yánsa, Elegguá, Yéwá, Babalu Ayé, Changó y Aggayú; para algunos santeros solamente hablan en esta letra, Changó y Babalú Ayé.




En Oyékún, los cuatro pedazos invertidos, hablan Changó y Yansa, (Oyá.)
—"Si al preguntar cae alafia, se repite la pregunta. Si el santo está contento con lo que se le ha dado, si vá a correspondernos. contesta de entrada con ellifé: dos boca abajo. Y es que contesta sí de corazón, sin dejar lugar a dudas, y la pregunta no se repite.
Alafia es la letra buena o mala. Buena cuando después cae ellifé u otagüe.
Mala, cuando en vez de ellifé o de otagüe caen todos los cocos de revés, en oyékún. Entonces hay que preguntarle al santo qué debe hacerse para matar esa letra (qué sacrificio para impedir alguna adversidad de cualquier orden, que es lo que augura siempre oyékun u ocana sódde).
"Cuando otawo se repite podemos estar seguros. Pero si viene una sola vez, ihúm! Cuidado con eso: se vuelve a preguntar. Otawo, melli, "(un solo coco invertido que caiga en dos tiradas sucesivas, una tras otra", es seguridad, afirmación rotunda.
Cuando cae oyekún se vuelve a preguntar en el acto, si es el santo quien habla; porque puede estar hablando algún difunto pariente, que nos avise la muerte de alguien, (se le enciende enseguida una vela) y se le pregunta qué ebbó quiere, para hacerlo a la carrera y salvar a esa persona amenazada, pues su salvación está, en el ebbó y no se puede perder tiempo.
Si el santo marca oyékún, se cogen los cuatro pedazos de coco y se refrescan metiéndoles dentro de una jícara con agua y ocho pedazos de manteca de cacao. Se sigue preguntando hasta llegar a la plena convicción de lo que dice.
Si oyékún se repite, sale dos veces seguidas, Changó habla de una persona que está en muy mala posición y aconseja que se le haga una rogativa para mejorarle la suerte. A esa persona
se le limpia con un pollo negro delante de Elegguá, (de la piedra de Elegguá) para que le abra el camino, y a Changó se le dá un gallo con su correspondiente jicotea. Es positivo que quien hace esta rogación se va levantando poco a poco y que si no obedece, cada día empeora.





En ocana sodde, el santo contesta
que no, con mucha solemnidad, a lo que se le está preguntando ¡Ah! ¿Por qué contesta con ocana, tres cocos boca abajo? Eso es muy delicado. Hay que averiguarlo a fondo, porque quiere decir, si es que, por ejemplo, se está haciendo un trabajo, que éste está mal hecho y que el resultado será perjudicial.

Todos los que están presentes cuando sale ocana, se tiran de las orejas.



Con otra letra se sale de dudas. Tanto en la letra alafia, como en otawo o ellífé, indica que se ponga un aleyo (alguien que vigile) a la puerta de la casa en que se están tirando los cocos. Y cuando esto sucede, se cogen las jícaras, los pedazos de obi se le ponen en la mano al consultante, y se le derrama encima agua de coco. O bien éste se echa de bruces al suelo y se bebe la gota de agua que siempre queda en el coco, y se persigna y debe decir: lo que es para bien que sea. Salud.
El coco se aprende practicando y poniendo mucha atención. Es fácil, y cuanto más sabe el babalocha más le habla obi.
Los hijos de Inle no preguntan con dilaggún sino con coco.
En resumen, retenga esto: alafia significa bien tranquilidad, Felicidad. Si; que todo está bien, pero se pregunta por segunda vez para mayor seguridad."
Ellífé: es la letra mayor del coco. Su palabra es firme e invariable. No hay que preguntar más.
Otagüe dice sí, y como no es seguro hay que preguntar de nuevo.
Ocana dice no y anuncia algo malo. Por eso se halan de las orejas y se abren bien los ojos.
Oyékún dice no. Es mala letra, anuncia la muerte. Cuando los cocos caen en ocana se le enciende una vela a los muertos. Habla también Changó y el que tira el coco se toca el pecho y dice: Olúfina, luego toca el suelo y dice dos veces mó fin caré mófín caré góddo góddo, dá fá mo fin caré goddo bá e. Alafi kisieco beké ló rié éña can Orí mi aferé asaka be ke ouaní xnoIlúbba ahé ebbá mi ama tún omá ese abá mi che fún ni omó omó ni mí"...





Al caer los cuatro pedazos en Alafia, quien a conciencia pregunta, musita: ellionle Obatalá orú ayé.











Para ocana se dice: Mó gguayé, mogguá Oggún, mó ri Yéyé o Alafia Oggún Alafia omó Alafia ka marien kamarano kamerí eyé arayé.







En otawo; itáura oko oko oko Obara ni bara Obara Koso tele río ayé kica té ala kamaké arayé. Kobo. Kobo sile Eluéco. Aché Osaín. Inle. Oggún Arere la bóko.
Y como se lanzan otra vez los pedazos de coco, yá que otáwo no tiene la firmeza de ellífe, —dice Inocenta,— se prosigue: -Iré la coti ré Olúfina Elúeko. Aché Osain. Osain atagué jéri jéri jéri ké jéri jéri akkuana cosi Obanillé alá guó guó Obara oñareo okúni omá omí kabie kapotile Elúeko Aché sé Osain agguá bere bara kawo kapotiele Oggún alá ka ké di ré atí kúnla, epá logwó ipá ló mio. Orúmila ará rabá Orégun peti lé ri obé agó méko egüeyi Oloddumare bani lóbo ikú kamarano kari eyé alá mó yerún alá mó yiyi, alá mó yíbbe dédé la ború dédé la bo ché a tí có Ieri adá ibó ibo le ti a lá la patúa akelesi alá botad é, jécua Obatala. Oru ayé. Mogguayé. Mogguayé. Mogguyé.
Moggú ayé Oggún. Mó ri Yeyeo Alafia. Omó Alafia. Omó kamarikú kamarano.
Babagguá moggú ayé 
Babagguá moggú ayé 
Babagguá moggoú ayé."

Gabino ,Sandoval, que como Calazán y todos los viejos tiene siempre un coco al alcance de su mano para consultar en cualquier circunstancia a los orishas, comienza su interrogatorio con un largo rezo a los antepasados. Cuando Alafia le responde, reza: Itagüe, itá bó ta oté ariku Babá o arikú Babagguó.


A ellifé: ellifé olówo ellité omó arikú babao arikú babaguá.

Ante ocana y ocana melli, (yéku u oyéku) dice: Ocana sódde okuá ti sódde...
Yewá jécua jéri apú yán fú Oyá ará orún."



Cuando Gabino le ofrece coco y agua a sus dioses y los que le acompañan han respondido akkuana, él continua con estos rezos que repite de memoria y que tiene escritos cuidadosamente en una libreta. Esta, en cuya primera página el viejo ha trazado con letra firme y clara, de ampulosas sinuosidades decorativas.




Si esta libreta se perdiese 
Como suele suceder 
Suplico al que la encuentre 
que la sepa devolver.
Y si no sabe mi nombre 
Aquí lo voy a poner: 
Gabino Sandoval Herrera,
me la presta, dándome una prueba más de su confianza, para que aprenda estos rezos de memoria.
A su muerte, la libreta vendrá a parar a mis manos. Copiemos:






A Elegguá.
Alároye akí loyú bara barabá Eshú boru boru Eshú Bi Eshú bochiché Eshú bara Barakikeño.










A Oggún.
Oggún chibiriki alá olúo kóbu kóbu Oké Babá mi siú biriki cualo tó ni guá Osun du ro gággo la bó síe.










A Ochosi.
Orunla apesteví ayái ainá alabé igué,
Ochosi odé mata ata mata sí du ró orú du ro mata. 










A los Ibeyi.
Ibeyi oro omó mó kueo Ideu, Kaindé.












A Changó.
Elueko Asósain a katá jéri jéri. Kaguo Kabie síle allá tután allá layi apéndé ure Alafia Kisieco tu ni Yéyéni ogán pelé yúo okuré arí casagún.









A Yemayá.
Iyá mio atará magua mio jójoo acheré Oggún ayába tiguá odún; omio Yemayá asayabi olokún ,abóyó abóyó yogún euó ayá balo euó mi emí boché Iyá olomí akará biaye Yemayá iguére ekún asayabío Olokún ya bi elede omó arikú alálájara dé yúoma kamarikú kamarí arun, kamari eyó. Kamarí ofó kamari yén bipene.




A Oyá.
Yánsa Orire omá lélu Oyá coyé cófieddeno. Oyá ayí 16 da ayí mé mó omí entí orno cué cué ayé Orunla mio talémbe mi lo jécua jei Yansa Iyánsa oro ikú jéri obini dódo.









A Inle.
Inle mákueo ara kabo araguá ni le araguá Inle aráguánillé. 










A Oshún.
Oshún iguá Iyá mio iguá Iyá mio. Ico bo si Iyá mí guasi Iyá mi mó. Yalode oguidó abalá abé dé bu omi mate adó Elegüeni kikirísokedé tó che ni cuelé cuelé Yeyé moró.







A Obatalá.
Obatalá Oba tasi. Obada bada badanera yé okúlaba okuala aché olobo aché omó aché kú babá.
Obatalá dibeniguá binike alá lólaá aché afíyú Ocha al lála abí koko alá rú matí le.



Cuanto más se reza, mejor. Y no sólo para ofrecerles el coco a los ikús y a los orishas. "Con rezos se hace la escalera --Tekuniléoro— con que se sube al cielo", dice Oddedei
Mis viejos se complacen alargando   sus oraciones y letanías, mientras a "los criollitos del día les basta con un breve rezo al derramar el agua y al desprender un fragmento de cada pedazo de coco: obinu, ikú obinu aro, obínu eyó, obinu ofó, arikú Babaguá.
lié mó kueo (Ilé mó kueo Yemayá o Yansa o Changó) dice al cambiar de mano los pedazos y al tocar con su izquierda el suelo, el recipiente del orisha o la dádiva que a éste se le ofrece. Después humedeciendo los dedos en el agua vertida en el suelo, toca otras veces la otra mano que empuña los cocos y dice rápidamente akué yé oguó. Akué yé omá arikú Babaguá. 
Une las dos manos, las eleva y repite Obí Elegguá, obí Elegguá. Y los lanza, sin más.

Apana, o aseña, por akkuana se le responde a veces en algunos templos.



José Isabel Salazar tiene la bondad de enseñarme, con variantes en los detalles  -la cartilla fidedigna para preguntar con obi según los orubó yobbá, entre los que crecí-.
Pecando de prolijidad reproduciremos esta otra guía de los signos de obi y escribimos a su dictado: "al tirar los cuatro pedazos de coco se dice obi elé bake. Al colocar los pedacitos que se le arrancan a cada uno y se colocan sobre el orissá que se está mirando-, —interrogando,— "se dice obi osí ikuó rún eyó ofé.-
(Si se le pregunta a Elegguá, se desprenden tres pedacitos de coco. Si a Oshún, cinco. A Changó cuatro, a Yemayá siete. Como cada orissa impone su marca, su número, se quitarán a los cocos fragmentos en número que corresponda al del orissa que ha de responder.)
Si caen dos cocos blancos y dos prietos a esa letra se le llama ellifé. En ellifé hablan Elegguá, Oggún, Ochosi y Osún. Esta letra dice que lo que se sabe no se pregunta.
Si caen tres blancos y uno prieto, a esa letra se le llama itagua. En itagua hablan Changó, Inle, Oshún y Yemayá. Esta letra dice duda, que no hay seguridad y se pregunta otra vez. ¿Por que camino viene esa letra? Los caminos son muerte, ikú. Ano, enfermedad. Eyó sangre, guerra. Ofó, pérdida grande. Iñá, tragedia. Oná, cuero, golpes que dan los santos.
Se dice iga sóru, iga cochéché, Eshu kabie síle. 
Se echan en agua los cocos y luego el agua se tira a la calle, aguantando la jícara o el plato hondo con las dos manos. Se guardan los cocos en la mano izquierda y se toca con la derecha la otra mano y el suelo, rápidamente y cuatro veces, diciendo: mó fé loni únlo, tóri áru, obori, efó, tóri oré.
Si caen tres prietos y uno blanco, es malo. Se tiene que hacer lo mismo que la vez anterior.
Si caen cuatro prietos, en esta letra que se llama ocana, hablan Oyá, Obba. Naná Buruku y Yeguá. Cuando cae esta letra, echar cuatro chorritos de agua.
Si caen los cuatro blancos esa letra se llama alafia y hablan Obatalá, Orula, los Ibeyi y Babalú Ayé. Se besa el suelo y se dice: alafia, alafia omó, alafia agó, alafia osí, alafia arikú babagwá."

Bueno amigos después de este pequeño atracon espero haber sido medianamente claro a la hora de hacerme entender y haber podido colaborar con abures iniciados o interesados.
Ya muy pronto cumpliremos nuestro primer añito juntos acá en este blog y ya veré que se me ocurre para agradecer ese apoyo que me habeis prestado en solidaridad,  para poder seguir siendo de utilidad para todas esas personas que son iniciadas pero que por circunstancias viven alejados de sus circulos o casas religiosas aunque en la pagina del facebook apenas llevamos no creo que llegue a dos meses, esperando que nuestros amigos del facebook queden también gustosos de esta página y se apunten a este proyecto que siempre será el de ayudar desinteresadamente a todo aquél que lo precise.
Recuerden que ya en el siguiente capítulo ya empezamos hablando de los òddu de los cocos y quien habla a traves de ellos y sus tiradas. Mo dùpe pùpó (muchas gracias)
Ki gbogbó Òrisá gbé àwùré fun ó
que todos los orichas consuman suerte positiva para ustedes!!

nos vemos próximamente como de costumbre Saludos!!





























                     

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