domingo, 5 de junio de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 05/06/2016




Tiempo Ordinario/10° Salterio 2' Semana. Tomo III
DOMINGO 5 JUNIO





Santos BONIFACIO ob mr, Doroteo ob mr, Franco er,
Sancho mr




Papa Francisco: Jesús, con sus discípulos, está llegando a Naín, un poblado de Galilea, justo en el momento que tiene lugar un funeral: llevan a sepultar a un joven, hijo único de una mujer viuda. La mirada de Jesús se fija inmediatamente en la madre que llora. Dice el evangelista Lucas: «Al verla el Señor, se compadeció de ella» (v. 13). Esta «compasión» es el amor de Dios por el hombre, es la misericordia, es decir, la actitud de Dios en contacto con la miseria humana, con nuestra indigencia, nuestro sufrimiento, nuestra angustia. El término bíblico «compasión» remite a las entrañas maternas: la madre, en efecto, experimenta una reacción que le es propia ante el dolor de los hijos. Así nos ama Dios. Y ¿cuál es el fruto de este amor, de esta misericordia? ¡Es la vida! Jesús dijo a la viuda de Naín: «No llores», y luego llamó al muchacho muerto y le despertó como de un sueño (cf. w. 13-15). Pensemos esto, es hermoso: la misericordia de Dios da vida al hombre, le resucita de la muerte. El Señor nos mira siempre con misericordia; no lo olvidemos, nos espera con misericordia. No tengamos miedo de acercarnos a Él.





PALABRA:
• 1Reyes 17,17-24: Cayó enfermo el hijo de la señora de la casa. La enfermedad era tan grave que se quedó sin respiración. Entonces  la mujer dijo a Elías: «¿Qué tienes tú que ver conmigo? ¿Has ve-
nido a mi casa para avivar el recuerdo de mis culpas y hacer morir a mi hijo?». Elías respondió: «Dame a tu hijo».Y, tomándolo de su regazo, lo subió a la habitación donde él dormía y lo acostó en su cama. Luego invocó al Señor: «Señor, Dios mío, ¿también a esta viuda que me hospeda la vas a castigar, haciendo morir a su hijo?». Después se echó tres veces sobre el niño, invocando al Señor: «Señor, Dios mío, que vuelva al niño la respiración». El Señor escuchó la súplica de Elías: al niño le volvió la respiración y revivió. Elías tomó al niño, lo llevó al piso bajo y se lo entregó a su madre, diciendo: «Mira, tu hijo vive». Entonces la mujer dijo a Elías: «Ahora reconozco que eres un hombre de Dios y que la palabra del Señor en tu boca es verdad».




Salmo 29,2-6.11-13: Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.


Gálatas 1,11-19: Os notifico, hermanos, que el Evangelio anunciado por mí no es de origen humano; yo no lo he recibido ni aprendido de ningún hombre, sino por revelación de Jesucristo. Habéis oído hablar de mi conducta pasada en el judaísmo: con qué saña perseguía a la Iglesia de Dios y la asolaba, y me señalaba en el judaísmo más que muchos de mi edad y de mi raza, como partidario fanático de las tradiciones de mis antepasados. Pero, cuando aquel que me escogió desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia se dignó revelar a su Hijo en mí, para que lo anunciara a los gentiles, enseguida, sin consultar con hombres, sin subir a Jerusalén a ver a los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, y después volví a Damasco. Más tarde, pasados tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas, y me quedé quince días con él. Pero no vi a ningún otro apóstol, excepto a Santiago, el pariente del Señor.


LUCAS 7,11-17: Iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores». Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!». El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre.Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo». La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.


ORACIÓN:

  • SEÑOR, nadie te pidió nada, pero tus ojos y tu corazón misericordioso siempre están pendientes de las necesidades de los demás. ¿Cómo ibas a mirar para otra parte y pasar de largo viendo el cortejo fúnebre y aquella madre viuda hecha un mar de lágrimas

siendo tú la fuente de la vida? ¿Cómo vas a hacer caso omiso de mi debilidad, que me lleva a la muerte del pecado, cuando sabes que quiero ser tu amigo y busco con mis pobres fuerzas serte fiel? Creo en ti, pero para mi vida espiritual necesito que me des la Vida, que aumentes mi fe. (Sigue tu oración personal).







sábado, 4 de junio de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO DÍA DE LA INMACULADA 04/06/2016







Inmaculado Corazón de MaríaSábado 04 Junio










Santos Pedro de Verona pb mr, Francisco Caracciolo pb,
Walter ab



Papa Francisco: En el corazón de María, joven hija de Israel, había un secreto que ella misma todavía no conocía: en el proyecto de amor de Dios estaba destinada a convertirse en la Madre del Redentor. En la Anunciación, el Mensajero de Dios la llama «llena de gracia» y le revela este proyecto. María responde «sí» y desde aquel momento la fe de María recibe una luz nueva: se concentra en Jesús, el Hijo de Dios que de ella ha tomado carne y en quien se cumplen las promesas de toda la historia de la salvación. La fe de María es el cumplimiento de la fe de Israel.





PALABRA:
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por las fiestas de Pascua. Cuando Jesús cumplió doce años, subieron a la fiesta según
 la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres. Estos, creyendo que estaba en la caravana, hicieron una jornada y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca. A los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas; todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba. Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados». Él les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?». Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. Su madre conservaba todo esto en su corazón.


ORACIÓN:
Isaías 61,9-11; Salmo: 1Samuel 2,1.4-8 • LUCAS 2,41-51
JESÚS, a tus doce años revelas a tus padres la misión divina que te trajo a la Tierra. Y María, la Madre, guardaba tus palabras en su corazón. El corazón de tu Madre latía al mismo ritmo que el tuyo. Ella es tu mejor discípula, mi mejor maestra, el más alto ejemplo de misericordia para mi vida que quiere ser cristiana. (Sigue tu oración personal).




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