miércoles, 29 de junio de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES 29/06/2016









Tiempo Ordinario/13° salterio 1ªSemana. Tomo III
Miércoles 29 Junio











Santos PEDRO Y PABLO aps,
Emma vd, Siro ob 




SOLEMNIDAD DE LOS APÓSTOLES


SAN PEDRO Y SAN PABLO

Papa Francisco: Simón, en nombre de los Doce, profesa su fe en Jesús como «el Cristo, el hijo del Dios vivo»; y Jesús llamó «bienaventurado» a Simón por su fe, reconociendo en ella un don especial del Padre, y le dijo: «Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». Detengámonos un momento precisamente en este punto, en el hecho de que Jesús asigna a Simón este nuevo nombre: «Pedro», que en la lengua de Jesús suena «Kefa», una palabra que significa «roca». En la Biblia este término, «roca», se refiere a Dios. Jesús lo asigna a Simón no por sus cualidades o sus méritos humanos, sino por su fe genuina y firme, que le es dada de lo alto.



PALABRA:
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías Hijo de Dios vivo». Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te, digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo».



ORACIÓN:
Hechos 12 ,1-1; ;Salmo 33,2-9; 2Timoteo 4,6-8.17-18
MATEO 16,13-19
SEÑOR, tú sabías a quiénes elegías para estar al frente de los apóstoles. En Pedro tengo el ejemplo del bravucón que cae, se levanta, llora su pecado y promete amarte hasta la muerte. Y Pablo, que queriendo hacer el bien es el mal lo que le sale, me enseña a aspirar a que seas tú, no yo, quien viva en mí. Pedro y Pablo, los padres misericordiosos y testigos de la fe, por cuya causa dieron su sangre en Roma. (Sigue tu oración personal)







martes, 28 de junio de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 28/06/2016





Tiempo Ordinario/13° Salterio 1° Semana. Tomo III
Martes 28 Junio







Santos IRENEO DE LYON ob mr,
Argimiro mj mr, Pablo I pp, Lucía Wang-Cheng y co mrs



Papa Francisco: «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!». La fe se eleva de las ruinas. La solida-edad 1  de todos en el momento de la prueba. ¿Por qué suceden estas cosas? No se puede explicar. -y,
Cuando los niños no entienden las cosas comienzan a hacer preguntas al papá o a la mamá: 
Papá, ¿por qué?». En estos momentos de tanto sufrimiento no os canséis de decir: «¿Por qué?» como los niños... Y así atraeréis la mirada de vuestro Padre sobre vuestro pueblo; atraeréis la ternura del Padre del cielo sobre vosotros.


PALABRA:
Subió Jesús a la barca y sus discípulos lo siguieron. De pronto, se levantó un temporal tan fuerte que la barca desaparecía entre las 
puM olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritandole: «¡Señor, sálvanos, que nos hundimos!». Él les dijo: «¡Cobardes! ;Qué poca fe!». Se puso en pie, increpó a los vientos y al lago, y vino una gran calma. Ellos se preguntaban admirados: «¿Quién es este? ¡Hasta el viento y el agua le obedecen!».


ORACIÓN:
Amós 3,1-8. 11-12; Salmo 5,5-8 • MATEO 8,23-27 
SEÑOR, ¡hasta el viento y el agua te obedecen! Esa fue la exclamación espontánea delos apóstoles que en el fondo confiaban en ti. Por eso te gritaron aterrados cuando no despertabas a pesar del temporal en el lago; ¡Señor, salvanos, que nos hundimos!.
Tú les reprochas su cobardía y su falta de fe. Pero en tu corazón sabías que veían su vida en peligro, y que creían en tu poder. Aunque escuche palabras duras de tu boca, yo quiero contar contigo siempre, cuando esté en serios peligros y cuando disfrute de paz y bienestar. No puedo dudar de tu infinita Misericordia. Tú puedes hacerte el dormido en mi vida, pero jamás permitas que dude de tu presencia salvadora. (Sigue tu oración personal).






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