Tiempo Ordinario/22°Salterio 2° Semana. Tomo IV
Miércoles 31 Agosto
Santos Ramón Nonato '<José de Arimatea y Nicodemo
NT, Dominguito del Val mr, Beato Pedro Tarrés y co mrs
Papa Francisco: [Los que tenían enfermos se los llevaban; y Jesús, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando]. Estamos entre las llagas de Jesús. Aquí está Jesús oculto en estos muchachos, en estos niños, en estas personas. En el altar adoramos la Carne de Jesús; en ellos encontramos las llagas de Jesús. Jesús oculto en la Eucaristía y Jesús oculto en estas llagas. ¡Necesitan ser escuchadas! Deben ser escuchadas por quienes se dicen cristianos. El cristiano adora a Jesús, el cristiano busca a Jesús, el cristiano sabe reconocer las llagas de Jesús.' hoy, todos nosotros, aquí, necesitamos decir: «Estas llagas deben ser escuchadas».
PALABRA:
Al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de
Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo
por ella. Él, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles. Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios». Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese. Pero él les dijo: «También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado».Y predicaba en las sinagogas de Judea.
ORACIÓN:
1Corintios 3,1-9; Salmo 32,12-15. 20-21 • LUCAS 4,38-44
SEÑOR, me admira la actitud de la suegra de Pedro: la salud que le devuelves no es para quedarse pasivamente, sino para ponerse a tu servicio. Es lo que tú quieres que haga cuando recibo tantas cosas buenas que me llegan de tu Misericordia. Pon tus manos sobre mí y cúrame de esas fiebres, origen de tantos males espirituales, líbrame del egoísmo y seré testigo valiente de tu amor a los demás, a quienes quiero servir porque tú estás en ellos. (Sigue tu oración personal).
La gente lo andaba buscando.
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego dice al discípulo: «Ahí tienes a tu madre».Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa.
Juan 19,25-27