miércoles, 14 de septiembre de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 13/09/2016





Tiempo Ordinario/24° Salterio 4° Semana. Tomo IV
Martes 13 Septiembre






Santos JUAN CRISÓSTOMO ob dc,

Julián pr mr, Marcelino mr.

Papa Francisco: La misericordia de Jesús ¡es una fuerza que da vida, que resucita al hombre! La misericordia de Jesús no es sólo un sentimiento, ¡es una fuerza que da vida, que resucita al hombre! Nos lo dice también el evangelio de hoy, en el episodio de la viuda de Naín. Al verla el Señor, se compadeció de ella. Esta «compasión» es el amor de Dios por el hombre, es la misericordia, es decir, la actitud de Dios en contacto con la miseria humana, con nuestra indigencia, nuestro sufrimiento, nuestra angustia. Y ¿cuál es el fruto de este amor, de esta misericordia? ¡Es la vida! Si le mostramos nuestras heridas interiores, nuestros pecados, Él siempre nos perdona. ¡Es todo misericordia! Vayamos a Jesús.




PALABRA:
Iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores». Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!». El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo». La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.

ORACIÓN:
1Corintios 12,12-14.27-31a; Salmo 99,2-5 • LUCAS 7,11-17
SEÑOR, en otras ocasiones, realizas tus milagros cuando te lo suplican con fe. En la entrada de la ciudad de Naín, ninguno del cortejo fúnebre de aquel joven te pidió nada. Pero, al ver las lágrimas de la pobre madre, fue tu corazón el que te lo pidió. Pero yo sé por experiencia propia que ante la aflicción no eres indiferente, y socorres a quien no intente esconderse de ti. ¡No llores... Muchacho, levántate! Vida para el joven muerto, inmensa alegría para la madre desconsolada, y pones de manifiesto que Dios ha visitado a su pueblo. Yo pongo mis debilidades ante ti. Confío en tu Misericordia: lástima de amigo y poder sanador de Dios. (Sigue tu oración personal).






martes, 13 de septiembre de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 12/09/2016






Tiempo Ordinario/24° Salterio 4ª Semana. Tomo IVLunes 12Septiembre






SANTÍSIMO NOMBRE DE MARÍA,

Ntra. Sra. de Lluc, de Estíbaliz.
Santos Guido cf, Albeo ob

Papa Francisco: Los ancianos judíos dicen a Jesús: [El centurión] Merece lo que pide porque ama a nuestro pueblo. Un gobernante que no ama no puede gobernar. Como mucho puede poner un poco
de orden, pero no gobernar. Y era un hombre humilde que dijo al Señor: No te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo. Y con humildad: Di una palabra y mi siervo quedará sano. Ninguno de nosotros puede decir: Pero yo no tengo que ver, son ellos quienes gobiernan. No; yo soy responsable de su gobierno y debo hacer lo mejor de mi parte para que ellos gobiernen bien, participando en la política como puedo. La política, dice la doctrina social de la Iglesia, es una de las formas más altas de la caridad, porque es servir al bien común. Pero ya tenemos la costumbre de pensar que de los gobernantes se debe sólo parlotear, hablar mal de ellos y de las cosas que no van bien. Roguemos por los gobernantes, para que nos gobiernen bien. Que esta Palabra de Dios nos ayude a participar mejor en la vida común de un pueblo: los que gobiernan, con el servicio de la humildad y con el amor; los gobernados, con la participación y sobre todo con la oración.



PALABRA:
Cuando terminó Jesús de hablar a la gente, entró en Cafarnaún. Un
centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho.Al oír hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los judíos, rogarle que fuera a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente: «Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestro pueblo y nos ha construido la sinagoga». Jesús se fue con ellos. No estaba lejos de
la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle: «Señor, no te molestes; no soy yo quién para que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes, y le digo a uno: "Ve", y va; al otro: "Ven", y viene; y a mi criado: "Haz esto", y lo hace». Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo: «Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe».Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.

ORACIÓN:
1Corintios 11,17-26.33; Salmo 39,7-10.17 • LUCAS 7,1-10
JESÚS, en el día del Nombre de MARÍA, te pregunto: ¿Pensabas en tu Madre cuando proclamabas las bienaventuranzas? Son tu vivo retrato y el retrato de tu madre. Hoy me uno a ti en el homenaje a ella. Seguramente la llamarías madre, mamá. Pero en tu corazón saborearías la dulzura del nombre de María, el más grande después del tuyo. Enséñame a amarla como tú la amaste. ¡Que mis últimas palabras antes de morir sean tu nombre, Jesús, y el de María! (Sigue tu oración personal).






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