miércoles, 28 de septiembre de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 27/09/2016






Tiempo Ordinario/26°Salterio 2° Semana. Tomo IV
Martes 27 Septiembre









Santos VICENTE DE PAÚL pb,
Cayo ob, Adolfo y Juan mrs


 Papa Francisco: Jesús reprocha a los apóstoles Santiago y Juan porque querían que bajara fuego del cielo sobre quienes no habían querido recibirle en una aldea de samaritanos. Y tal vez, en su imagen estaba el arquetipo del fuego que bajó sobre Sodoma y Gomorra y destruyó todo. Los dos apóstoles sentían que cerrar la puerta a Jesús era una gran ofensa: estas personas debían ser castigadas. Pero el Señor se giró y les reprochó: "Este no es nuestro espíritu'. El Señor va siempre adelante, nos hace conocer cómo es el camino del cristiano. No es, en este caso, un camino de venganza. El Espíritu cristiano es otra cosa, dice el Señor. Es el espíritu que Él nos hará ver en el momento más fuerte de su vida, en la pasión: espíritu de humildad, espíritu de mansedumbre.







PALABRA:
Cuando se iba cumpliendo el tiempo de ser llevado al cielo, Jesús
tomó la decisión de ir a Jerusalén.Y envió mensajeros por delante. De camino, entraron en una aldea de Samaria para prepararle alojamiento. Pero no lo recibieron, porque se dirigía a Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le preguntaron: «Señor, ¿quieres que mandemos bajar fuego del cielo que acabe con ellos?». Él se volvió y les regañó.Y se marcharon a otra aldea.

ORACIÓN:
Job 3,1-3.11-17.20-23; Salmo 87,2-8 • LUCAS 9,51-56
SEÑOR, Santiago y Juan, los hijos del trueno, aún no habían aprendido la mansedumbre y la humildad que vivirían y predicarían. Lejos de todo tipo de violencia, en su vida o en leyendas bélicas, Santiago -y Juan- son evocados como apóstoles que no se resistieron al mal y dieron su vida por ti. La violencia y la venganza no están en tu vocabulario. Ni quiero que estén en el mío, como no lo estuvieron en el de san Vicente de Paúl, el gigante del amor y de la misericordia. (Sigue tu oración personal).








martes, 27 de septiembre de 2016

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 26/09/2016




Tiempo Ordinario/26°  Salterio 2° Semana. Tomo IV
Lunes 26 Septiembre









Santos Cosme y Damián mrs,
Gedeón AT, Nilo ab, Lucía kim y co mrs




Papa Francisco: «Padre Santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros» (in 17,11). Esta unidad era ya amenazada cuando Jesús estaba aún entre los suyos: en el Evangelio, en efecto, se recuerda que los apóstoles discutían entre ellos sobre quién era el más grande, el más importante (cf. Lc 9,46). El Señor, sin embargo, insistió mucho en la unidad en el nombre del Padre, haciéndonos entender que nuestro anuncio y nuestro testimonio serán tanto más creíbles cuanto más nosotros primero seamos capaces de vivir en comunión y amarnos.



PALABRA
Los discípulos se pusieron a discutir quién era el más importante. Jesús, adivinando lo que pensaban, tomó de la mano a un niño, lo
puso a su lado y les dijo: «El que acoge a este niño en mi nombre me acoge a mí; y el que me acoge a mí acoge al que me ha enviado. El más pequeño de vosotros es el más importante». Juan tomó la palabra y Ie dijo: «Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre y, como no es de los nuestros, se lo hemos querido impedir». Jesús le respondió: «No se lo impidáis; el que no está contra vosotros está a favor vuestro».

ORACIÓN :
Job 1,6-22; Salmo 16,1-3. 6-7 • LUCAS 9,46-50
SEÑOR, cuando prevalece en la sociedad la convicción de que lo único que importa es esta vida, se explica que se quiera destacar, ser importante y considerado por la sociedad en la que se vive. Escribía uno de los mayores pensadores islámicos, el murciano Ibn'Arabi (1165-1240), a la vista de la autenticidad de los cristianos que le rodeaban: "Aquel cuya enfermedad se llama Jesucristo no tiene curación". ¡Bendita enfermedad incurable, tenerte a ti como único Maestro, estar siempre a favor tuyo, no importar nada más que tu opinión y decidir considerar importante lo que lo es de verdad: tú y tu Evangelio, tu amor y tu Misericordia! (sigue tu oración personal).






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