Tiempo Ordinario/28°Salterio 4° Semana. Tomo IV
Viernes 14 Octubre
San CALIXTO I pp. Beata María Poussepin vg
Papa Francisco: [Nada hay escondido que no llegue a saberse]. Hay una llamada a los que viven de las apariencias, los cristianos de las apariencias. Estos se creen vivos pero están muertos, y el Señor les pide estar vigilantes. Las apariencias son el sudario de estos cristianos: están muertos y el Señor los llama a la conversión. ¿Yo soy de estos cristianos de las apariencias? ¿Tengo vida dentro, tengo una vida espiritual? ¿Siento al Espíritu Santo, escucho al Espíritu Santo, voy adelante, o...? Pero, si todo parece bien, no tengo nada que reprocharme: tengo una buena familia, la gente no habla mal de mí, tengo todo lo necesario, estoy en gracia de Dios, estoy tranquilo. Los cristianos de apariencia ¡están muertos! Buscar algo vivo dentro y con la memoria y el estado de alerta, vigorizar esto para que se pueda ir hacia adelante. Conversión: desde las apariencias a la realidad. De la tibieza al fervor.
PALABRA:
Miles y miles de personas se agolpaban hasta pisarse unos a otros Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos: «Cuidado con la levadura de los fariseos, o sea, con su hipocresía. Nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, nada hay escondido que no llegue a saberse. Por eso, lo que digáis de noche se repetirá a pleno día, y lo que digáis al oído en el sótano se pregonará desde la azotea. A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden hacer más. Os voy a decir a quién tenéis que temer: temed al que tiene poder para matar y después echar al infierno.A este tenéis que temer, os lo digo yo. ¿No se venden cinco gorriones por dos cuartos? Pues ni de uno solo se olvida Dios. Hasta los pelos de vuestra cabeza están contados!), Por lo tanto, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones».
ORACIÓN:
Efesios 1,11-14; Salmo 32,1-5.12-13 • LUCAS 12,1-1
SEÑOR, si tanto te cuidas de los pájaros y tienes contados hasta los pelos de mi cabeza, ¿cómo vas a descuidar mi corazón, de donde sale lo mejor y lo peor que hago? Sabes que estoy en tus manos es una garantía de seguridad espiritual. Por eso acojo con gratitud tus palabras: No tengáis miedo. No es posible que te despreocupes de mí, creado a imagen y semejanza tuya, rescatado por tu sangre, hecho hijo de Dios. Por tu Misericordia, no sólo estaré muy bien cuidado, sino que llegaré a ser tu amigo. (Sigue tu oración personal)