Cultivarse es crecer, la ira no hace nada por nadie, la paciencia es la madre del buen carácter, quienes la cultivan disfrutaran de larga vida
miércoles, 2 de noviembre de 2016
CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES DÍA DE LOS DIFUNTOS 02/11/2016
Tiempo Ordinario/31° Salterio 3° Semana. Tomo IV
Miércoles 02 Noviembre
CONMEMORACIÓN DE TODOS
LOS FIELES DIFUNTOS
Papa Francisco: Es bello pensar que la muerte del cuerpo es como un sueño del que Jesús mismo nos despertará. Es bueno recordar en los cementerios no sólo a nuestros seres queridos, sino a todos, también a aquellos a quienes nadie recuerda. La tradición de la Iglesia ha exhortado siempre a rezar por los fieles difuntos, ofreciendo por ellos la celebración eucarística, que es la mejor ayuda es-ritual que podemos ofrecer a las almas, particularmente a las más abandonadas. El recuerdo de los difuntos, el cuidado de los sepulcros y los sufragios son el testimonio de la confiada esperanza radicada en la certeza de que la muerte no es la última palabra sobre la suerte humana, porque el hombre está destinado a una vida sin límites que tiene su raíz y su fin en Dios.
PALABRA:
Dijo Jesús a sus discípulos: «Que no tiemble vuestro corazón; creed
en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros.Y adonde yo voy, ya sabéis el camino». Tomás le dice: «Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Jesús le responde: «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí».
Lamentaciones 3,17-26; Salmo 129,1-8; Romanos 6,3-9 •
JUAN 14,1-6
SEÑOR, la muerte nos llegará a todos. Pero para quienes te aclamamos como Camino, Verdad y Vida, la tristeza de la muerte se trueca en esperanza de ir a una de las muchas estancias que nos has preparado en la casa del Padre. ¡Al cielo, al cielo, al cielo
quiero ir!, cantaba en la catequesis de niño. Hoy te pido que me concedas una muerte consciente, sabiendo que me esperas al otro lado con los brazos abiertos. Y, sobre todo, una muerte santa, muy unido a ti: que junto a ti encuentre a mis padres, hermanos y familiares difuntos, y a tantos muertos por quienes nadie en particular te pide: ¡Dales, Señor, el descanso eterno, y brille para ellos la luz perpetua! Será el fruto eterno de los que fueron misericordiosos en esta vida y hoy confiamos a tu Misericordia. (Sigue tu oración personal).
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PALABRA Y VIDA
CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES DÍA DE TODOS LOS SANTOS 01/11/2016
Tiempo Ordinario/31° Salterio 3° Semana. Tomo IV
Martes 01 Noviembre
TODOS LOS SANTOS
Papa Francisco: La fiesta de Todos los santos que celebramos hoy nos recuerda que la meta de nuestra existencia no es la muerte, ¡es el Paraíso! Los santos, los amigos de Dios, nos aseguran que esta promesa no defrauda. En su existencia terrena, en efecto, vivieron en comunión profunda con Dios. Vieron el rostro de Dios en el rostro de los hermanos más pequeños y despreciados, y ahora le contemplan cara a cara en su belleza gloriosa. Los santos no son superhombres, ni nacieron perfectos. Son como nosotros, personas que antes de alcanzar la gloria del cielo vivieron una vida normal, con alegría y dolores, fatigas y esperanzas. Pero, ¿qué es lo que cambió su vida? Cuando conocieron el amor de Dios, lo siguieron con todo el corazón, sin condiciones e hipocresías; gastaron su vida al servicio de los demás, soportaron sufrimientos y adversidades sin odiar y respondiendo al mal con el bien, difundiendo alegría y paz.
PALABRA:
Al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles: Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los sufridos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos se llamarán los hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».
ORACIÓN:
Apocalipsis 7,2-4.9-14; Salmo 23,1-6;1Juan 3,1-3•MATEO 5,1-12a
SEÑOR, rico en Misericordia, los santos vienen hoy a testimoniar la verdad de las bienaventuranzas: fueron dichosos en la tierra, en medio de sufrimientos; y son plenamente felices en el cielo. ¡Tú me llamas a ser santo! ¡Que un día me cuente entre ellos: que comparta con ellos la gloria, ya que en esta vida comparto la fe! (Sigue tu oración personal).
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