Tiempo Ordinario/33° Salterio 1° Semana. Tomo IV
Lunes 14 Noviembre
Santos José Pignatelli pb, Rufo ob, Lorenzo O'Toole ob,
Serapio mr
PALABRA:
Cuando se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino, pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le explicaron: «Pasa Jesús Nazareno». Entonces
gritó «Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!» .Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.
Cuando estuvo cerca, le preguntó: «¿Qué quieres que haga por ti?». Él dijo «Señor, que vea otra vez». Jesús le contestó: «Recobra la vista, tu fe te ha curado». Enseguida recobró la vista y lo siguió glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al ver esto, alababa a Dios.
ORACIÓN:
Apocalipsis 1,1-4;2,1-5a; Salmo 1,1-6 • LUCAS 18,35-43
JESÚS, hijo de David, ten compasión de mil Este sencillo y profundo grito de ayuda no sólo le valió al ciego de Jericó para recobrar la vista. A lo largo de los siglos de cristianismo, millones de veces ha salido del corazón y de los labios de los cristianos para
pedirte que tengas compasión en todos los ámbitos de la vida. Ten compasión de mi vida sin sentido ni rumbo, ten compasión de mi matrimonio y de mis hijos, ten compasión de mis compañeros de estudio o de trabajo, ten compasión de quienes no tienen un trabajo digno, ni un salario, ni una casa. Y, sobre todo, al estilo del "Peregrino ruso", como "oración del corazón":
Jesús, hijo de David, ten misericordia de mí, que soy un pecador. (Sigue tu oración personal).