FERIA MAYOR
Viernes 23 Diciembre
Santos JUAN DE KETY pb, Ivón ola Juan Stone pb mr,
M.° Margarita mf rl. Beatos Nicolás Factor pb,
Antonio Galváo de Franca pb
compras, hacer ruido. Una reflexión que lleva a otra pregunta dirigida a nosotros mismos: ¿Nuestra alma está abierta, como estaba abierta la Virgen? ¿O nuestra alma está cerrada y hemos colgado en la puerta un cartel, muy educado, que dice: Se ruega no molestar? Con la Virgen y con la madre Iglesia nos hará bien repetir hoy en oración estas invocaciones: oh sabiduría, oh llave de David, oh rey de las naciones, ven, ven. Una oración que se convierte en examen de conciencia, para verificar cómo es nuestra alma y hacer que sea un alma abierta, un alma grande para recibir al Señor en estos días. Un alma que comienza a sentir lo que mañana en la antífona nos dirá la Iglesia: Hoy sabréis que vendrá el Señor, y mañana veréis su gloria.
PALABRA:
A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se
enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan». Le replicaron: «Ninguno de tus parientes se llama así». Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Todos se quedaron extrañados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea.Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo: «¿Qué va a ser este niño?». Porque la mano del Señor estaba con él.
Malaquías 3,1-4. 23-24; Salmo 24,4-5. 8-10.14 • LUCAS I,57
OH EMMANUEL, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos, a quien Juan el Bautista anunció como Cordero de Dios que quita el pecado del mundo: ¡ven a salvarnos, Señor Dios nuestro! Emmanuel, Dios-con nosotros, salvador de los pueblos, te espero con el corazón abierto y con mi pobreza espiritual que tú vienes a enriquecer con tus dones divinos. (Sigue tu oración personal).