jueves, 12 de enero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 12/01/2017





I del T.O.
1a del salterio

Heb 1,1-6 /Sa196 /
Mc 1,14-20
Jueves 12 Enero





Antonio Ma Pucci; 
Benito Biscop; 
Tatiana, Elredo de 
Rielvaux


PALABRA:
Marcos 1,14-20
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio». Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.




Se pusieron a «seguir» a Jesús
Jesús comienza la predicación del reino, con una palabra fundamental: «convertíos», es decir, «cambiad de mentalidad y de vida». O lo que es lo mismo, tenemos que «ver la vida» como la vio Jesús. Y tener su estilo de vida, sus costumbres, sus preferencias y su bondad sin límites. Junto a la predicación, la elección de sus primeros discípulos: gente sencilla, trabajadores, hombres con poca formación y con muy escasos medios. Pero aquellos hombres poseían algo fundamental: se pusieron «a seguir» a Jesús. El seguimiento es «acompañar» a Jesús, «moviéndonos» con él, a su ritmo, siempre avanzando hacia un futuro mejor, el futuro del reino de Dios en el mundo. Cristo sigue llamando en esta hora para que «le sigamos», para que «caminemos junto a él», de su mano. Y para que comuniquemos a los demás esa «experiencia» que nos ha transformado la vida.


ORACIÓN:
Señor, nuestro seguimiento de tu Persona consiste en caminar junto a Ti, de tu mano, escuchando tus palabras y haciéndolas vida en las estructuras de la historia nuestra de cada jornada. Quizás no es mucho, pero es lo más importante.



          







CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES 11/01/2017




Después de Epifanía.
2° del salterio
1.1n 4,11-18 / Sal 71 /Mc 6,45-52
Miércoles 11 Enero







Higinio; Paulino de Aquilea; Bta. Ana María Janer;
Bto. Francisco Rogaczewski

PALABRA:
Marcos 6,45-52
Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús en seguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida mientras él despedía a la gente. Y después de despedirse se retiró al monte a orar. Llegada la noche, la barca estaba en mitad del lago y Jesús, solo, en tierra. Viendo el trabajo con que remaban, porque tenían viento contrario, a eso de la madrugada, va hacia ellos andando sobre el lago, e hizo ademán de pasar de largo. Ellos, viéndolo andar sobre el lago, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque al verlo se habían sobrésaltado. Pero él les dirige en seguida la palabra y les dice: «Ánimo, soy yo, no tengáis miedo». Entró en la barca con ellos, y amainó el viento. Ellos estaban en el colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque eran torpes para entender.




Rezar es una sublime cita con el Amor
La escena es fascinante. Primero, contemplamos a Jesús retirándose solo a rezar; a continuación, le vemos caminando sobre el mar; luego, los discípulos, turbados y espantados; y, enseguida, las palabras del Señor: «¡Ánimo!», que soy yo. ¡No tengáis miedo!». ¡Cuántas lecciones para nuestra vida! Jesús reza a solas en el monte, en silencio y en soledad. Toda su vida es un diálogo constante con el Padre. Y nosotros, ¿cómo rezamos?, ¿qué lugar ocupa la oración en nuestras vidas? Rezar es desear encontrarnos con Dios; orar es una sencilla y sublime cita con el Amor. El gusto de la oración es sabernos criaturas amadas ante el Creador. Orígenes nos dice: «Reza sin parar aquel que une la oración a las obras y las obras a la oración». Hemos de actuar siempre desde el diálogo continuo que Jesús nos ofrece, en el sosiego del espíritu. La oración es el respirar del amor.

ORACIÓN:
Señor, hoy recordamos a san Eulogio de Córdoba, sabio, maestro de sabios y testigo de tu amor. Como él, también nosotros queremos testimoniar nuestra fe en la sociedad de hoy, con palabras y obras que nos broten del corazón. Porque el mundo sigue necesitando más testigos que maestros.








cultivarseescrecer Chanel