1 del TO.
1° del salterio
Heb 3,7-14/Sa1 94
/ Mc 1,40-45
DOMINGO 15 ENERO
SANTOS:Cosme; Macario;
Francisco de
Capillas; Pablo
Ermitaño; Habacuc
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme». Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio». La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés». Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.
Curar las «nuevas lepras»
La curación del leproso del evangelio nos ofrece, de nuevo, la actitud de Cristo: acabar con todo lo que es motivo de sufrimiento, exclusión o violencia. La lepra era motivo de rechazo, no solo de la enfermedad sino de la persona. Se trataba de un mal que producía contagio rápidamente. Y en vez de redoblarse el esfuerzo y la acogida, el leproso era abandonado, sin derechos. Jesús, «sintiendo lástima, extendió la mano y le tocó, diciendo: "queda limpio"». Primero, el sentimiento del corazón, el amor a la persona, restableciendo su dignidad; segundo, la cercanía en el trato; tercero, el poder curativo. La nueva lepra nos habla de «manchas en nuestra piel, en nuestra vida»; nos habla de «exclusiones sociales y de pérdidas de la dignidad». Los leprosos de hoy reclaman la cercanía de los cristianos.
ORACIÓN:
Señor, cura nuestras lepras de esta hora, tantas manchas de mal sobre la piel de la sociedad; tantas lejanías y exclusiones; tantos odios y sinsabores. Queremos quedar limpios, nuevos, integrados en el mundo para construirlo cada día con amor.