lunes, 16 de enero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 15/01/2017




1 del TO.
1° del salterio
Heb 3,7-14/Sa1 94
/ Mc 1,40-45
DOMINGO 15 ENERO






SANTOS:
Cosme; Macario;

Francisco de
Capillas; Pablo
Ermitaño; Habacuc


PALABRA: Marcos 1,40-45
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas: «Si quieres, puedes limpiarme». Sintiendo lástima, extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero: queda limpio». La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente: «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés». Pero, cuando se fue, empezó a divulgar el hecho con grandes ponderaciones, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en descampado; y aun así acudían a él de todas partes.




Curar las «nuevas lepras»
La curación del leproso del evangelio nos ofrece, de nuevo, la actitud de Cristo: acabar con todo lo que es motivo de sufrimiento, exclusión o violencia. La lepra era motivo de rechazo, no solo de la enfermedad sino de la persona. Se trataba de un mal que producía contagio rápidamente. Y en vez de redoblarse el esfuerzo y la acogida, el leproso era abandonado, sin derechos. Jesús, «sintiendo lástima, extendió la mano y le tocó, diciendo: "queda limpio"». Primero, el sentimiento del corazón, el amor a la persona, restableciendo su dignidad; segundo, la cercanía en el trato; tercero, el poder curativo. La nueva lepra nos habla de «manchas en nuestra piel, en nuestra vida»; nos habla de «exclusiones sociales y de pérdidas de la dignidad». Los leprosos de hoy reclaman la cercanía de los cristianos.


ORACIÓN:
Señor, cura nuestras lepras de esta hora, tantas manchas de mal sobre la piel de la sociedad; tantas lejanías y exclusiones; tantos odios y sinsabores. Queremos quedar limpios, nuevos, integrados en el mundo para construirlo cada día con amor.
       
             




domingo, 15 de enero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 14/01/2017



1 del T.O.
1° del salterio
Heb 2,14-18 /Sal
104 / Mc 1,29-39
Sábado 14 Enero



Félix de Nola;
Juan de Ribera; 
Malaquías; Odorico de 
Pordenone; Sabas



PALABRA:
En aquel tiempo, Al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la cama y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca». Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido». Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.




Jesús, preocupado por la salud y el sufrimiento
De nuevo, el evangelio de hoy nos dibuja la silueta de Jesús y nos lo muestra preocupado por la salud de la gente y por el sufrimiento de los enfermos. Él alivia las penas y los dolores, transmitiendo siempre esperanza y alegría. Podemos decir que Jesús no soportaba ver a la gente sufrir. Una gran conclusión para nosotros: «Todos podemos aliviar penas en esta vida». Quizás no podamos hacerlo con los grandes problemas, pero sí con los pequeños sufrimientos: levantar el ánimo, infundir entusiasmo, hacer sonreír, ofrecer soluciones, alentar proyectos. Serán muchos los que lleguen a nosotros, hundidos por el peso de una situación agobiante. Abramos de par en par nuestros brazos para acogerles, para hablarles, para ensanchar sus horizontes, para eliminar sus nubes y hacer posible que, de nuevo, salga el sol en su pequeño firmamento.


ORACIÓN:
Señor, que allí donde haya un problema, pongamos nosotros una solución; que sepamos enjugar lágrimas y aliviar sufrimiento. La fórmula es muy sencilla: acogiendo,
escuchando, amando.

   
   
               




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