viernes, 20 de enero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 20/01/2017



II del T.O.
2º del salterio 
Heb 6,10-20/Sal 
110/Mc 2,23-28
Viernes20 Enero





Stos. Fabián
y Sebastián;
Fructuoso;
Eulogio y
Augurio, m.I
Eustoquia Calafato;
Eutimio el Grande

PALABRA:
Marcos 2,23-28
Un sábado, atravesaba el Señor un sembrado; mientras andaban, los discípulos iban arrancando espigas. Los fariseos le dijeron: «Oye, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?». Él les respondió: «¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre? Entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes presentados, que solo pueden comer los sacerdotes, y les dio también a sus compañeros». Y añadió: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».







Jesús defiende a sus discípulos
He aquí una escena sencilla, pero que nos ofrece una gran lección: la religión y sus normas están al servicio del ser humano y no al revés. Jesucristo defiende a sus discípulos; en el pequeño gesto de coger unas espigas para alimentarse, frente a las acusaciones de los observantes fariseos. Los rabinos judíos lo habían prohibido, por su obsesión de hacer extremadamente rigurosa la ley religiosa. ¿Qué buscamos, el espíritu o la letra? ¿Qué buscamos, el fastidio por el fastidio o la mejora del corazón humano? ¿Qué buscamos, la «aversión» o la «conversión»? Impresiona la actitud del Señor: defiende a los débiles, denuncia lo injusto, quiere poner en su sitio la dignidad del ser humano.


Siempre será antirreligioso un comportamiento que aplaste, mortifique, sofoque la vida del hombre, restrinja la libertad, amargue la alegría de vivir, estrangule la espontaneidad.





            


CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 19/01/2017





II del TO.
2° del salterio
Heb 5,1-70 /Sal 109 -
/ Mc 2,18-22





Santos
Canuto IV; Bto. 
Marcelo Spínola

PALABRA:
Marcos 2,18-22
En aquel tiempo, los discípulos de Juan y los fariseos estaban de ayuno. Vinieron unos y le preguntaron a Jesús: «Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?». Jesús les contestó: «¿Es que pueden ayunar los amigos del novio, mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. Llegará un día en que se lleven al novio; aquel día sí que ayunarán. Nadie le echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto, lo nuevo de lo viejo, y deja un roto peor. Nadie echa vino nuevo en odres viejos; porque revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».




Jesús está de parte de la vida
He aquí un texto fácil y difícil, a la vez. Fácil, porque nos presenta a un Dios de vida y de felicidad. Difícil, porque hemos de captar bien las palabras del Señor a propósito del ayuno. Los seguidores de Juan y los fariseos estaban de ayuno, quizás con la vieja idea de que era agradable a Dios, sin descubrir esa otra dimensión de pórtico, de purificación para el encuentro. Cristo habla de sus apóstoles como si estuvieran asistiendo a una boda, acompañando al novio y, por tanto, saboreando ese momento de alegría. La satisfacción de Dios no puede estar en las privaciones o en que sus discípulos lo pasemos mal. Todo lo contrario: Dios está más satisfecho cuando nos sentimos felices, con la sonrisa abierta a la esperanza. Vendrán los «ayunos» y las dificultades después, cuando el esposo no esté con nosotros.

Ayunar es compartir. No es la privación lo que nos hará felices sino el que captemos su dimensión más importante: la entrega a Dios y al prójimo. Compartir es hacer partícipes a los demás de nuestras pequeñas cosas y también de nuestros grandes dones.




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