domingo, 29 de enero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 28/01/2017




III del T.O.
3° del salterio
Heb 10,11-18/Sal 109/ Mc 4,1-20

Sábado 28 Enero 







Sto. Tomás de
Aquino, m.o.

Pedro Nolasco; 
Bta. Ma Luisa Montesinos; 
Bta. Olimpia



PALABRA:
Marcos 4,1-20
En aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al lago. Acudió un gentío tan enorme que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y el gentío se quedó en la orilla. Les enseñó mucho rato con parábolas, como él solía enseñar: «Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otro poco cayó entre zarzas; las zarzas crecieron, lo ahogaron, y no dio grano. El resto cayó en tierra buena: nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno». Y añadió: «El que tenga oídos para oír, que oiga». Cuando se quedó solo, los que estaban alrededor y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas. Él les dijo: «A vosotros se os han comunicado los secretos del reino de Dios; en cambio, a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que "por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y los perdonen"». Y añadió: «¿No entendéis esta parábola? ¿Pues, cómo vais a entender las demás? El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero, en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la simiente como terreno pedregoso; al escucharla, la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes y, cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, en seguida sucumben. Hay otros que reciben la simiente entre zarzas; estos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la simiente en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

           






viernes, 27 de enero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 27/01/2017


III del T.O.
3° del salterio
Heb 70,7-70 / Sal 39
/Mc 3,31-35
Viernes 27 Enero






Sta. Angela de
 Merici, m.I. 
Enrique de Ossó y 
Cervelló; Vitaliano

PALABRA:
Marcos 3,31-35
En aquel tiempo, llegaron la madre y los hermanos de Jesús y desde fuera lo mandaron a llamar. La gente que tenía sentada alrededor le dijo: «Mira, tu madre y tus hermanos están fuera y te buscan». Les contestó: «¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?». Y, paseando la mirada por el corro, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la voluntad de Dios, ese es mi hermano y mi hermana y mi madre».




La voluntad de Dios es la clave
Jesús nos ofrece la clave más importante de nuestra vida: hacer la voluntad de Dios. Las relaciones de parentesco, marcadas por las culturas, por las costumbres, no se elevan a principio absoluto. Para Jesús, los más cercanos a él son aquellos que realizan en sus vidas la voluntad de Dios. Y la voluntad de Dios es que todos nos respetemos, nos ayudemos, nos queramos, nos valoremos y que no nos hagamos daño. Es importante proteger la familia, uno de los pilares, el principal sin duda, de la sociedad civil. Pero por encima de los vínculos familiares, tantas veces resquebrajados por intereses de todo tipo, hemos de buscar, encontrar y realizar la voluntad de Dios, los caminos que a él nos conducen. Lo de «hermanos», ya lo sabemos, es un semitismo —el pueblo judío es semita— que se refiere a «parientes» en sentido amplio.




Señor, haz que descubramos tu voluntad, tu proyecto sobre cada uno de nosotros, el guión que nos trazas para que lo realicemos como tarea primordial de nuestras vidas. Ahí reside la santidad.





              




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