miércoles, 22 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 21/02/2017






4° del salterio 
1s 58,96-14 / Sal 85

Lc 5,27-32
Martes 21 Febrero 






Secundino; Lucio; 
Bto. Noél Pinot



PALABRA:

Lucas 5,27-32
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?». Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».


Convivir con la gente
Jesús nos ofrece hoy una hermosa fórmula para cambiar la mentalidad de la gente: «convivir con ella». ¿Cómo es posible que meta en su grupo a un recaudador de impuestos, con el odio que les tenía la gente? Los recaudadores eran los primeros colaboracionistas con el poder opresor del imperio. Pero Jesús, con esta elección, busca algo mucho más importante: «cambiar la mentalidad de aquellos hombres, conviviendo él con ellos». Jesús se juega aquí su imagen pública y su prestigio. No importa. Para él, lo decisivo era la cercanía humana a quienes, desde el punto de vista de la religión, se veían como los más indeseables. Se establece así una especie de lucha interna con los fariseos, «los que se tenían por más dignos» y no soportaban el proceder de Jesús, que se ganaba a la gente.


Señor, enséñanos a acercarnos a los demás, en todo momento, abriendo nuestro corazón de par en par a su presencia, a sus problemas, a sus situaciones, aunque sean difíciles y distantes, muy distantes de las nuestras.



             



martes, 21 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 20/02/2017






4° del salterio
1s 58,9a/Sal 50/
Mt 9,14-15 
Lunes 20 Febrero





Eleuterio; León; 
Mildred; Bta. Jacinta 
Marto de Fátima; 
Bta. Julia Rodzinska


PALABRA:
Mateo 9,14-15
En aquel tiempo, se acercaron los discípulos de Juan a Jesús, preguntándole: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?». Jesús les dijo: «¿Es que pueden guardar luto los invitados a la boda, mientras el novio está con ellos? Llegará un día en que se lleven al novio, y entonces ayunarán».



Del sacrificio, al gozo fraternal
En este tiempo de Cuaresma se nos invita al ayuno, pero entendiendo bien la palabra y su contenido. Jesús quiere que seamos capaces de compartir nuestro pan con los que no tienen. El ayuno nos ofrece así su dimensión de privación, que redunda en beneficio de otros. Por eso, ayunar es compartir, ofrecer algo de lo nuestro, no acaparar, ser conscientes de que nuestro sacrificio no se encierra en nosotros sino que traspasa las barreras de los egoísmos humanos y se convierte en pan para nuestro prójimo, o en unas cuantas monedas para solucionar algunos de sus problemas. Jesús nos plantea de nuevo su reino como una fiesta de bodas y, por tanto, como un manantial de gozos fecundos, de una nueva alegría que nos hace felices.


Señor, que nuestro ayuno cuaresmal no sea solo un gesto para ensalzar nuestro yo, o para acallar nuestra conciencia, sino todo lo contrario: renunciamos a algo nuestro para compartir con los más débiles, con los más necesitados. Hacemos así algo que no escuece sino que produce un gozo infinito.







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