4° del salterio
1s 58,96-14 / Sal 85
Lc 5,27-32
Martes 21 Febrero
Secundino; Lucio;
Bto. Noél Pinot
PALABRA:
Lucas 5,27-32
En aquel tiempo, Jesús vio a un publicano llamado Leví, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: «Sígueme». Él, dejándolo todo, se levantó y lo siguió. Leví ofreció en su honor un gran banquete en su casa, y estaban a la mesa con ellos un gran número de publicanos y otros. Los fariseos y los escribas dijeron a sus discípulos, criticándolo: «¿Cómo es que coméis y bebéis con publicanos y pecadores?». Jesús les replicó: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a que se conviertan».
Convivir con la gente
Jesús nos ofrece hoy una hermosa fórmula para cambiar la mentalidad de la gente: «convivir con ella». ¿Cómo es posible que meta en su grupo a un recaudador de impuestos, con el odio que les tenía la gente? Los recaudadores eran los primeros colaboracionistas con el poder opresor del imperio. Pero Jesús, con esta elección, busca algo mucho más importante: «cambiar la mentalidad de aquellos hombres, conviviendo él con ellos». Jesús se juega aquí su imagen pública y su prestigio. No importa. Para él, lo decisivo era la cercanía humana a quienes, desde el punto de vista de la religión, se veían como los más indeseables. Se establece así una especie de lucha interna con los fariseos, «los que se tenían por más dignos» y no soportaban el proceder de Jesús, que se ganaba a la gente.
Señor, enséñanos a acercarnos a los demás, en todo momento, abriendo nuestro corazón de par en par a su presencia, a sus problemas, a sus situaciones, aunque sean difíciles y distantes, muy distantes de las nuestras.