sábado, 25 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 24/02/2017


1ºde Cuaresma
lª del salterio
Is 55,10-11 / Sal 33
/ Mt 6,7-15
Viernes 24 Febrero





Modesto; Bta. Mª
Josefa Naval; Bta.
Ascensión del
Corazón de Jesús

PALABRA:
Mateo 6,7-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así: "Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día, perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno". Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras culpas».


La oración que rezó Jesús
¡Qué hermosa la oración del Padrenuestro! Hay una observación que me encanta: «esta oración salió de los labios de Jesús, fue rezada por él». «Orar es colocarnos en los brazos de Dios», nos decía el santo papa Juan Pablo II. Orar es abrirnos al Señor, hablarle y escucharle, interiorizar su Palabra. Orar es «sentir» la presencia del Señor en nuestras vidas. El Padrenuestro tiene preciosos y esenciales destellos para nosotros: primero, creemos en un Dios que es Padre; segundo, suscita en nosotros una inmensa confianza; tercero, es un Padre del que tenemos que fiarnos siempre; cuarto, es un Padre siempre bueno, tanto con los buenos como con los malos. Orar es sentir la necesidad de una voz, de una palabra, de unos brazos infinitos que sostengan nuestra existencia, con tantas carencias como necesidades.


Padre nuestro que estás en el cielo, y también, siempre a mi lado, pendiente de mí, de mis necesidades apremiantes, de mis agobios lacerantes, de mis situaciones más difíciles, cuando río y cuando lloro... Padre nuestro, haz que sienta tu presencia en mi corazón, en mis pasos, en mi caminar por los senderos de la historia, siempre llevado de tu mano.  




                                    










viernes, 24 de febrero de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 23/02/2017



Iº de Cuaresma 
1ªdel salterio
Lev 19,1-2.11-18 
/Sa118/Mt

25,31-46





S. Policarpo de 
Esmirna, c. 
Marta de Astorga; 
Florencio; Bta. 
Rafaela Ybarra

PALABRA:
Mateo 25,31-46
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria, y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: "Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme". Entonces los justos le contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?". Y el rey les dirá: "Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis". Y entonces dirá a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis". Entonces también estos contestarán: "Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?". Y él replicará: "Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de estos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo". Y estos irán al castigo eterno, y los justos a la vida eterna».


Señor, quiero verte en cada hermano cercano o lejano que cruce a mi lado, que llame a mi puerta, que me pida un trozo de pan o un vaso de agua; quiero verte en cada rostro, en cada mirada, en cada tragedia salpicada de dolor; quiero verte y salir a tu encuentro, ofrecerte mi mano y mi corazón.






                 




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