III de Cuaresma
3° del salterio
Dt 4,1.5-9 /Sal 147/
Mt 5,17-19
Sábado 11 Marzo
Sofronio; Ramiro;
Eutimio; Fermín;
Heraclio 1
PALABRA:
Mateo 5, 17-19
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «N creáis que he venido a abolir la Ley y los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud. Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, se lo enseñe así a los hombres, será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla enseñe será grande en el reino de los cielos».
De la observancia, a la plenitud
Jesús nos abre nuevos horizontes y nos descubre cómo no basta con la mera observancia, sino que hemos de caminar hacia la plenitud: no podemos quedarnos en las normas y en los ritos, sin avanzar hacia los valores del reino de los cielos: la relación fraterna con los demás, el respeto, la justicia, la libertad, la generosidad, la bondad sin condiciones. «Misericordia quiero y no sacrificios», dirá el profeta Oseas. Jesús vino a llevar a su perfección o a su total «plenitud» lo que representa la ley y los profetas. Jesús no se queda en la mera observancia. Avanza, descubre nuevas dimensiong, nos abre el firmamento de su reino. Y en la pertenencia a ese reino está la clave de nuestra felicidad.
Señor, no podemos quedarnos en la observancia fría en el rito desnudo. Hemos de avanzar hacia sus más hondos significados, llegando a la plenitud. ¡Cómo te esfuerzas, Señor, para que comprendamos bien tus caminos, para que avancemos en la relación con nuestro prójimo!