martes, 14 de marzo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 14/03/2017


III de Cuaresma
3° del salterio
Os 6,1-6 / Sal 50 / Lc
18,9-14
Martes 14 Marzo





Matilde; Florentina;

León; Pedro

PALABRA:
Lucas 18,9-14
En aquel tiempo, a algunos que, teniéndose por justos, se sentían seguros de sí mismos y despreciaban a los demás, dijo Jesús esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: "¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo". El publicano, en cambio, se quedó atrás y no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo; solo se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador". Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».


Los «fariseos» y los «publicanos» de hoy
Sigue en nuestro tiempo, en nuestros días, la presencia de los «fariseos» y de los «publicanos», quizás con otros ropajes pero con las mismas características: el fariseo se ve a sí mismo como bueno, cumplidor de sus deberes, observante y sumiso a lo que está mandado; se siente seguro de sí mismo, de sus ideas, de su forma de vivir; desprecia a los que no piensan como él. En cambio, el publicano de hoy abunda entre la gente corriente, la gente sencilla: todos los que se sienten humillados, avergonzados, despreciados. El fariseo va por la vida con la cabeza alta, sin reprocharse nada; en cambio, el publicano tiene siempre la sensación de que su situación no es aceptada y se mueve entre los límites de la ilegalidad. Por eso, apenas si se atreve a manifestar su fe y su esperanza. Ya vemos cómo los mira Jesús y cómo los cataloga.


Cuando todo está perdido, cuando ya no hay salida, cuando la ayuda humana es impotente, cuando el dolor se vuelve absurdo, cuando ya no puedo más y Dios parece muerto y enterrado... ¡Espera! ¡Viene la resurrección!

                                           




CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 13/03/2017




III de Cuaresma
3° del salterio
Os 14,2-10 / Sal 80 /
MI 12,28-34
Lunes 13 Marzo











Rodrigo y Salomón; 
Nicéforo; Arabia;
Sancha


PALABRA:
Marcos 12, 28-34
En aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: «¿Qué mandamiento es el primero de todos?». Respondió jesús: «El primero es: "Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser': El segundo es este: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo': No hay mandamiento mayor que estos». El escriba replicó: «Muy bien, Maestro, tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios». Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo: «No estás lejos del reino de Dios». Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.



«Si me falta el amor...»
Jesús ofrece el amor como argumento central del cristianismo: «si me falta el amor, no soy nada, me falta todo». Su principal mandamiento es el amor a Dios. Y añade que el amor al prójimo va unido al amor a Dios. El amor a Dios y el amor al prójimo son inseparables, de tal forma que no es posible amar a Dios si no es a través del amor que le tenemos al prójimo. «Todo el que anda cien metros sin amor, camina hacia sus propios funerales con el sudario puesto», proclamaban los versos del poeta. ¡Hemos de convencernos! Ser cristianos es abrirnos al amor de Dios y derramar después ese amor a los hermanos, con nuestras palabras, nuestros gestos más hermosos, nuestras acciones más humanas y entrañables que confirmen ese amor en todo momento.



Señor, danos tu amor, pero, sobre todo, haz que lo sintamos en nuestro corazón. Y que no tengamos que lamentarnos como san Agustín, cuando decía: «Tarde te amé.. Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo». Que tu presencia nos ilumine y nos haga caminar en la verdad, en la vida y en el amor.

   
                                     
                                   


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