viernes, 21 de abril de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 20/04/2017



Jueves 20 Abril
III de Pascua
3° del salterio

He 6,8-15 /Sal 118 
/In 6,22-29








Telmo; Sulpicio y 
Serviano; Inés de 
Montepulciano



PALABRA:
Juan 6,22-29
Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo has venido aquí?». Jesús les contestó: «Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios». Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?». Respondió Jesús: «La obra que Dios quiere es esta: que creáis en el que él ha enviado».


Curar y alimentar, dos tareas básicas
Hay dos temas que aparecen siempre en el evangelio: la salud de los enfermos y la comida de los que carecen de alimentación. Jesús se acerca a los enfermos, les devuelve la dignidad perdida, sana sus heridas, cura sus enfermedades. Jesús multiplica los panes y establece la vía del amor para solucionar el problema del hambre: compartir lo que tenemos con los demás, abrir nuestro corazón a los problemas, preocuparnos por los que lo pasan mal. No acabamos de solucionar el problema del hambre, porque solo buscamos el pan material sin fijarnos ni preocuparnos por los manantiales del amor y de la justicia, que serán, al fin, los verdaderos cauces que proporcionen alimentos a la humanidad. El problema radica en la falta de fe, es decir, en la falta de una motivación superior, de una voluntad y de una fuerza superior, que nos haga sensibles a la solidaridad, a la necesidad de compartir y de implantar la justicia en el mundo.







jueves, 20 de abril de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES 19/04/2017


Miércoles 19 Abril
3a del salterio
He 3,13-15.17-19/
Sa14/11n 2,1-5/
Lc 24,35-48





León IX;
Bto. Marcel Callo


PALABRA:
Hechos 3,13-15,17-19
En aquellos dias, Pedro dijo a la gente: «El Dios de Abrahan, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesus, al que vosotros entregasteis y rechazasteis ante Pilato, cuando habia decidido soltarlo. Rechazasteis al santo, al justo, y pe-
disteis el indulto de un asesino; matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucito de entre los muertos, y nosotros somos testigos. Sin embargo, hermanos, se que lo hicisteis por ignorancia, y vuestras autoridades lo mismo; pero Dios cumplio de esta manera lo que habia dicho por los profetas, que su Mesias tenia que padecer. Por tanto, arrepentios y convertios, para que se borren vuestros pecados».






Salmo 4
Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Senor.






1Juan 2,1-5
Hijos mios, os escribo esto para que no pequeis. Pero, si alguno peca, tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. El es victima de propiciacion por nuestros pecados, no solo por los nuestros, sino tambien por los del mundo entero. En esto sabemos que lo conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «Yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no esta en el. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en el a su plenitud. En esto conocemos que estamos en el.

Lucas 24,35-48
En aquel tiempo, contaban los discipulos lo que les habia pasado por el camino y como habian reconocido a Jesus al partir el pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando se presenta Jesus en medio de ellos y les dice: «Paz a vosotros». Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. El les dijo: «¿Por que os alarmais?, por que surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo». Dicho esto, les mostro las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegria, y seguían atónitos, les dijo: «¿Teneis ahí algo que comer?». Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. El lo tomo y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que os decia mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moises y en los profetas y salmos acerca de mi tenia que cumplirse». Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: «Asi estaba escrito: el Mesias padecera, resucitará de entre los muertos al tercer dia, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Jesús, humano y cercano
Jesús, en sus apariciones, se nos muestra humano y cercano. Jesús resucitado parte el pan con los discípulos, de tal modo que comienza a presidir, como lo hace ahora de modo invisible, la asamblea eclesial. No se aleja, se hace presente; se deja ver, tocar, palpar, come ante todos, se muestra a las mujeres antes que a nadie, explica las Escrituras, condesciende con las exigencias de un incrédulo como Tomas. La divinización no Ileva consigo ni un alejamiento, ni el mínimo de perdida de su condición humana, sino todo lo contrario: precisamente porque nosotros lo vemos mas divino, Él se nos hace mas humano, mas cercano. Nuestros diálogos con Él en el Sagrario han de rezumar confianza plena, intimidad y cariño. Jesús está con nosotros, camina con nosotros, se hace uno de nosotros, hasta alimentarnos con su Cuerpo y con su Sangre en la Eucaristía.                                                                                                     



cultivarseescrecer Chanel