lunes, 1 de mayo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 30/04/2017



Domingo 30 Abril
IV de Pascua
4a del salterio
He 13,13-25/Sal 88

/Jn 13,16-20








S. Pío V, m.I.
Amador, Pedro y
Luis; José Benito
Cottolengo; María
de la Encarnación

Guyart



PALABRA:

Juan 13,16-20
Cuando Jesús acabó de lavar los pies a sus discípulos, les dijo: «Os aseguro, el criado no es más que su amo, ni el enviado es más que el que lo envía. Puesto que sabéis esto, dichosos vosotros si lo ponéis en práctica. No lo digo por todos vosotros; yo sé bien a quiénes he elegido, pero tiene que cumplirse la Escritura: "El que compartía mi pan me ha traicionado". Os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis que yo soy. Os lo aseguro: El que recibe a mi enviado me recibe a mí; y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado».



Descubrir a Dios en el prójimo
Jesús nos descubre el secreto: «el que recibe a mi enviado, me recibe a mí, y el que a mí me recibe, recibe al que me ha enviado». Hay una pregunta punzante para estas palabras de Jesús: «¿Por qué, entonces, tratamos con más respeto "lo sagrado", que lo "profano"? ¿Por qué a muchas personas les preocupa más "lo sagrado" que lo "laico" o lo "civil"?». Deberíamos trasladar nuestro silencio, nuestro fervor, nuestro recogimiento y la devoción que sentimos y tenemos en el templo, en los lugares sagrados, hasta los hermanos más débiles, más frágiles, más necesitados. Ahí radicaba, por ejemplo, la clave de la caridad de Teresa de Calcuta: «En cada rostro humano percibo y contemplo el rostro de Jesús». En todo lo verdaderamente humano está Dios. Ojalá lleguemos y vivamos este hermoso descubrimiento.


Todos nosotros reconocemos en la Eucaristía la presencia real de Cristo. Desgraciadamente, no acostumbramos a creer en la presencia real del mismo Cristo, en la Iglesia, en sus miembros, sobre todo en los más pobres, en los miembros que sufren persecución y martirio, en las comunidades, en los más abandonados y solitarios. 
                  



domingo, 30 de abril de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 29/04/2017


Sábado 29 Abril
Oficio de la f 1Jn 1,5-2,2/ 
Sal 102 /

Mt 11,25-30







Sta. Catalina de 
Siena, f.
Hugo de Cluny;
Pedro de Verona; 
Roberto de

Molesmes

PALABRA:
Mateo 11,25-30
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».



Los «sabios» y los «sencillos»
Jesús establece dos categorías de personas con relación a su reino: los «sabios» y los «sencillos». Los sabios son los que no se enteran de las cosas de Dios, mientras que los sencillos son los que saben de eso. Los «sabios» en Israel formaban la aristocracia religiosa, principalmente los «letrados», los estudiosos de la ley religiosa y sus interpretaciones más complicadas. Los «sencillos», que etimológicamente hace referencia a los «niños», a los «lactantes», o lo que sería lo mismo que «los incultos», «los ignorantes», los «simples», no pueden acudir a los centros de estudio y escuchan a Jesús con atención. Precisamente son más limpios, más libres, por sus carencias, y captan mucho mejor los mensajes de Jesús. La sencillez de corazón equivale a no «centrarnos en nosotros mismos», en «nuestro saber», en nuestro «egoísmo», sino que nos sitúa en un plano humilde de pobreza que acoge con mucha más gratitud aquello que se le ofrece. Se trata de «saber conectar con Dios» o «dejar que Dios conecte con nosotros».


La verdad nos hará libres. Contar la historia verazmente es asumirla como lección, como semilla de futuro. El evangelio siempre debe ser verdad y complicidad. Lo que tampoco contradice el consejo de Jesús: ser sencillos como las palomas y ser astutos como las serpientes. Danos, Señor, la sencillez de abrirnos a Ti, escucharte y confiar siempre en Ti.




            




cultivarseescrecer Chanel