sábado, 6 de mayo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 05/05/2017


Viernes 05 Mayo
V de Pascua
1º del salterio
He 14,19-28/Sal
144 /In 14,27-31a







Nª Sra. de Gracia; 
Nª Sra. de África;
Máximo de
Jerusalén; Martín
de Finojosa

PALABRA:
Juan 14,27-31a
1;n aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el inundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuesro lado". Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago».


El don de la paz
Jesús deja a sus discípulos el don de la paz. La paz, con visión de nuestro mundo, se centra en el «equilibrio de las fuerzas», en las posibilidades de ganar en los enfrentamientos, en el «orden establecido». Es una paz de armas y de violencia. La paz de Jesús, por el contrario, se basa en la verdad, en el amor, en la justicia, en la libertad. Es la paz del que tiende sus manos para el abrazo, del que tiende como puente su corazón. Es la paz del diálogo y del entendimiento. Quizás, para ello, hemos de colocar, pedir y conseguir paz en nuestras conciencias libres: la paz personal, la paz familiar, la paz social, la paz internacional. Conciencias iluminadas por la presencia del Señor que saben de sonrisas abiertas, tras eliminar los puños cerrados.


Señor, danos tu paz, esa armonía que nos hace sentirnos reconciliados con nosotros mismos, con los demás, con el universo entero, contemplado como tu escenario para el desarrollo de Id historia. La paz brota del manantial del bien.










viernes, 5 de mayo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 04/05/2017



Jueves 04 Mayo
V de Pascua
1° del salterio

He 14,5-18 / Sal 
113b / In 14,21-26







José María Rubio; 
Gotardo; Bto.

Ceferino Jiménez 
Malla"el Pelé"; Bta. 
Francisca Paula de 
Jesús (Nhá Chica)

PALABRA:
Juan 14, 21-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El qu acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama al que me ama lo amará mi Padre, y yo también 1 amaré y me revelaré a él». Le dijo Judas, no el Isca riote: «Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?». Respondió Jesús y le dijo: «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre 1 amará, y vendremos a él y haremos morada en él. E que no me ama no guardará mis palabras. Y la pala bra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió. Os h hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, e Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os 1 enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho».

La clave: amar a los demás
Jesús nos ofrece la condición indispensable para que podamos decir que le amamos: amar a los demás. Solamente quien cumple ese mandamiento es quien puede empezar a hablar de su amor a Jesucristo y, en definitiva, a Dios. La fórmula es muy fácil: escuchar su Palabra, aceptarla y llevarla a la práctica. «Es fácil la piedad sensible, rehuimos la piedad sacrificada». Es fácil hablar de amor en un ambiente de fiesta, con flores y música, entre sonrisas y abrazos. Pero el amor a Dios no consiste en «vivir momentos emotivos» ni siquiera en «expresar sentimientos por muy sinceros que sean». Consiste en amar al prójimo, con un amor que le abraza, le mejora, intenta solucionar sus problemas, en un compartir fraterno y generoso.

Déjame, Señor, así; déjame que en Ti me muera mientras la brisa en la era dora el tamo que yo fui», cantaba el poeta. Junto a nuestros mejores sentimientos, junto a la emoción del momento, nos queda la acción, el amor hecho verdad en la entrega a los hermanos.





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