domingo, 7 de mayo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 06/05/2017


Sábado 06 Mayo
V de Pascua
lº del salterio

He 15,1-6 / Sal 121 / 
Jn 15,1-8





Domingo Savio;
Judit; Benedicta; 
Heliodoro; Francisco 
de Laual; Bto.

Enrique Kaczorowski 
y comp.

PALABRA:
Juan 15,1-8
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».


El primer fruto: permanecer en Jesús
¡Cuántas veces nos habla el Señor de los frutos, de las obras, de las acciones de nuestra vida! ¡Y cuántas veces nosotros nos empeñamos en vivir un cristianismo de sentimientos y de emociones, de piedad sensible! ¡Cuántas veces nos empeñamos en caminar por nuestra cuenta, como «sarmientos solitarios»! El Señor nos pide que estemos unidos a la vid, que «permanezcamos en Él», para que así podamos dar fruto. El primero de los frutos ha de ser nuestra oración, la escucha de su Palabra, la contemplación de su reino. Hay un primer fruto espiritual, antes de que lleguen los frutos materiales. Y acaso sea esa una de nuestras más fuertes contradicciones: «buscar el éxito externo, antes que nuestros triunfos interiores»: «permanecer unidos a Jesús».




Señor, el primer fruto de mi vida ha de ser la unión contigo, la amistad profunda, intensa, que brota en raudales de gracias. Es el primer fruto que quiero en mi vida. Y que resuenen constantemente tus palabras en mi corazón: permanece en Mí.







                                





sábado, 6 de mayo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 05/05/2017


Viernes 05 Mayo
V de Pascua
1º del salterio
He 14,19-28/Sal
144 /In 14,27-31a







Nª Sra. de Gracia; 
Nª Sra. de África;
Máximo de
Jerusalén; Martín
de Finojosa

PALABRA:
Juan 14,27-31a
1;n aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el inundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuesro lado". Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago».


El don de la paz
Jesús deja a sus discípulos el don de la paz. La paz, con visión de nuestro mundo, se centra en el «equilibrio de las fuerzas», en las posibilidades de ganar en los enfrentamientos, en el «orden establecido». Es una paz de armas y de violencia. La paz de Jesús, por el contrario, se basa en la verdad, en el amor, en la justicia, en la libertad. Es la paz del que tiende sus manos para el abrazo, del que tiende como puente su corazón. Es la paz del diálogo y del entendimiento. Quizás, para ello, hemos de colocar, pedir y conseguir paz en nuestras conciencias libres: la paz personal, la paz familiar, la paz social, la paz internacional. Conciencias iluminadas por la presencia del Señor que saben de sonrisas abiertas, tras eliminar los puños cerrados.


Señor, danos tu paz, esa armonía que nos hace sentirnos reconciliados con nosotros mismos, con los demás, con el universo entero, contemplado como tu escenario para el desarrollo de Id historia. La paz brota del manantial del bien.










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