Domingo 07 Mayo
V de Pascua.
lº del salterio
He 15,7-21 /Sal 95
/In 15,9-11
Nª Sra. de la Victoria;
Benedicto II; Gisela;
Rosa Venerili
PALABRA:
Juan 15,9-11
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud».
Jesús habla de la alegría
He aquí un texto en el que Jesús nos habla de la alegría: la ofrece y la quiere para sus discípulos. La alegría no se comunica ni se adquiere por decreto, sino por contagio. El que la tiene, la transmite a los que viven con él. Jesús quiere un cristianismo y unos cristianos que transmitan alegría, felicidad, bienestar. En muchas épocas de la historia, el cristianismo ha acentuado el ancho campo de las prohibiciones, hasta el punto de que se ha considerado como «aguafiestas». Mucha gente tiene del cristianismo una idea de sufrimiento, de negritud, de caras serias y rostros desolados. Ha de surgir un movimiento que nos presente el rostro alegre de un Dios cercano, que acoge, comprende, perdona y siembra felicidad. Dios es la alegría de la plenitud.
Señor, por encima de nuestros problemas y preocupaciones, concédenos el don de la alegría, que no consiste en reír sino en sonreír a la vida, a todos los que llaman a la puerta de nuestro corazón.