miércoles, 10 de mayo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 09/05/2017

Martes 09 Mayo
V de Pascua
1º del salterio
He 16,1-10 / Sal 99
/In 15,18-21




Gregorio de la
Berrueza; Pacontio;
Jorge Preca

PALABRA:
Juan 15, 18-21
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si el mundo os odia, sabed que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo os amaría como cosa suya, pero como no sois del mundo, sino que yo os he escogido sacándoos del mundo, por eso el mundo os odia. Recordad lo que os dije: "No es el siervo más que su amo. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra". Y todo eso lo harán con vosotros a causa de mi nombre, porque no conocen al que me envió».


El «odio del mundo»
Jesús nos habla del «odio del mundo», previniendo las persecuciones y muertes de sus discípulos. Frente a los intereses y los planteamientos de «los sistemas» del mundo, de ese «orden establecido» que rige a los pueblos, el proyecto de Jesús tendrá como base primordial las relaciones de amor y libertad, con preferencia de los últimos, de los más pobres, de los más débiles, de los que más lo necesitan. Llega, entonces, el conflicto. ¿Cómo van a perder poder los «poderosos» de este mundo? ¿Cómo los intereses de bienes materiales van a ser sustituidos por su justa distribución, en aras de una hermosa y creciente fraternidad? El Evangelio se convierte así en un peligro, en una amenaza para los que manejan los hilos de los sistemas humanos. «Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán», nos dice el Señor. Por eso, hemos de estar preparados.

No nos importa, Señor, la persecución, cuando nuestro corazón rebosa amor, entrega generosa, oblación de nuestras vidas por nuestros hermanos más necesitados. La fraternidad es perseguida cuando se convierte en amenaza para los «sistemas». No nos importó, Señor. 

                



martes, 9 de mayo de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 08/05/2017





Lunes 08 Mayo
V de Pascua
1ºdel salterio

He 15,22-31 /Sal 56 
/In 15,12-17





Na Sra. de la Salud;
Bonifacio IV;
Magdalena de

Canossa; Víctor de 
Milán; Bta. Ulrike
Nish

PALABRA:
Juan 15, 12-17
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Este es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. De modo que lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo dé. Esto os mando: que os améis unos a otros».



El mandamiento de la felicidad
Jesús nos ofrece y nos explica el «mandamiento de la felicidad»: «que os améis unos a otros como yo os he amado». Y enseguida nos señala sus destellos más hermosos: respeto, aceptación, estima, libertad. No se trata de poseer, ni de dominar, ni de apropiarse de nadie, y menos, de aprovecharse de las personas que amamos. Se trata de un amor que valora, enriquece, se desvive, ayuda, soluciona, da la vida en oleadas de servicialidad. En ese amor está el secreto de la verdadera felicidad. No es el amor humano que surge de las entrañas, con sus reglas de juego, para su desarrollo. Es el amor que Dios nos da, que recibimos de Jesús cada día, y que nosotros derramamos en nuestro prójimo, con el mismo sello que Dios le pone.



Señor, haz que tu amor nos transforme, sintiéndonos hermanos, hijos tuyos, y que ese amor que de Ti recibimos, lo derramemos nosotros en oleadas de servicio, de vida, de entrega, de enriquecimiento y de ayuda a los demás.




             


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