martes, 13 de junio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 12/06/2017




Lunes 12 Junio
Oficio de la S.

Os 11,1.3-4.8(-9 
/ Sal Is 12,2-6 / Ef 
3,8-12.14-19 / in 
19,31-37




Sagrado Corazón 
de Jesús, s.

Juan de Sahagún; 
León III; Gaspar Luis 
Bertoni

PALABRA:
Juan 19,31-37
En aquel tiempo, los judíos, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza, le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron».

«Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío»
La fiesta del Sagrado Corazón de Jesús tiene un sabor especial, una emoción intimista. Contemplamos a Cristo muerto en la cruz, imagen de todas las víctimas del mundo. Contemplamos su Corazón, reventado de amor. Y recordamos hoy algunas de las promesas del Sagrado Corazón: primera, les daré todas las gracias necesarias a su estado; segunda, pondré paz en sus familias; tercera, les consolaré en sus penas; cuarta, seré su refugio seguro durante la vida y, sobre todo, en la hora de la muerte; quinta, derramaré abundantes bendiciones sobre todas sus empresas; sexta, bendeciré las casas en que la imagen de mi Corazón sea expuesta y venerada; séptima, lo pecadores hallarán en mi Corazón la fuente, el océano infinito de misericordia.



Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío. En Vos pongo mi esperanza. En Vos reclino mi cabeza. En Vos coloco inquietudes, ilusiones y esperanzas. 









lunes, 12 de junio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 11/06/2017


Domingo 11 Junio
X del T.O
2° del salterio
2Cor 3,75-4,1.3-6 /
Sal 84 / Mt 5,20-26
(o bien: He 11,21b-
26; 13,1-3 /Sal 97/

Mt 10,7-13)






5. Bernabé, m.o.
M' Rosa Molas;

Adelaida; Fortunato

PALABRA

Mateo 5,20-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si no sois mejores que los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Habéis oído que se dijo a los antiguos: "No matarás", y el que mate será procesado. Pero yo os digo: Todo el que esté peleado con su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano "imbécil", tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama "renegado", merece la condena del fuego. Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Con el que te pone pleito, procura arreglarte en seguida, mientras vais todavía de caminó, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último cuarto».

El trato con nuestro prójimo
«Si no sois mejores que los letrados y fariseos... —dice el Señor a sus discípulos—, no entraréis en el Reino de los cielos». Está enseñando los valores de su reino, en relación con el prójimo, partiendo del precepto general: «no matarás». Jesús aquilata al máximo esa relación con varios destellos: primero, respeto total al prójimo; segundo, no proferir palabras despectivas; tercero, eliminar enfados; cuarto, hacer brillar la bondad del corazón sobre cualquier enfrentamiento; quinto, no tener que acudir a los tribunales. Así plantea Jesucristo nuestra relación con el prójimo: apertura, acogida, respeto, tolerancia, diálogo, entendimiento. Se vislumbra en este pasaje cómo el Señor coloca en el horizonte de la humanidad el sentido fraternal de la historia.




Como Jesús, en el pozo de Sicar, también la Iglesia siente el deber de sentarse junto a los hombres y mujeres de nuestro tiempo, para hacer presente al Señor en sus vidas, de modo que puedan encontrarlo (Sínodo de Obispos, 2012).










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