Domingo 25 Junio
XII del TO.
4° del salterio
Gén 16,1-12.15-16
/Sal 105/ Mt
7,21-29
Guillermo de
Vercelli; Domingo
Henares; Orosia;
Máximo de Turín;
Próspero
PALABRA:
Mateo 7,21-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?". Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados". El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las . pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente». Al terminar Jesús,este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.
La regla de oro
Tras leer esta página del evangelio, podemos sacar y anotar en nuestra agenda del alma esta regla de oro: «Lo únic9 que vale es poner en práctica lo que dice Jesús». Porque es fácil la piedad sensible, pero rehuimos la piedad sacrificada. Es fácil sentirse cristiano, pero es difícil comportarse como cristiano. Es fácil todo ese mundo de los sentimientos, con los altares rebosantes de luces y de flores, con las mejores canciones religiosas de fondo, pero es difícil abrazar después al excluido, al débil, al necesitado. Es fácil sonreír, es difícil llegar después al tajo y ayudar a los segadores. Jesús nos advierte seriamente para que no coloquemos nuestra religiosidad en las devociones solamente, sino en las acciones que son fruto de nuestro amor y de nuestra entrega generosa.