martes, 27 de junio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 26/06/2017

Lunes 26 Junio
XII del T.O.
4º del salterio
Gén 17,1.9-10.15- 
22/Sa1127/Mt 
8,1-4




S. Pelayo, m.l. 
David de Tesalónica; 
Antelmo de Chignin; 
Josemaría Escrivá de 
Balaguer; José María 
Robles Hurtado


PALABRA:
Mateo 8,1-4
En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo sigue mucha gente. En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: «Señor, si quieres, puedes limpiarme». Extendió la mano y lo tocó, diciendo: «Quiero, queda limpio». Y en seguida quedó limpio de la lepra. Jesús le dijo: «No se lo digas a nadie, pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés».


La confianza del leproso
Aquel leproso nos representa a todos, porque todos somos leprosos. Todos sentimos las manchas del mal sobre la piel tensa de nuestras vidas. Todos necesitamos ser curados, atendidos, queridos e incorporados a la comunidad humana. Impresiona la confianza de aquel leproso y su oración sencilla, humilde y confiada: «Señbr, si quieres, puedes limpiarme». La primera virtud de la oración ha de ser la confianza. Creer en Jesús es confiar en Él, reconocerle como el Mesías, el Hijo de Dios. Y mostrarle esa confianza, en la seguridad de que nos hará el bien. La lepra simboliza la exclusión humana, el rechazo de los demás, la soledad personal, el aislamiento. Jesús nos abre las puertas de su corazón y nos integra en la comunidad, limpios, con la dignidad recobrada, alegres y dispuestos a caminar con ilusión.

Tu corazón se abría como una playa humilde, sin diques fabricados, y en la arena sumisa de tu carne el mar de Dios entraba enteramente. Así nosotros, Señor, queremos adentramos en Ti, para quedar limpios de nuestras lepras.

                                                                                                      




lunes, 26 de junio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 25/06/2017



Domingo 25 Junio
 XII del TO.
4° del salterio
Gén 16,1-12.15-16
/Sal 105/ Mt
7,21-29






Guillermo de
Vercelli; Domingo
Henares; Orosia;
Máximo de Turín;
Próspero

PALABRA:
Mateo 7,21-29
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «No todo el que me dice "Señor, Señor" entrará en el Reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. Aquel día muchos dirán: "Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre, y en tu nombre echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?". Yo entonces les declararé: "Nunca os he conocido. Alejaos de mí, malvados". El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las . pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se hundió totalmente». Al terminar Jesús,este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad, y no como los escribas.

La regla de oro
Tras leer esta página del evangelio, podemos sacar y anotar en nuestra agenda del alma esta regla de oro: «Lo únic9 que vale es poner en práctica lo que dice Jesús». Porque es fácil la piedad sensible, pero rehuimos la piedad sacrificada. Es fácil sentirse cristiano, pero es difícil comportarse como cristiano. Es fácil todo ese mundo de los sentimientos, con los altares rebosantes de luces y de flores, con las mejores canciones religiosas de fondo, pero es difícil abrazar después al excluido, al débil, al necesitado. Es fácil sonreír, es difícil llegar después al tajo y ayudar a los segadores. Jesús nos advierte seriamente para que no coloquemos nuestra religiosidad en las devociones solamente, sino en las acciones que son fruto de nuestro amor y de nuestra entrega generosa.


             




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