Martes 27 Junio
XII del T.O.
4° del salterio
Gén 18,1-15/Sal
Lo 1,46-55 / Mt
8,5-17
S. Cirilo de
Alejandría, m.l
Na Sra. del Perpetuo
Socorro; Arialdo;
Ladislao
PALABRA:
Mateo 8,5-17
En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole: «Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho». Jesús le contestó: «Voy yo a curarlo». Pero el centurión le replicó: «Señor, no soy quién para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y ' va; al otro: "Ven'; y viene; a mi criado: "Haz esto'; y lo hace». Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes». Y al centurión le dijo: «Vuelve a casa, que se cumpla lo que has creído». Y en aquel momento se puso bueno el criado. Al llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles. Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: «Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades».
La fe de aquel centurión
Impresionante la fe de aquel centurión, extranjero, militar de graduación, de las tropas de ocupación. Impresionante la humanidad y la cercanía de Jesús: primero, quiere ir a su casa, en un hermoso gesto de cercanía y de amistad; segundo, le concede lo que le pide; tercero, lo elogia hasta decir que tiene más fe que cualquier judío.' El centurión nos muestra una fe sin límites en Jesús. Es la fe-confianza que se derrama en latidos de adhesión a la palabra. ¡Cómo nos enseña este hombre a vivir nuestra fe! Poco importa lo que seamos, los cargos que ostentemos, ya que lo que nos acerca de verdad al Señor es nuestra confianza•en su palabra, nuestra sencillez y nuestra humildad. Jesús percibe el afecto de aquel hombre por su criado y le corresponde con la misma moneda.