Miércoles 05 Julio
2° del salterio
Ez 2,2-5 / Sal 122
/ 2Cor 12,7-10/
Mc 6,1-6
Antonio María
Zaccaria; Guillermo
de Hirsau; Filomena;
Numeriano
Ezequiel 2,3-5
En aquellos días, el espíritu entró en mí, me puso en pie, y oí que me decía: «Hijo de Adán, yo te envío a los Israelitas, a un pueblo rebelde que se ha rebelado contra mí. Sus padres y ellos me han ofendido hasta el presente día. También los hijos son testarudos y obstinados; a ellos te envío para que les digas: "Esto dice el Señor". Ellos, te hagan caso o no te hagan caso, pues son un pueblo rebelde, sabrán que hubo un profeta en medio de ellos».
Salmo122
Nuestros ojos están en el Señor, esperando su misericordia.
2Corintios 12,7-10
Hermanos: Para que no tenga soberbia, me han metido una espina en la carne: un ángel de Satanás que me apalea, para que no sea soberbio. Tres veces he pedido al Señor verme libre de él; y me ha respondido: «Te basta mi gracia; la fuerza se realiza en la debilidad». Por eso, muy a gusto presumo de mis debilidades, porque así residirá en mí la fuerza de Cristo. Po'r eso, vivo contento en medio de mis debilidades, de los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte.
En aquel tiempo, fue Jesús a su pueblo en compañía de sus discípulos. Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada: «¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas, ¿no viven con nosotros aquí?». Y esto les resultaba escandaloso. Jesús les decía: «No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa». No pudo hacer allí ningún milagro, solo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se extrañó de su falta de fe. Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.
Esta es la pregunta: ¿por qué sus paisanos rechazan a Jesús? ¿Acaso no les trata bien ¿No les habla con claridad y sencillez? Ocurre igual en nuestra sociedad de hoy: ¿Cual es el mensaje de Jesucristo? El amor de Dios al hombre, la salvación de la humanidad, la construcción de un mundo mejor por más humano y por más cristiano. ¿Por qué entonces, el rechazo frontal? Sencillamente, aquellos paisanos suyos no descubren sus verdaderas señas de identidad, no le valoran, le miran a ras de tierra, no se fían ni confían en Él, le envidian en último término. Para descubrir a Cristo hace falta siempre una mirada limpia, sencilla, sincera. No podemos colocarlo entre los enredos de nuestros intereses, afanes y visiones rastreros de la vida.