Viernes 14 Julio
XV del T.O.
3° del salterio
Éx 2,1-15a / Sa168 /
Mt 11,20-24
S. Camila de
Lelis, m.
Francisco Solano;
Adela
PALABRA:
Mateo 11,20-24
En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: «¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al infierno. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».
¡Cómo duele el rechazo de Jesús!
¡Cómo duele a los primeros cristianos el rechazo de Jesús! De ahí, este texto que admite diversas interpretaciones. A nosotros debe servirnos para estar siempre dispuestos a la acogida del Señor. Uno de los grandes problemas puede ser el de los «corazones endurecidos». En ocasiones, podemos ser creyentes que han perdido la sensibilidad; cristianos que oyen pero no escuchan; que reciben dones y gracias pero que no reaccionan porque se les ha endurecido su corazón. Jesús nos preguntará también qué hicimos con sus dones, con sus gracias, qué hicimos con nuestras responsabilidades en bien del prójimo. El problema será nuestra respuesta y, sobre todo, esos «pecados de omisión» que tanta repercusión tienen en los demás. Serán muchos los que un día pueden reclamar las obligaciones y deberes que dejamos sin hacer.
La solidaridad no es solo un sentimiento o un festival o un cartel en el comedor. Hay que dar y darse: Sobre todo, cuando alguien pide con derecho nuestra ayuda, nuestro quehacer, nuestra obligación.