miércoles, 26 de julio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MARTES 25/07/2017




Martes 25 Julio
Oficio de la s.
He 4,33; 5,12.27-33;
12,2 /Sal 66 /
2Cor 4,7-15 / Mt
20,20-28








Santiago
Apóstol, s.
Cristóbal; Alberto;
Florencio; Valentina;
Mª del Carmen Sallés

PALABRA:
Mateo 20,20-28
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: «¿Qué deseas?». Ella contestó: «Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda». Pero Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?». Contestaron: «Lo somos». Él les dijo: «Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre». Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: «Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos».


Los valores que Jesús inculca a sus apóstoles
Jesús va haciendo que aquellos hombres, a los que ha elegido, sean sus apóstoles, conforme a su corazón. Y, por tanto, que sepan bien a qué se comprometen, cuáles son los valores de su reino. Por eso, insiste tanto en la humildad, cuando ellos buscan los primeros puestos; insiste tanto en la opción por la gente sencilla, por los excluidos sociales, cuando ellos hablan de sentarse en un trono; insiste tanto en la entrega servicial, cuando ellos discuten para saber quién es el más importante, cuando ellos pretenden escalar puestos y subir cotas de honores. Jesús corta de raíz la ambición de poder, estar sobre los otros, dominarlos y obligarlos a actuar de una manera determinada. Jesús se planta con firmeza ante aquellos deseos de dominio de sus apóstoles.



Señor, nosotros queremos ser tus discípulos, siguiendo tus pasos; viviendo y cumpliendo tu voluntad sobre cada uno de nosotros; realizando nuestro proyecto de vida. Queremos seguirte siempre, de tu mano, buscando los valores de tu reino.


            





martes, 25 de julio de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL LUNES 24/07/2017




Lunes 24 Julio 
XVI del T.O.
4° del salterio
Éx 20,1-17 /Sal 18/ 
Mt 13,18-23






S. Sarbelio 
Makhluf, m.l. 
Cristina; Cunegunda; 
Sisenando; Bta.
Mª del Pilar de S. 
Francisco de Borja


PALABRA:
Mateo 13,18-23
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Vosotros oíd lo que significa la parábola del sembrador: Si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino. Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que la escucha y la acepta en seguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, sucumbe. Lo sembrado entre zarzas significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas la ahogan y se quéda estéril. Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ese dará fruto y producirá ciento o sesenta o treinta por uno».


Un saco, diez sacos, cien sacos
Jesús explica a sus apóstoles esta parábola. Es extraño, porque las parábolas se comentan por sí solas. No quiero comentar los primeros casos, que se pueden entender mejor, sino el último. En efecto, la semilla es buena y es la misma la que se siembra, pero el fruto depende de muchas cosas. Depende de la calidad de la tierra. Todos conocemos cristianos generosos y cristianos reservados, cristianos ilusionados y otros retraídos, cristianos emprendedores y otros que van a remolque. Depende también de las lluvias. La sequía se puede manifestar en largos períodos de una oración débil y debilitada, en problemas que secan la fuente de la ilusión y del optimismo. La sequía se puede manifestar en largos períodos de rutinas y de cansancios añadidos. Depende también la cosecha de la mano del labrador, de su sabiduría para abonar y escardar a tiempo. Jesús nos advierte que el fruto varía: en unos casos producirá ciento, en otros sesenta, en otros treinta por uno. No podemos despreciar al que produce menos, porque nadie es dueño de su futuro y nadie tiene las mismas fuerzas para afrontar la vida. Lo importante es que demos fruto. Lo importante es.que ese fruto lo pongamos para el bien y el servicio de la comunidad. El que tenga oídos, que oiga.












cultivarseescrecer Chanel