viernes, 11 de agosto de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 10/08/2017


Jueves 10 Agosto
Oficio de la F 
2Cor 9,6-10 / 
Sa1 111/
In 12,24-26








S. Lorenzo, f. 
Paula; Btos. Juan 
Martorell y Pedro 
Mesonero

PALABRA:
Juan 12,24-26
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará».



La fuerza dé los testigos
Jesús nos descubre la fuerza del grano de trigo que muere bajo la tierra y nos ofrece después la espiga; la grandeza del que da su vida en el martirio, del que entrega su vida por los demás, sin guardársela para sí, en aras de sus propios intereses.. Hoy celebramos la fiesta de mi parroquia de San Lorenzo, en Córdoba, de la que el santo de la parrilla —así sufrió el martirio, según la tradición—, es titular. Un día hermoso para la comunidad parroquial que eleva su mirada a las alturas para contemplar el ejemplo de san Lorenzo, diácono, quien proclamó su fe ante el emperador Valeriano, y ofreció su vida en defensa de los más pobres, los verdaderos tesoros de la Iglesia. Jesús nos invita a «dar la vida», a «entregar nuestra vida» para que pueda ofrecer los mejores frutos.


San Lorenzo mártir, cuya vida contemplamos hoy y cuyo ejemplo admiramos, especialmente en la parroquia cordobesa que lleva tu nombre. ¡Nos quedamos extasiados ante tu ejemplar testimonio de fe y ante tu defensa de los más pobres y necesitados! Intercede por nosotros ante el Señor Jesús.





jueves, 10 de agosto de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL MIÉRCOLES 09/08/2017

Miércoles 09 Agosto
3° del salterio
1Re 19,4-8 /Sa133 
/ Ef 4,30-5,2 Jn 
6,41-51




Teresa Benedicta
de la Cruz; Fermo
y Rústico; Cándida
María de Jesús;
Mariana Cope
de Molokai; Bto. 
Florentino Asensio


PALABRA:
1Reyes 19,4-8
En aquellos días, Elías continuó por el desierto una jornada de camino, y, al final, se sentó bajo una retama y se deseó la muerte: «¡Basta, Señor! ¡Quítame la vida, que yo no valgo más que mis padres!». Se echó bajo la retama y se durmió. De pronto un ángel lo tocó y le dijo: «¡Levántate, come!». Miró Elías, y vio a su cabecera un pan cocido sobre piedras y un jarro de agua. Comió, bebió y se volvió a echar. Pero el ángel del Señor le volvió a tocar y le dijo: «Levántate, come, que el camino es superior a tus fuerzas». Elías se levantó, comió y bebió, y, con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.




Salmo 33
Gustad y ved qué bueno es el Señor.







Efesios 4,30-5,2  
Hermanos: No pongáis triste al Espíritu Santo de Dios con que él os ha marcado para el día de la liberación final. Desterrad de vosotros la amargura, la ira, los enfados e insultos y toda la maldad. Sed buenos, comprensivos, perdonándoos unos a otros como Dios os perdonó en Cristo. Sed imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros a Dios como oblación y víctima de suave olor.  



Juan 6,41-51
En aquel tiempo, los judíos criticaban a Jesús porque había dicho: «Yo soy el pan bajado del cielo», y decían: «¿No es este Jesús, el hijo de José? ¿No conocemos a su padre y a su madre? ¿Cómo dice ahora que ha bajado dél cielo?». Jesús tomó la palabra y les dijo: «No critiquéis. Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre que me ha enviado. Y yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: "Serán todos discípulos de Dios". Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende viene a mí. No es que nadie haya visto al Padre, a no ser el que procede de Dios: ese ha visto al Padre. Os lo aseguro: el que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron en el desierto el maná y murieron: este es el pan que baja del cielo, para que el hombre coma de él y no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo».

¡Qué mensajes tan hermosos! 
¡Cuántos y qué bellos los mensajes de este pasaje evangélico! Primero, Cristo es nuestro pan de vida; segundo, al recibirle «el hombre se convierte en Dios»; tercero, el camino para acercarse a Dios es el camino que Dios hizo para acercarse al hombre: humanizarse; cuarto, la comunión del Cuerpo de Cristo es alimento de vida, de resurrección, porque el que coma de este pan vivirá para siempre. Jesús anuncia la Eucaristía, su presencia real en medio de nosotros, ofreciéndose como el verdadero alimento que nos «diviniza», que nos da la verdadera vida. Lástima que algunos de aquellos que escucharon al Señor se alejaran de Él sin entenderle. Como puede ocurrir a muchos cristianos de hoy que se alejan de los sagrarios, sin encontrar un minuto para estar con Jesús, para alimentarse con su Cuerpo y con su Sangre. 

Señor, danos tu pan de vida; aliméntanos con tu Cuerpo y con tu Sangre. Te prometemos visitarte en los sagrarios, estar contigo en diálogo entrañable y confiado, recibirte en la sagrada comunión, anticipar un buen puñado de resurrecciones urgentes en nuestras vidas. 


            




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