domingo, 13 de agosto de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 12/08/2017




Sábado 12 Agosto
XIX del TO.
3º del salterio
Dt 34,1-12 /5a165/
Mt 18,15-20






Sta. Juana 
Francisca de
Chantal, m.l
Bto. Inocencio XI; 
Bto. Isidoro Bakanja; 
Bta. Victoria Díez

PALABRA:
Mateo 18,15-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un gentil o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».



Corregir es perdonarse mutuamente
Jesús plantea el perdón desde la relación fraterna de unos con otros. No se trata de «ir echando broncas a los demás, reprendiendo y corrigiendo», sino de «ir con los brazos abiertos de par en par para perdonarse siempre unos a otros». Tampoco se trata solamente de confesar nuestro pecado para reconciliarnos con Dios, tras la ofensa al prójimo, sin mover un dedo para acercarnos a ese prójimo de nuevo, o para recibirle y abrirle cuando llame a la puerta de nuestro corazón. La Iglesia tiene que ser una comunidad sana, que vive en armonía, y en la que no tiene sentido el enfrentamiento, la ofensa, la descalificación, la división. Somos una familia, nos sentamos a la misma mesa, compartimos el mismo pan, junto a la presencia del Señor, que extiende sus brazos a todos.




«¿Es tu Dios una excusa para dividir ala gente: los míos y los demás?», se preguntaba en sus versos el poeta. Gran error. Dios une siempre, abraza siempre. El abrazo de Dios engendra en nosotros nuevos abrazos.







             





sábado, 12 de agosto de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 11/08/2017





Viernes 11 Agosto
XIX del TO.
3° del salterio
Dt 31,1-8 /Sal Dt
32,3-12 / Mt 18,1-
5.10.12-14





S. Clara de Asís.
m.o.
Susana; Cristina; 
Digna; Rufino; Bto.
Mauricio Tornay

PALABRA
Mateo 18,1-5.10.12-14
En aquel momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es el más importante en el Reino de los cielos?». Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo: «Os aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el Reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ese es el más grande en el Reino de los cielos. El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. ¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en el monte y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, os aseguro que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Lo mismo vuestro Padre del cielo: no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños».


Descubrir el tesoro
¡Qué diferencia entre los tesoros humanos y los tesoros divinos! Los discípulos comienzan con su escala de valores: «la importancia de ser importantes, de recibir honores y prebendas, de ocupar los primeros puestos, la buena imagen, el buen nombre, la dignidad, los cargos que ofrecen brillantez». Para Jesús, en cambio, no vale esta tabla de valores. Jesús plantea y ofrece con la imagen del niño pequeño otra escala: «abajarse», «hacerse también pequeños». El reino de los cielos será para los «pequeñuelos», para los pobres, para los que ponen su confianza en el corazón de Dios. Desmonta la escala de los «valores» del mundo y propone la sencillez y la humildad.


Como cristianos no podemos permanecer indiferentes ante la secularización de un mundo que se aleja de Dios, que busca honores y poder, que desprecia a los sencillos, que aprisiona conciencias. Hemos de ofrecer vida, ejemplo, testimonio, la humilde luz de la antorcha de nuestra fe.







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