Sábado 19 Agosto
XX del T.O.
4º del salterio
Joe 9,6-15 /Sa120 /
Mt 20,1-16
S. Juan Eudes y
S. Ezequiel
Moreno, m.I.
Jordán de Pisa;
Bernardo Tolomei;
Bartolomé de Simeri
PALABRA
Mateo 20,1-16
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El Reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo: "Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido". Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: "¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?". Le respondieron: "Nadie nos ha contratado". Él les dijo: "Id también vosotros a mi viña". Cuando oscureció, el dueño de la viña dijo al capataz: "Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros". Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, penaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Entonces se pusieron a protestar contra el amo: "Estos últimos han trabajado solo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno". El replicó a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?". Así, los últimos serán los primeros- y los primeros los últimos».
Jesús favorece a los débiles
La lectura de esta parábola casi siempre enciende nuestras preguntas sobre la justicia y la injusticia. Aquel propietario paga a todos justamente, paga lo convenido. La clave está en la actitud de su corazón hacia los más débiles. No se trata de quebrantar las leyes de la justicia sino de ensanchar el campo de la ayuda a los que más lo necesitan. Por encima de la relación patronal, el Señor establece la relación paternal. La bondad de Dios nos desconcierta muchas veces, pero cautiva nuestro corazón.