XX del TO.
4º del salterio
Rut 1,1.3-6.146-
16.22 / Sal 145 / Mt
22,34-40
S. Pío X, m.o.
Alejandro Hales;
Sidonio; Bta. Victoria
Rasoamanarivo
PALABRA:
Mateo 22,34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?». Él le dijo: «"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser". Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: "Amarás a tu prójimo como a ti mismo". Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas».
El amor a nuestro prójimo
Ante la cantidad de preceptos y de prohibiciones que existían, era lógico que los fariseos formularan a Jesús la pregunta, aunque, como siempre, lanzada con otras intenciones: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?». Jesús responde citando el texto del Deuteronomio, pero añadiendo un segundo mandamiento: el amor al prójimo. Jesús quiere decir: «El amor al prójimo es igual de importante que el amor a Dios». Y el amor a Dios es inseparable det amor a los demás. ¡Cuántas persecuciones, condenas y muertes, en nombre de Dios! Ese amor al prójimo tendrá siempre tres hermosas características: la primera, la motivación, el hecho de descubrir la imagen y el rostro de Dios en nuestros hermanos; la segunda, la universalidad, ya que nadie queda excluido; la tercera, la eficacia, un amor que se traduce en obras concretas.