Lunes 28 Agosto
XXI del T.O.
1a del salterio
1Tes 4,1-8 / 5a196 /
Mt 25,1-13
S. Agustín, m.o.
Alejandro de
Constantinopla;
Fortunato; Bto.
Junípero Serra; Bto.
Aurelio de Vinalesa
Mateo 25,1-13
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el Reino de los cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuza de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo! Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero la sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis". Mientra iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos". Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco': Por tanto velad, porque no sabéis el día ni la hora».
Lo importante es el banquete de bodas
La parábola nos desconcierta: todos nos fijamos en la necesidad de la vigilancia como si el «cristianismo» fuera algo parecido a una disciplina militar, en la que, Io que de verdad importa, es una «guardia» firme, atenta, bien organizada. Pero en esta parábola el argumento central es el banquete, la gran metáfora del Reino de los cielos. En la silueta del «novio» se recorta la persona de Jesucristo, que nos llama, no invita y nos espera. ¿Quiénes van a entrar en el banquete? Los que están preparados los que lo desean, los indigentes, los necesitados, los sencillos, los humildes. Esos so los que están representados, como «metáfora viva», en las doncellas prudentes. La vida es fiesta, cuando vivimos los valores del reino.