domingo, 10 de septiembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 09/09/2017


Sábado 09 Septiembre
XXIII del T.O.
3º del salterio
Col 3,1-71 /Sal 144 
/ Lc 6,20-26






S. Pedro Claver, 
ml.
María de la Cabeza; 
Nª Sra. de Aránzazu; 
Audomaro; Bta.
Ángela Salawa


PALABRA:
Lucas 6,20-26
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas».


¡Dios nos ofrece el motor del cambio!
Las bienaventuranzas nos plantean siempre la lucha entre el «ser».y el «tener»; entre «las cosas» y «las personas»; entre lo «humano» y lo «material». El reino de Dios es la fuerza que puede cambiar este mundo, porque el mundo no se cambiará por el poder, por la lucha entre los pueblos y naciones, por el dinero, por los sistemas económicos, por la mejor planificación técnica de todas las posibles. El mundo será transformado por la acción de Dios, por los valores de su reino. Y el verdadero motor no se centra en «los bienes materiales» sino en «el corazón de las personas». Ahí es donde actúa Dios, a través de «la fuerza que viene de lo Alto». Con este planteamiento nos dará gusto leer y releer las bienaventuranzas porque iremos descubriendo la diferencia entre «el ser» y «el tener», entre «una persona» y «una cosa», entre «un corazón» y «una espada».



¡No se puede servir a dos señores: al pueblo y al poder, al Reino y al sistema, al Dios de Jesucristo y al diablo del dinero! ¡Danos, Señor, el poder de tu Palabra y la fuerza de tu gracia para seguir caminando!









sábado, 9 de septiembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 08/9/2017 DIA DE LA CARIDAD DEL COBRE




Viernes 08 Septiembre
Oficio de la F.
Miq 5,1-40 (o bien:
Rom 8,28-30) /Sal 12
/ Mt 1,1-16.18-23







Natividad de la
Virgen María f.
Nª Sra. de Covadonga;
Adrián; Bto. Federico
Ozanam



PALABRA:
Mateo 1,1-16.18-23
Genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán. Abrahán engendró a Isaac, Isaac a Jacob, Jacob a Judá y a sus hermanos. Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés a Esrón, Esrón a Aram, Aram a Aminadab, Aminadab a Naasón, Naasón a Salmón, Salmón engendró, de Rahab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed a Jesé, Jesé engendró a David, el rey. David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón a Roboan, Roboan a Abías, Abías a Asaf, Asaf a Josafat, Josafat a Joran, Joran a Ozías, Ozías a Joatán, Joatán a Acaz, Acaz a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés a Amós, Amós a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia. Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel a Zorobabel, Zorobabel a Abiud, Abiud a Eliaquín, Eliaquín a Azor, Azor a Sadoc, Sadoc a Aquin, Aquin a Eliud, Eliud a Eleazar, Eleazar a Matán, Matán a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Emmanuel, que significa "Dios-con-nosotros"».


Señora y Madre nuestra, acógenos en tu regazo para que sintamos así tu protección y tus caricias. Repítenos ese«sí» que salió de tus labios, aceptando la voluntad de Dios, que realizaste con fidelidad y encanto, a lo largo de tu vida.

                                                                                                                 











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