domingo, 17 de septiembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 16/09/2017

Sábado 16 Septiembre
XXIV del TO.
4° del salterio
1Tim 3,14-76 /Sal 
110/Lc 7,37-35





S. Cornelio y S. 
Cipriano, m.o.
Víctor III; Eufemia; 
Rogelio y Servideo; 
Juan Macías;
Ludmila

PALABRA:
Lucas 7,37-35
En aquel tiempo, dijo el Señor: «¿A quién se parecen los hombres de esta generación? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: "Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis". Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: "Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de publicanos y pecadores". Sin embargo, los discípulos de la sabiduría le han dado la razón».

Conjuntar los dos caminos
Está claro que Jesús nos habla de dos caminos con la parábola de los niños: el camino de la renuncia personal de todo, del sacrificio heroico, y el camino de una humanización que nos hace contemplar la vida como una gozosa convivencia de todos. Juan el Bautista es el prototipo del camino duro, en su forma de vestir, de vivir, de relacionarse. Jesús en cambio nos ofrece el camino de una vida más humana, de una mayor relación entre todos, en la que la convivencia desemboca en felicidad. El Bautista se aleja y se marcha al desierto; Jesucristo se acerca, entra en las casas, comparte la comida, asiste a las bodas. La clave está en «conjuntar» los dos caminos. Hace falta la austeridad del Bautista y su comportamiento ejemplar para adentrarse después, en la caravana que nos exigirá entrega al prójimo, desde la propia renuncia y desde el sacrificio. -


Señor, haz que saboreemos la vida, abiertos a la convivencia, al diálogo, conectados con la realidad, con los gozos y angustias del mundo, sabiendo que la clave está en Ti, Señor, que nos enseñas la gran asignatura del verdadero amor.


             



sábado, 16 de septiembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 15/09/2017


Viernes 15 Septiembre
XXIV del TO.
4º del salterio
1Tim 3,1-13 /Sal 100
/Lc 7,11-17 (o bien:
Heb 5,7-9 /Sa130 /In
19,25-27 [Lc
2,33-35])






Na Sra. de los
Dolores, m.o.
Na Sra. del Camino;
Catalina; Nicomedes


PALABRA:
Lucas 7,11-17
En aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba. Al verla el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores». Se acercó al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!». El muerto se incorporó y empezó a hablar, y Jesús se lo entregó a su madre. Todos, sobrecogidos, daban gloria a Dios, diciendo: «Un gran Profeta ha surgido entre nosotros. Dios ha visitado a su pueblo». La noticia del hecho se divulgó por toda la comarca y por Judea entera.


«A ti te lo digo, ¡levántate!»

La escena es conmovedora. En Naín ha muerto un joven, hijo de una mujer viuda. Jesús se acerca al entierro, al oír el griterío de las plañideras. Vemos los compases de la actuación del Señor, que se repiten constantemente en el desarrollo de su misión: primero, ese «no llores» a la pobre mujer, para consolarla; segundo, la solución eficaz al problema real: «joven, a ti te lo digo, ¡levántate!»; tercero, la generosidad y el enriquecimiento personal que Jesús busca y ofrece siempre: «se lo entregó a su madre». El cristianismo, en su entraña más viva, busca la solución de nuestros problemas, a través del amor. Dios quiere que seamos felices, que no tengamos hambre, que curemos nuestras enfermedades, que nos relacionemos como hermanos. Dios ofrece vida, salud, salvación, esperanza, solución para todos los interrogantes de nuestra vida.



¡Levántanos, Señor, y resucítanos de nuestras muertes, de nuestras caídas, de tantas derrotas como llegan a nuestros pasos y a nuestro corazón! A tu voz, saldremos de esas cajas pequeñas que nos sepultan, donde todo es oscuridad, muerte y esclavitud. Queremos vivir y resucitar cada día.













cultivarseescrecer Chanel