sábado, 4 de noviembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL VIERNES 03/11/2017 DÍA DE SAN MARTÍN DE PORRES


Viernes 03 Noviembre
XXXI del T.O.
30 del salterio
Rom 12,5-16a / Sal
130/ Lc 14,15:24








S. Martín de
Porres, m.l.
Malaquías; Siblt;
Bto. Manuel Lozano
«Lolo»; Btó. Ruperto
Mayer

PALABRA:
Lucas 14,15-24
En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: «¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!». Jesús le contestó: «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado". Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor". Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor". Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir': El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos': El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio". Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa': Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete».



Dios nos invita siempre
Dios sale a nuestro encuentro y nos invita siempre: «Venid, todo está preparado...». A veces será a través de un- buen amigo, o a través de una persona desconocida, o de un paisaje luminoso, o de un acontecimiento extraordinario. Pero, acaso cuando menos lo esperamos, llegará Él y nos dirá: «Entra en mi banquete, siéntate en mi mesa, charlemos juntos, cuéntame tu vida y tus problemas...». Dios siempre libera, ilumina, levanta, alienta. Pero, en tantas ocasiones, no tenemos tiempo de escucharle; no encontrarnos un hueco para detenernos y hablar un rato con Él. Nadie queda excluido de las llamadas de Dios. Por eso, es tan importante saber escucharle y abrir nuestros oídos y nuestro corazón.



Señor, haz que siempre encuentre un hueco para detectar tu presencia, y un poco de tiempo para sentarme contigo, a tu lado, y escuchar tus palabras. ¡Tienes tantas cosas que decirme al oído y al corazón!



                 







viernes, 3 de noviembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 02/11/2017 DÍA DE LOS SANTOS DIFUNTOS


Jueves 02 Noviembre
Oficio de difuntos 
Jueves 4,7-15 /Sal 129 
/ 1Tes 4,13-14.17b
18 / In 11,17-27 
(otras lecturas en el 
Leccionario VIII)




Día de Todos los
Fieles Difuntos


PALABRA:
Juan 11,17-27
En aquel tiempo, cuando Jesús llegó a Betania, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado. Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá». Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo».


La muerte, el paso a la Vida
La visita a los cementerios, con el recuerdo de los seres queridos, es un pequeño gesto de fe, de esperanza y de amor. «Aquello por lo que hemos amado a una persona no muere jamás», y ese amor se hace presencia junto a los cipreses, se convierte en plegaria junto a los nichos y tumbas. La muerte, desde la orilla de la fe, es pascua y encuentro; «paso» a la Vida, a la plenitud de nuestras vidas en la intimidad con Dios, en palabras de san Juan Pablo II, y «encuentro» de lo que tanto se buscaba. «Morir solo es morir; morir se acaba. Morir es una hoguera fugitiva; es cruzar una puerta a la deriva. Y encontrar lo que tanto se buscaba», proclamó en sus versos J. L. Martín Descalzo. Las palabras más hermosas que se han pronunciado sobre la faz de la tierra brotan cada día de los labios de Jesús de Nazaret: «Yo soy la resurrección y la vida».


Señor, Tú siempre estás con nosotros, incluso en las noches oscuras, en la última noche, en la última soledad, en la que nadie puede acompañarnos, en la noche de la muerte... Tú siempre sales a nuestro encuentro.

                                                                                                                                                                                









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