sábado, 11 de noviembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 11/11/2017


Viernes 11 Noviembre
XXXII del TO.
4° del salterio
Sab6,1-11/5a181/
Lc17,11-19






San Martín de 
Tours, m.o. 
Bartolomé el Joven; 
Teodoro Estudita

PALABRA:
Lucas 17,11-19
Yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Cuando iba a entrar en un pueblo, vinieron a su encuentro diez leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían: «Jesús, maestro, ten compasión de nosotros». Al verlos, les dijo: «Id a presentaros a los sacerdotes». Y, mientras iban de camino, quedaron limpios. Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se echó por tierra a los pies de Jesús, dándole gracias. Este era un samaritano. Jesús tomó la palabra y dijo: «¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha vuelto más que este extranjero para dar gloria a Dios?». Y le dijo: «Levántate, vete; tu fe te ha salvado».


Nosotros, los leprosos
La escena nos invita a que también nosotros formemos parte de ella como leprosos. Nosotros, los leprosos de esta hora, con la piel del alma tantas veces cubierta de llagas. La lepra de la falsedad, del escándalo, del desamor. ¡Tantas lepras como cubren nuestra vida! Jesús se vuelca con los enfermos, centra su actividad en los pobres, en los necesitados, en la gente marginada. En el caso de la lepra, la bondad de Jesús se acentúa. Aquellos leprosos, rechazados por la sociedad, encuentran acogida en Jesús, y descubren en Él bondad, respeto, tolerancia y afecto. Pero el evangelio destaca en este pasaje, además de la curación de los leprosos, su ingratitud. Solo uno de ellos vuelve alabando a Dios, a grandes gritos. Acaso por egoísmo, por falta de reflexión, con frecuencia, no somos agradecidos, ni al Señor ni al prójimo. Agradecer es em prender caminos nuevos.





Señor, limpia nuestras lepras: la falta de amor, la ingratitud con nuestro prójimo, la falta de verdad y de entrega a nuestros ideales. Y haz que emprendamos la ruta del agradecimiento, es decir, de percibir siempre el bien que recibimos.





                   

viernes, 10 de noviembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL JUEVES 09/11/2017



Jueves 09 Noviembre
Oficio de la f.
Ex 47,1-2.8-9.12
(o bien icor 3,9c-
11,16-17)/Sa145 /
Jn 2,13-22




Ded.de la Basílica 
de Letrán, f.
Sra. María la Real 
de la AImudena;
Teodoro; Teodomiro



PALABRA:
Juan 2,13-22
Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre». Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora». Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: ¿Qué signos nos muestras para obrar así?». Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré». Los judíos replicaron: Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.


templo, lugar de tres encuentros
La fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán nos invita a fortalecer la unidad de la iglesia que se extiende por todo el mundo en la pluralidad, en comunión. Conocemos poco sobre la basílica de Letrán, pero al igual que cada obispo tiene su propia Catedral, su iglesia, que es la madre de todas las iglesias y parroquias de su diócesis, la de Roma también tiene su obispo y una iglesia propia: el obispo es el Papa y su Catedral es la basílica de San Juan de Letrán, cuya construcción se remonta al año 324 cuando fue consagrada por el papa Silvestre I. Jesucristo nos habla del templo de su cuerpo. Tenemos que llegar a Él, para descubrir el rostro de Dios. En Él sucede el verdadero encuentro entre Dios y el ser humano.




Señor, haz que descubramos el templo de tu presencia en medio de nosotros, y que descubramos también cada templo como lugar de un triple encuentro: Contigo, con los hermanos, con nosotros mismos.








                 



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