lunes, 20 de noviembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL DOMINGO 19/11/2017


Domingo 19 Noviembre
XXXIII del TO. 
1º del salterio
1Mac 2,15-29 / Sal
49 / Lc 19,41-44





Abdías; Rafael 
de S. José Kalinowski

PALABRA:
Lucas 19,41-44
En aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, le dijo llorando: «¡Si al menos tú comprendieras en este día lo que conduce a la paz! Pero no: está escondido a tus ojos. Llegará un día en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el momento de mi venida».


Jesús inaugura ún nuevo culto
En este texto evangélico nos encontramos a Jesús vaticinando y profetizando la destrucción de la ciudad santa y, con ella, la desaparición del templo. Está claro que Jesús inaugura un nuevo culto: la verdadera adoración a Dios no será el culto ligado a un edificio, a un templo de piedra, sino el culto «en Espíritu y verdad». Jesús no ofrece a Dios un culto ritual, sino que se ofrece a sí mismo en su existencia toda. San Pablo lo proclamará con fuerza en la Carta a los hebreos: «No os olvidéis de la solidaridad y de hacer el bien, que tales sacrificios son los que agradan a Dios». Contentarnos solamente con nuestra presencia en las naves del templo, asistiendo y participando en las solemnidades litúrgicas, sería quedarnos a mitad de camino. Es nuestra vida la que cuenta para el Señor, el ofrecimiento de nuestra persona a su voluntad, a lo que quiere de nosotros.



Esta es la experiencia fundamental del apóstol: conocer a Cristo es amarlo y seguirlo en la concreta y ordinaria vida cotidiana. Mira si eres fiel a ese propósito de tratarlo y de vivir con Ellos momentos —difíciles y fáciles— de tu jornada.







domingo, 19 de noviembre de 2017

CULTÍVATE CON LA PALABRA QUE ES VIDA DEL SÁBADO 18/11/2017


Sábado 18 Noviembre
XXXIII del TO.
1º del salterio
2Mac 7,1.20-31 /Sal 
16 / tc 19,11-28 (He 
28,11-16.30-31 /
Sal 97 / Mt 14,22-33)






Ded. de las 
Basílicas de S. 
Pedro y S. Pablo, m.l.
Filipina Rosa; Fredián

PALABRA:
Lucas 19,11-28
En aquel tiempo, dijo Jesús una parábola; el motivo era que estaba cerca de Jerusalén, y se pensaban que el reino de Dios iba a despuntar de un momento a otro. Dijo, pues: «Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después. Llamó a diez empleados suyos y les repartió diez onzas de oro, diciéndoles: "Negociad mientras vuelvo". Sus conciudadanos, que lo aborrecían, enviaron tras él una embajada para informar: "No queremos que él sea nuestro rey". Cuando volvió con el título real, mandó llamar a los empleados a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno. El primero se presentó y dijo: "Señor, tu onza ha producido diez". Él le contestó: "Muy bien, eres un empleado cumplidor; como has sido fiel en una minucia, tendrás autoridad sobre diez ciudades". El segundo llegó y dijo: "Tu onza, señor, ha producido cinco': A ese le dijo también: "Pues toma tú el mando de cinco ciudades". El otro llegó y dijo: "Señor, aquí está tu onza; la he tenido guardada en el pañuelo; te tenía miedo, porque eres hombre exigente, que reclamas lo que no prestas y siegas lo que no siembras". Él le contestó: "Por tu boca te condeno, empleado holgazán. ¿Conque sabías que soy exigente, que reclamo lo que no presto y siego lo que no siembro? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses': Entonces dijo a los presentes: "Quitadle a este la onza y dádsela al que tiene diez". Le replicaron: "Señor, si ya tiene diez onzas': "Os digo: 'Al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene: Y a esos enemigos míos, que no me querían por rey, traedlos acá y degolladlos en mi presencia"». Dicho esto, echó a andar delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.




Señor, en los momentos de lucha, fortalece nuestro' corazón y nuestros pasos. Y que esos momentos, cuando' lleguen, nos encuentren contigo, llevándonos de tu mano.









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